El negocio del sexo, una cuestión de familia
* Una investigación de Gustavo Cobos con la tutoría periodística de Daniel Santoro y editado por el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA).
Cómo operan las redes prostibularias de Tucumán
Los focos rojos en la puerta indicaban que no eran bares como cualquier otro. Durante años, los prostíbulos tucumanos convivieron como una postal más de la ciudad y a pesar de las prohibiciones legales actuaban sin tapujos. No existía la clandestinidad, aunque sí la complicidad política y judicial para que funcionaran. Basta analizar a las principales organizaciones que operaron en la provincia para descubrir que se trataba de negocios familiares, manejados por una pareja que involucraban a hijos, hermanos, primos o sobrinos.
Esta investigación desnuda el manejo de las tres grandes redes prostibularias de Tucumán, que funcionaron hasta hace poco tiempo. La Justicia Federal avanzó con el procesamiento de dos de estas organizaciones. Hoy los burdeles se han camuflado en “departamentos privados”, luego del juicio oral por la desaparición de María de los Ángeles “Marita” Verón.
Los especialistas afirman que hay más de 40 casas o departamentos en los que hay mujeres prostituidas, y crecieron los servicios de desnudistas o “masajistas” a domicilio. Sólo el 20 % trabajaría por su cuenta, de acuerdo a una estimación de la división Trata de Personas de la provincia. El resto debe rendir a un proxeneta lo que obtiene con el comercio sexual.
Las tres organizaciones investigadas, denominadas Crillón, California y JC, tienen varios puntos en común: encontraron en la noche y el sexo un combo perfecto para su negocio, están integradas por miembros de una familia, y tienen o tuvieron, conexiones que les permitieron obtener habilitaciones y evitar clausuras.
Para acceder al material completo elaborado por Gustavo Cobos acceder a este link.