Pantalla Pinamar 2017 día 5: El ataque de los precios asesinos y una película brillante
La ciudad va perdiendo turistas en recambio con periodistas, especialistas e invitados especiales. El festival llegó a la mitad de su desarrollo y todavía faltan varias sorpresas.
Acabo de descubrir por qué sentía que la puerta del gimnasio del hotel me remitía a la chimenea que acosaba a Macaulay Culkin en Mi pobre angelito. Está cerrado. Y la oscuridad pasa a través de del vidrio contrastando con la luz del pasillo. Es monstruoso. También puede que los conservantes de los camarones ingeridos ayer tengan efectos alucinógenos. Uno pensaba que parte de los comerciantes habían entendido esto de la crisis y que hay que venderle al turista, no robarle. Evitar la idea de comprarse un yate con el margen que dejan tres platos de ravioles. Pero no. Lentamente vamos viendo esa extraña burbuja. Pinamar es a la Costa Argentina lo que Milan a Italia. Un alfajor del diámetro de la tapa de la espuma de afeitar: $40. Un plato con 7 ñoquis con salsa (que acá y en Palermo se llaman Gnoquis a la FRTI#€&KTJY%=S*¨^XRtk) $290!! Un lavado de ropa en Lave-Rap $100. Ocupación en Pinamar esta temporada que finalizó: 60% con suerte. Hay gente que se agarra la cabeza por acá. Diga que volvió el fútbol sino; hasta el canillita andaría preocupado.
Diez de la mañana. El desayuno fue lo más cercano a ver una de Chaplin. Así nos fue en la digestión, lo cierto es que nuevamente llegamos justito cuando la Embajadora de Rumania Carmen Podgorean, la Agregada Cultural Sena Latif y el Director del Archivo Nacional de Películas Mihai Ulger comenzaban su exposición sobre la realidad comercial del cine en Rumania, tal vez uno de los países más mimados por la crítica en estos años. Acá lo aman. Bien, Rumania estabilizó su producción en unas 25 películas al año. “La gente se siente orgullosa y festeja cuando una producción gana algún premio importante. Es como un orgullo futbolero allá, pero verlas nos las ve casi nadie” y luego agregó, “El estado subvenciona hasta un máximo del 50% del costo de una película. Las dos rumanas más taquilleras del año 2016 fueron dos comedias que llegaron a un promedio de 140.000 espectadores pero para recuperar su costo se necesitarían al menos 1.000.000 de tickets” Así y todo, algunos aspectos van mejorando y el cine rumano sigue siendo vanguardista.
Interesante y nutritiva fue la exposición de María del Carmen Vieites y Pablo de Vita sobre la historia y la tarea del Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken, incluyendo la historia de las sedes y anécdotas como la de la recuperación de varias tortas de “Sucesos Argentinos” rescatadas casi de la basura en la época de la dictadura. Más allá de la tarea de búsqueda, restauración y puesta en marcha del enorme atractivo visual (y no sólo audiovisual), ya hay un canal de You Tube al cual se va subiendo material de inapreciable valor. Es un viaje que vale la pena y comienza haciendo click en el link: www.youtube.com/channel/UCwP8iCtPwXkPGg0vJK53fRA
De la historia pasamos al placer de una gran película llamada Polina. Se hicieron presentes dos de los mejores coreógrafos del mundo que participaron con su talento en la construcción de los personajes de esta gran película. Angelin Preljocaj y Valérie Müller (entrenó a Juliette Binoche para este film) fueron clarísimos en sus conceptos sobre como la danza debía tener un recorrido físico pero también espiritual. Dejaron frases de colección de las cuales rescato la siguiente: “Todos tenemos la sensación de no haber vivido todas las vidas que se pueden vivir. Eventualmente hay que elegir entre agarrar para la izquierda o a la derecha y esa elección, es renunciar a todo lo que sucedería en el otro camino”
A continuación, toda la potencia y energía de Sergio Villanueva se sentó frente a nosotros para verter algunos conceptos sobre Los comensales. Una película en la cual el espectador es invitado a sentarse a la mesa con Silvia Abascal, Juan Diego Botto, Denise Despeyroux, Quique Fernández y Sergio Peris-Mencheta. La película, dividida en cinco claros actos (cinco instancias de almuerzo entre la entrada y el café) y es tal cual asistiésemos a un arco de vida entre el gen del artista y su estado emocional y profesional actual. Para los actores es como una pacífica catarsis que reconcilia con la decisión tomada y para cualquier otra profesión, una reivindicación sobre la valentía de dedicarse a lo que uno ama, cueste lo que cueste.
Para hablar sobre los premios Gleyzer 2017, tuvimos las tres aristas principales: Leonel de Agostino, profesor; Celina de Franco, la coordinadora del proyecto y una de las 9 ganadoras de este año Damaris Rendon. Este es sin dudas uno de los proyectos que mejor funciona en la estructura del INCAA habida cuenta de la buena cantidad de películas que resultan elegidas para pasar por la comisión y los títulos que ya han dado vueltas por el mundo con muy buenos elogios entre las cuales está la preciosa El invierno, estrenada este año y presente en el festival. Un presupuesto cercano a los dos millones y medio de pesos que parece escaso para la enorme tarea de federalizar las propuestas cinematográficas anuales. Aplausos para esta gran gestión.
El final fue para Australia y la presentación del protagonista de Matar Amando, Jerome Meyer. Andaba resfriado el hombre pero se las arregló para contar sobre la polémica de opinión que genera esta producción.
Apurados por el apetito, nos vamos a comer para iniciar la gran jornada cinematográfica de hoy.
Bellísimo paseo por la historia del cine, antes fue Fuera de la ley y ahora de Las campanas de Teresa, anteúltima película de Carlos Schliper y la primera y única en color que protagonizaría Laura Hidalgo junto al francés y bon vivant/gigoló Jorge Rivier. Un recorrido por un cine eminentemente romántico en todos sus sentidos.
Luego fue el turno de la primera película “de género” de esta edición. Una de terror por así decirlo, algo poco usual en la curación del festival. Así se presentó Sra Haidi con un protagónico jugado de María Leal.
La apertura de la segunda mitad del festival estuvo a cargo de la mejor película vista hasta ahora. Por lo menos de las 27 que vi (de 50 proyecciones). Se trata de un drama dispuesto en diversas capas emocionales en donde la culpa, la vergüenza, las conexiones tardías de los vínculos y la búsqueda de redención, ofician como estados latentes sobre los cuales se apoyan los personajes. En especial el de Mercedes Morán y el de Jorge Marrale quién presenta su mejor trabajo en la pantalla grande. Justo, medido, contenido, concentrado. Entregando pinceladas de lo que se conforma como una verdadera radiografía del dolor.
No hizo falta más. Ya vimos todo lo que se podía ver. Quedaba nomás bajar todo con comida alemana. Hasta luego.