Pantalla Pinamar 2017 Dia 9: Epílogo y camino de regreso
Pantalla Pinamar cierra otra exitosa edición con muy buena recepción, una programación excelente, una alfrombra roja por la cual pasaron Graciela Borges, Oscar Martínez, Jorge Marrale, Fernán Mirás y Luis Puenzo, entre otras visitas de actores, actrices y directores de todo el mundo. Así y todo, la falta de confirmación de la próxima edición del festival destiñeron injustamente la impronta de este encuentro.
Domingo… la sensación es la de haber recorrido un largo camino en el tiempo. Enorme. Un camino que dejó algunos puntos para reflexionar y repensar el futuro. Se pueden tener muchas miradas respecto de la organización de un festival. Para quien escribe, Pantalla Pinamar 2017 cumplió y cumple mútliples funciones. La primera es del orden social. Un festival que se desarrolla durante tanto tiempo le da identidad cultural al lugar en donde este ocurre, no solamente porque durante poco más de una semana el cine de la ciudad proyecta una selección de películas que lisa y llanamente acercan los espejos del planeta a los espectadores; sino porque la gigantesca comitiva de periodistas y especialistas, además de hablar de cine hablan de la ciudad. En el diario, en la web, en la tele y en la radio, el nombre de Pinamar se hace eco que rebota en forma de turistas que, a su vez, generan el movimiento vital para un partido eminentemente turístico.
Otra de las funciones es la de conectar al público y al periodismo una gran cantidad de profesionales del mundo del cine que enriquecen la experiencia de ver una película concatenándola con diversas realidades del mundo audiovisual que son difundidas a traves de cada profesional. Es funcional también por la cantidad de oportunidades y proyectos que surgen en cada encuentro. Actores, directores, distribuidores y productores tienen su momento germinal de futuros proyectos y eso también genera movimiento y consumo interno.
Como actor es difícil describir la sensación ambigua entre escuchar un montón de ideas, guiones u obras interesantes, pero pululando a la merced de profesionales cuya capacidad de comunicar deja dudas e incertidumbres en tanto su chance de concreción. Por ejemplo, en la noche inaugural, con la sala repleta de gente, no puede subir al escenario uno de los mas altos funcionarios del INCAA y decir: "No sé por qué me aplauden. No tengo nada para decir".
No tener nada para decir en este momento de la industria audiovisual, asusta. Es una frase funcional a confirmar que los miedos a que haya menos producción pueden ser reales. Había indicios claros antes del inicio. Yo no recuerdo una edición de Pantalla Pinamar que no haya tenido al presidente del INCAA al menos en la Gala Inugural y si sucedió, habrá sido excepcional pero con una justificación oficial. "Muchachos, el presidente del INCAA no vino porque está vendiendo cine argentino en Kuala Lumpur". "Fue un año duro 2016, el presidente está de vacaciones". Listo. Nos quedamos tranquilos porque salvo el Festival de cortos de Saladillo (del 11 al 13 de este mes) no tengo otro evento de exhibición cinematográfica en el país que justifique la ausencia en contraste con lo sucedido en ediciones anteriores de este encuentro.
Entre uno que no tiene nada para decir, sumado a otro que no sabe qué ni cómo decir, la cosa se potencia. Supongo que para el técnico que mueve un trípode, para los extras, pasando por todos los actores que se ponen en juego en una producción audiovisual, se trata de poder comprender cuales son los cambios, por qué estos se producen y cuál es el objetivo al que se apunta. En otras palabras es: saber, entender, porcesar la idea, y luego accionar desde el lugar al que a uno le toca.
A lo mejor estamos frente a genios de la gestión cultural. Gente que con su tecnocracia va a cambiar la historia de la producción audiovisual en Argentina y hay que darles tiempo para trabajar y entregar un container de paciencia para que el día de mañana seamos "Argenllywood". Eso no quita que su capacidad vaya acompañada por un entrenamiento adicional para poder contarla de manera simple. Explicar las cosas con manzanas.
Cuando se lanzaba un nuevo producto de Apple, el propio Steve Jobs (que de tecnología y términos específicos sabía un montón) contaba todo como si fuese un sueño. "Keep it simple" decía, y usaba términos que a los ciudadanos de a pie no nos costaba entender. En cuatro frases dejaba flotando ante el mundo que lo imposible es posible. Luego estaría en cada usuario ir más a fondo por su cuenta, pero se entendía todo. En INCAATV circula un spot afirmando que el nuevo Régimen General es una maravilla revolucionaria y federal. Listo. Dice eso. Un folleto en movimiento. En la página del INCAA hay un desarrollo de la idea y es cierto que es técnico pero entendible.
Link: www.incaa.gob.ar/promocion-a-la-industria/regimen-general-de-fomento/nue...
La página propulsa la comunicación on line con un link a una extranet en donde se pueden hacer varias consultas, obviamente si uno está registrado con CUIT y un email con lo cual no podemos ahondar en la información, pero esta fue una de las pocas novedades claras. De ahora en adelante si Ud está en Choele Choel y quiere presentar un proyecto para hacer una película; no tendrá (o no debería según esta idea) que viajar a Buenos Aires con una enorme carpeta. Simplemente ingresa su solicitud on line. Creo que lo expliqué bien, pero yo no soy funcionario del INCAA.
Dejemos esto por ahora. Yo tengo que vovler a Capital a hacer la difícil, comprometida y gratificante tarea de representar personajes que espejen a nuestra sociedad porque me dedico al arte de la representación todo enmarcado en la intención de vivir de lo que amo hacer.
El último día, como siempre, es un resumen de las proyecciones del festival. Yo recomiendo a los que puedan acercarse una vez más al Oasis 1 que no se pierdan Entre nosotras a las 12:05; Domingo sombrío a las 14:10 y Frantz a las 19:00. En la sala 2, sin duda alguna, Sandrini a las 16:40. Es decir, hoy queda en Pinamar, lo que queda siempre en un festival: El cine. Ese momento sublime que uno elige para sí mismo. Para entrar en la sala a enfrentar el enorme desafío de verse reflejado, o ver reflejada la sociedad de la cual uno es parte sin que esto signifique un acto solemne, todo lo contrario porque nunca se sabe por dónde llega la devolución de lo que somos.
El micro está al partir. ¿Puede ser que nunca estemos todos a tiempo para salir y volver a casa? Dijimos a las 12 che! Al final somos Los Campanelli del celuloide.
Con el ferviente deseo de volver a encontrarnos: Hasta el año que viene en Pantalla Pinamar 2018.