Bahía Blanca: La mitad de las plantas en jardines de infantes son tóxicas
Datos de una investigación de la Universidad del Sur revelaron que cerca de un cincuenta por ciento de las plantas que hay en las instituciones infantiles presentan grados de toxicidad importantes. La propuesta inmediata sería la señalización.
Enmarcada dentro un programa de voluntariado institucional, un grupo de investigación conformado por docentes y alumnos de la Universidad Nacional del Sur realizó un estudio que reveló que casi la mitad de las plantas que están en los jardines de infantes de la ciudad de Bahía Blanca son tóxicas.
Los datos obtenidos hasta ahora estipulan que el 57% de las especies ornamentales encontradas son inocuas, mientras que el 43% restante tienen cierto grado de toxicidad para el organismo.
Dentro de ese 43% existe una disticion aparte que implica que un 14% corresponde especies que producen fitodermatitis (lesiones cutáneas generadas por contacto con alguna parte del vegetal y que no causan daños graves); un 7% engloba a aquellas especies que generan problemas en las vías respiratorias (como reacciones alérgicas en el caso del polen); un 6% compuesto por especies con tejidos de cristales de oxalato de calcio (siendo irritante para la piel, mucosas, etc.); y un 16% correspondiente a plantas con toxinas que actuarían en caso de ingerir las mismas.
A partir de estos datos, proponen comunicar e informar sobre el tema ya sea a autoridades, padres y los mismos niños que acuden al establecimiento.
La investigación representa un aporte importante puesto que, más allá de tomar como casos a jardines de infantes, las especies también son comunes de la vía pública, como por ejemplo el conocido laurel rosa (Nerium oleander) que puede producir disminución de la frecuencia cardíaca, hipercalcemia, decaimiento y depresión respiratoria.
Las propuestas expuestas por los investigadores son varias y se destacan principalmente: no generar temor a los niños sino educarlos para que no se lleven a la boca partes de las plantas (hojas, flores) y fomentar el respeto por el medio natural; cercar o podar las partes bajas de las plantas tóxicas que están en tierra o canteros y al alcance de los niños; poner las macetas que contengan plantas tóxicas en lugares elevados, no retirar las plantas de los jardines.
En el proyecto, que comenzó el año pasado -y lleva analizado un 90% de los casos- y fue presentado por la legisladora Elsa Strizzi (FPV) declarándose de interés municipal en la Cámara Alta provincial, trabajan 7 docentes de Agronomía, Biología, Bioquímica y Farmacia, y 12 alumnos de Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Sur.