Maschwitz: Comenzó bailando y hoy representa a la Argentina en el kickboxing: “Peleé con hambre mi primer Panamericano”
Oriundo de un humilde barrio de Ingeniero Maschwitz, Fernando Llanos tiene 33 años y forma parte de la Selección Nacional de kickboxing, y en octubre viajará a El Cairo para disputar el Mundial WKF. Sin embargo, para llegar a este lugar debió transitar un camino de prejuicios y grandes esfuerzos.
por Aldana Farinelli
Con un comienzo atípico, Fernando tenía 18 años cuando fue becado por una Escuela de Danza sin saber nada de baile. Lo cierto es que solo sabía pelear, porque era lo que hacía desde chico: entrenar en su casa viendo películas de Van Damme. Hoy en día, ese comienzo lo transforma en una de las figuras más prometedores en su rubro, al poder aplicar las técnicas de baile para esquivar los golpes del deporte.
“Me gustaba la danza, me gustaba mucho y quise incursionar ahí. Fui a preguntar un día a Mariela, que es la dueña del lugar, porque era un chico que quería aprender, pero no tenía plata”, recordó.
Lo cierto es que quien lo becó conocía su historia: El padre de Fernando era no vidente y no podía cuidarlos. Su madre no estaba nunca y Fernando debía criarse solo.
Una vez que comenzó a bailar y compitió, Fernando salió Campeón Nacional en salsa y en Hip-Hop, a la vez que enfrentaba los prejuicios de ser bailarín.
“Era muy difícil y sobre todo del barrio dónde venía, hay que ver el contexto social y todo dónde uno está y decir que baila. Me pasaban situaciones en donde por ser bailarín y por discriminación y demás tuve que perfeccionar el deporte que a mi tambipén me gustaba, el Kick boxing”, contó.
Su amor por este deporte, surgió por su hermano, que le enseñó la disciplina desde pequeño. Tiempo después fue becado en la escuela Team Toro de Maschwitz y en su debut como deportista logró la marca de 20 peleas sin perder.
Estos resultados Fernando los atribuye a su primer amor: “La danza es muy difícil y hay que estar en una academia de baile practicando danza y sobre todo para competiciones, porque te pasas 4, 5 horas diarias ahí adentro. Hay que ser muy disciplinado, no podés salir, no podés tomar. Lo mismo hice en el kickboxing y dije “sii yo entreno acá como entreno en la danza yo soy campeón. Dicho y hecho”.
“Empezamos nuestras primeras peleas, nadie lo podía creer, me decían "no tires patadas raras" porque yo como bailarín puedo girar, tengo movimientos no convencionales para este deporte. La danza hizo que yo sea de lo más coordinado que hay en este deporte. Muy prolijo”, continuó.
¿Cómo siguió tu vida deportiva en ese entonces?
Las primeras 20 peleas, en cuatro meses, me caratularon como el “Mejor Amateur de Argentina 2015, libra por libra”. También fui campeón amateur argentino y en mi primera experiencia en un Panamericano en 2015 fui campeón.
¿Cuándo abandonaste el baile?
Decidí dejar el baile por este deporte, justamente porque el baile me gustaba mucho, pero soy un alma inquieta y siempre tuve el sueño de ser campeón luchando. Ese era mi verdadero sueño, estar en un mundial y representar a la Argentina no importa en qué deporte.
Después de estas 20 peleas, ¿Cuándo te pusiste el Mundial como meta?
Cuando empecé después en octubre fue el segundo Panamericano en Argentina de la versión WKF. En esos días yo era vendedor de una concesionaria de autos. Me iba re mal vendiendo, porque me la pasaba entrenando, pero como vivía solo no me alcanzaba la plata, me alcanzaba para pagar el alquiler, darle lo que corresponde a la mamá de mi hijo y después me quedaba sin plata, entonces armé una estrategia, dije bueno yo quiero ser campeón panamericano, me tengo fe, pero voy a llegar sin poder comer. Entonces decidí hacer una dieta obligada, mi peso es 70 kilos para pelear y bajé a 63. Peleé con hambre mi primer Panamericano, no tenía para comer. Me costó mucho pero llegué, imaginate pelear con hambre.
¿Cómo mantenías las energías?
Me fijaba en las latas de atún, las de arveja, tienen un cartelito con lo que trae. Resulta que las arvejas que en ese momento salían $4 tenían como 8% de proteína y un deportista necesita mucha proteína, no sólo está en la carne. Entonces busqué formas para comer proteico y no morir en el intento. Así fue mi estrategia, comía frutas que eran baratas y los enlatados que también eran baratos. Así estuve mes y medio hasta el Panamericano que pude llegar en ese peso, muy flaquito, pero bueno pude ser Campeón Panamericano primero, antes que ser Campeón Argentino. Ese fue mi primer Panamericano, una vez ahí me dijeron que yo había clasificado para un mundial en Italia para el año siguiente, y ahí me volví loco.
¿Cómo lograste viajar?
Me entró una emoción tremenda, llegó diciembre también fui Campeón Regional Mesopotámico, ya había sido el mejor libra por libra entonces me tenía fe y tenía 20 peleas ganadas, 0 perdidas. Empecé a buscar sponsor para poder viajar al mundial de Italia. Costó conseguirlos, conseguí el Diario de Escobar, que me haga publicidades, pero no pude conseguir que alguien ponga el dinero para ir, entonces lo conseguí yo trabajando. Me puse a trabajar vendiendo y lo conseguí y pude ir a Roma, pude ir al mundial, al sur de Italia en realidad. Fui a Roma y después tomé el avión hasta Andria que es el sur de Italia. Ahí fue el mundial en el 2016, me traje el bronce del mundo, lesionado en la rodilla, en los tobillos, las manos. Todas esas dificultades en contra, pero me inspiró Maradona. Si el Diego peleó acá, jugó en el 90 con el tobillo roto, yo puedo, aparte es la bandera que representa.
¿Te sentías presionado?
Era una presión cuando vi a las otras selecciones que ellos tenían deportólogo, psicólogos, y en el box tenían frutas, verduras, agua, y nosotros los chicos de la Selección Argentina juntabamos los euros entre nosotros para pagarnos las cosas, los aceites para las piernas para los masajes, las vendas. Ese año nos trajimos 20 medallas. Esa delegación fue la mejor de la Argentina de Kickboxing. Yo en el 2017 volví a salir Campeón, pero esta vez en 71 kilos y en la modalidad K1 que es como el Kickboxing europeo. En el 2018 estuvieron las eliminatorias argentinas, yo otra vez no volví a pelear por un año hasta las eliminatorias porque era un mundial acá en Argentina por primera vez en la historia y como el Diego me volví a preparar, clasifiqué a las eliminatorias por haber sido Campeón Panamericano y llegué a la final de las eliminatorias y quedé segundo.
¿Lograste competir en el Mundial?
Cuando me estoy por presentar en el 2018, me agarró un virus, un estreptococo, yo estaba re preparado. No pude participar del mundial porque me quedé a dos semanas de participar por el virus. Siempre quise que me vean pelear acá en mi pueblo, en Escobar o en Argentina para la Selección Argentina. No se me pudo dar, no estuve triste, pero estuve dos años sin competir y el año pasado, 2020, en octubre, me empecé a preparar para este año. Ya llevo un año entrenando sin lesiones. Vengo preparándome para pelear este mundial, fui convocado otra vez para ser parte de la selección argentina.
¿Te imaginabas que ibas a llegar tan lejos?
Yo me tenía mucha fe. Era el único que se tenía fe. Porque era bailarín, y todos pensaban que era bailarín y que nunca tiré piña. La gente construye, tiene mucho prejuicio. Entonces yo practicaba en mi casa lucha, pero no tenía un profesor y aparte me iba a danza, entonces estaba con las dos cosas. Cuando empecé a competir yo sentía que tenía ventaja, desde los 11 años vengo practicando kickboxing. Lo que gané cuando empecé a competir fue la disciplina del entrenamiento y la constancia. Eso hace la diferencia en el deportista. La disciplina y la constancia, y la fe en uno mismo. Porque primero pega la mente, primero gana la mente y después ganas el torneo.
¿Qué sentiste cuando llegaste a las competencias?
Yo iba a Team Toro en Ingeniero Maschwitz y había como 20 chicos que entrenaban hace tres meses y decían "yo puedo pelear puedo ser campeón" y me subestimaban. Entonces fue más bien como un reto hacia ellos, como ¿Así que yo no puedo? Bueno les voy a demostrar que puedo. Entonces empecé a entrenar, todas las horas que entrenaba del baile empecé a entrenar este deporte. Bien organizado, fui al médico, todo un plan hice.
¿Sentiste la discriminación de tus colegas de kickboxing?
En el PFC dónde yo actualmente entreno, ellos potenciaron esa parte en mi y me dicen Chayanne. Es mi talento.
¿Y te piden consejos?
Si, si, les encanta y les enseño algunos pasos, en 15 años que estuve en esta escuela que el PFC es mi familia es la segunda más importante de Argentina, nunca habían visto un bailarín ahí. No es normal ver a alguien que sepa de verdad bailar y luchar al mismo tiempo y con la misma fuerza. Entonces ellos me piden y me presto para enseñarles salsa.
¿Con qué música les enseñas?
Chayanne, ritmos latinos, en salsa por ejemplo la enseño con Chichi Peralta que es más fácil por los tiempos.Es más comercial, la gente lo conoce, es diferente.
¿Cómo es prepararse para un mundial?
Te preparas consciente, ya con experiencia previas, sabés qué es lo que necesitas para ganar el mundial, que es ser preciso, generarle mucha, pero mucha presión al rival a la hora de atacar y escapar de sus golpes y pegarle muchas veces más a el y que se canse. Prepararse para un mundial primero es la cabeza, tengo mi psicóloga deportóloga, es antiético igual porque es mi señora. Delfina es la que me acomoda las dudas porque el deportista duda mucho de sí mismo en el proceso, el proceso es muy difícil, trabajas muchas horas, entrenas muchas horas.
¿Es difícil enfrentar las derrotas?
Por suerte es un tema que vine trabajando desde el baile, me tocaba perder en el baile. También me tocó perder acá y siempre lo tomé con una sonrisa, siempre lo tomé bien, nunca lo tomé mal, siempre pensé que en el caso uno aprende y puede mejorar, para eso sirven las derrotas, obviamente que sirven mucho para mejorar, las derrotas sirven más que las victorias.
Desde tu lugar y tu experiencia del baile y el deporte, ¿Qué le dirías a los chicos que están por empezar?
Si bien soy entrenador, hay un público al que no estoy pudiendo llegar, de dónde yo vengo, de ese lugar carenciado donde las oportunidades escasean. Que nunca dejen de intentar porque si ellos se rinden nadie va a hacer las cosas por ellos, nadie hace las cosas por uno, uno tiene que dar lo mejor de sí y también tener algo de suerte. Pero que siempre sean resilientes les diría, que las derrotas o las adversidades sirven para aprender mucho, ser más fuerte y más inteligente en los próximos pasos. Que nunca se rindan y que en el sacrificio encuentran la victoria. A mi hijo le lleno la cabeza así.
Mientras se prepara para el Mundial, Fernando lleva adelante la empresa “Llanos Electric” y estudia Profesora de Historia. Esta vez se tendrá a sí mismo como sponsor, pero pide colaboración para los chicos que sueñan con competir y aun no encontraron la ayuda necesaria para solventar los viajes.
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