Niñez y Pandemia: "No son adultos en miniatura, tienen su lógica propia y su modo de pensar", afirmó psicopedagoga
La especialista en crianza y vínculos, Alejandra Libenson, abordó la modificación de las rutinas al interior de las familias que viven el aislamiento. "Si los padres hacen un cambio sin nombrarlo es como hacer a los niños invisibles", explicó a LaNoticia1.com. Cómo trabajar los miedos que genera el coronavirus en los chicos y de qué manera prepararlos para un futuro regreso a las aulas. Además la relación entre "irresponsabilidad social" y comportamiento infantil, entre otros temas.
Por Ramiro Pablo Gómez
Alejandra Libenson es Psicóloga y Psicopedagoga , autora de libros como “Criando Hijos, Creando Personas” y “Los Nuevos Padres”. Entrevistada por la LaNoticia1.com dialogamos sobre cómo impacta el cambio de rutinas entre padres e hijos en pandemia, los miedos que les puede generar la convivencia con el virus, cuál es la mejor forma de vincularse a la distancia con seres queridos y cómo preparase para la vuelta a la clases después de tanto tiempo.
También abordamos las actitudes de sectores sociales “irresponsables”, su relación con la constitución del sujeto en la infancia y cómo transitar la perdida de seres queridos en pandemia, a la distancia y en soledad.
- Antes de la pandemia, muchos padres, tenían que regular el uso de la tele o el celular de los chicos, los horarios para dormirse o levantarse y a veces las rutinas colaboran para que eso suceda. El aislamiento rompe las rutinas y los tiempos. ¿Cómo pueden manejar los padres este equilibrio teniendo en cuenta que los chicos viven un momento de excepción?
Es un tiempo inédito y novedoso tanto para padres como para niños entonces el cambio de hábitos y rutinas en cuanto a los límites tiene que ser informado, anticipado, porque sino parecería que es un capricho paterno o materno. Cuando se le permiten ciertas cosas sin explicación, no entienden y rompen o exceden ciertos límites. .
Los niños no son adultos en miniatura, tienen su lógica propia y su modo de pensar. Es importante que los padres, ante este cambio, lo puedan nombrar y explicar que por ahora las cosas van a cambiar por esta situación. Si uno hace un cambio sin nombrarlo es como hacer a los niños invisibles. Lo importante es hacerlos participes de las cosas según la edad.
- La pandemia les genera miedos a los adultos y a los chicos también. En estos tiempos puede servir como un arma de defensa pero que efectos negativos puede tener ahora y cuando pase esta pandemia ¿Qué hacer con este miedo que se puede ir inoculando en sus cuerpos y mentes?
El miedo es un sentimiento protector del psiquismo humano pero cuando ese miedo se cronifica puede paralizar y generar ciertas conductas no esperables o beneficiosas. Hablar del miedo es empezar a nombrar aquello que está por debajo de cada ser humano que es el miedo a lo que está por venir, a la incertidumbre, hasta cuándo va a durar, que consecuencias va a tener o si me voy a contagiar. Todos estos miedos si no se ponen en palabras, los chicos, como se identifican con los adultos lo sienten también pero no lo pueden expresar como el adulto. Pueden no entender la ironía, el doble sentido, el chiste, entienden más lo que ven que lo que les dicen.
- ¿Qué dispositivo técnico recomendás para que los chicos entren en contacto con los abuelos u otros seres queridos que no pueden visitar?
Cualquier dispositivo técnico es fundamental como acercamiento y encuentro pero lo más importante es detectar cuál es el momento adecuado para que su hijo/a tenga ganas de conectarse. Uno se lo puede ofrecer pero no lo puede obligar. Los chicos necesitan contactarse con sus abuelos y viceversa pero los tiempos son de cada uno y los modos también.
Puede ser por un llamado telefónico, por una pantalla, encontrarse dos minutos en una plaza pública con la distancia adecuada. No deben perder el contacto ya que lo que nos va a sacar de esta situación de tanto estrés, angustia, ansiedad, tristeza y soledad es justamente las redes sociales y de contacto con las personas que queremos.
- ¿Cómo preparar a los chicos para el regreso a unas clases que no son las mismas de antes y además vienen de un aislamiento prolongado?
Volver a las clases es volver a un futuro que aun nadie conoce. Lo importante es priorizar el valor del encuentro con los otros, el espacio social, cuidar al otro y a uno mismo, y empezar a barajar y dar de vuelta sobre cuáles son los valores principales, los contenidos que queremos enseñar y revisar, que aprendimos y que queremos aprender a partir de esto porque los niños tienen la palabra. Nos tienen que ir diciendo que van necesitando en este momento para recuperar cierto grado de confianza en el afuera.
Todos estamos asustados con el mundo exterior, con el afuera, y lo que nos va a salvar va a ser rodearnos de gente responsable, amorosa, que nos cuida, nos enseña. Va a haber mucha necesidad de contención que muchos chicos la están teniendo en las pantallas con la escuelas pero hay una brecha en zonas con poca conectividad que no han podido sostener estos vínculos en pandemia.
- ¿Habría que armar una especie de protocolo desde el ámbito familiar o educativo para esta re conexión entre aislamiento y escuela?
Hay que darle lugar a la salud mental y el protocolo tiene que ver con una palabra que es la anticipación. Cuando me preparo para algo tengo más herramientas para atravesar eso para lo que me preparé, es como mi mochila en un viaje. Es necesario que ante cualquier eventualidad tengan recursos y herramientas para poder acompañar. Todo lo que tenga que ver con anticipación es prevención, es evitar situaciones violentas, molestas o desagradables que puedan hacer que las cosas vuelvan para atrás y que los niños vuelvan a tener miedo. Hay que hacerlo paulatinamente.
Hay que evaluar las necesidades de cada grupo etario, los más chiquitos, los medianos, los que están por terminar una etapa y tienen que concluir primaria o secundaria, volver a los rituales de despedida. Hay que re direccionar el valor de la educación, no tanto en contenidos educativos cognitivos e intelectuales sino en temas de valores.
- Una parte de la sociedad reacciona ante el aislamiento con frases dirigidas al gobierno diciendo “a mí no me cuida nadie” “yo me cuido solo”, etc. ¿Hay acá una especie de rebeldía adolescentes en estos sectores?
Ponerle el nombre de "rebeldía adolescente" es minimizarlo. Una encuesta de Unicef dice que el 95% de los adolescentes está de acuerdo con la cuarentena. Me parece que tiene que ver más con una actitud infantil con respecto a los límites, la libertad y la negación de que nada les va a pasar, se sienten invulnerables, inmortales. Son componentes de humanidad peligrosos donde ponen el riesgo su vida y la del otro pero esto es anterior a la pandemia.
Las características de personalidad individual hacen que puedan poner en velo a la salud comunitaria. Es importante que desde el Estado, desde la sociedad, haya anticipación clara de lo que se puede hacer, apelar a la responsabilidad y no a la amenaza o castigo pero si saber que hay consecuencias económicas, legales o emocionales.
- Si las actitudes se formaron antes de la pandemia ¿Podemos decir que estas reacciones vienen desde la constitución del sujeto en la infancia?
Si, la estructura psíquica de los sujetos se va armando en los primeros años de vida. Los primeros aprendizajes tienen que ver con cómo acepto los límites, si me someto, si interiorizo las normas, si las comprendo, si trato de rebelarme y como acepto las frustraciones, la tolerancia, las renuncias. Todo lo que tenga que ver con aceptar cuáles son mis propios límites y como puede impactar en la salud de las personas que tengo alrededor con mis negligencias personales.
- Para muchas familias, la pandemia, significó perdida de seres queridos ¿Cómo pueden transitar ese duelo que se da de manera repentina y distante?
Depende de qué situación estén transitando en este momento. Si es algo agudo o crónico y terminó siendo una muerte en medio de la pandemia. Sea lo que sea lo importante es que se congregue un espacio de encuentro afectivo entre las personas que querían a ese ser que se perdió para poder recordarlo, tenerlo en cuenta, conmoverse y darle un ritual de despedida para poder luego incorporarlo como un recuerdo amoroso en la vida de las personas que lo quisieron.
Si no hay un permiso para el duelo, para la tristeza o el acompañamiento, aunque sea virtual, estos duelos quedan cronificados y no se terminan de curar. Poder aceptar que esto no se elige sino que sucede y lo más importante es el sostenimiento de la red afectiva alrededor de las personas que más lo sufren y recordar con alegría a aquellas personas que compartieron la vida con uno.
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