Pantalla Pinamar 2017 día 4: El alfajor asesino y avioncitos de papel
España, Rumania y Argentina presentes en las conferencias de prensa. El cine plantea realidades que se plasman en la pantalla y luego son deliberadas entre los especialistas. El festival tiene buena respuesta del público.
Me parece que la puerta del gimnasio del hotel me está mirando inquiridoramente cada vez que cierro la puerta de mi habitación. La miro de reojo nomás. No vaya a ser que se enoje, se abra y me chupe hacia adentro para hacerme correr en la cinta. Uno se va aclimatando cuando visita un lugar ajeno a su hábitat natural. Lo hace propio de alguna manera, porque lentamente va incorporando algunas similitudes del comportamiento en casa. Por ejemplo, pasar por al lado de las medias tiradas y seguir de largo es un signo claro de adaptación de uno al nuevo lugar y viceversa. También es pista para entender que uno puede ser un roñoso en cualquier lado. Más cuando el despertador no sonó y se llega tarde. Recordemos que la actividad en Pantalla Pinamar se divide básicamente en dos: Las conferencias de prensa y las proyecciones de películas. ¿La playa? Bien, gracias. Y parece que va a seguir ahí nomás eh? Cruzando la avenida me pareció ver la línea del horizonte entre océano y cielo, pero también puede haber sido un juego de sábanas.
Uno no sabe mucho porque anda ya con ojos rectangulares. Hasta ayer fueron 16 películas en 4 días más otras diez horas de conferencias. Poco tiempo hay para otras cosas aunque de ayer a hoy hubo minutos para observar los siguientes eventos: 1) una trifulca en la terminal con final poco feliz para el agitador que se fue en compañía de un montón de gente con uniforme azul; 2) la impactante obra gigante llamada Sol de Acuario tallada en madera por un artista local y ubicada en una esquina de la avenida Bunge y 3) la lamentable descompensación sufrida por un espectador en el cine que por suerte sí tuvo final feliz.
A la mañana llegué muy rápido a la sala de conferencias. Más allá del apuro a causa de la rebeldía del despertador, se me ocurrió pasar por un lugar tradicional para comprar un alfajor. La empleada espetó el precio y mi billetera saltó del bolsillo del jean y salió rajando en dirección a alguna costa de Africa. Los guarda costas esperan encontrarla pronto. Lo cierto es que la corrida me dejó en la puerta, listo para escuchar y eventualmente preguntar.
Carles Torras dio su punto de vista sobre Callback. El catalán la filmó estando en Nueva York con un presupuesto bajísimo pero proponiendo una lectura ácida sobre la falsa sensación de expectativa que genera “El sueño americano”. Contó con un sólido trabajo de Martín Bacigalupo (autor también del guión) aunque todo parece construido desde la máscara externa con un registro de pocos matices. Carles explicó la necesidad de mostrar las diferencias existentes en nuestra forma de ser cuando estamos solos y cuando estamos rodeados de gente.
Jerónimo Quevedo presentó El auge de lo humano, también proyectada ayer. Parece que les está yendo bien. No pude verla pero resultó interesante el trabajo de producción previa que les permitió filmar en tres continentes distintos.
Más que interesante fue la charla con la rumana Lia Bugnart, la actriz de reparto de enorme trabajo en La graduación. Una película que contrasta el rol del hombre con el de la mujer y de cómo esto resulta determinante a la hora de criar a los hijos. En un panorama que se ampliará hoy, se habló de cómo está funcionando el cine rumano en Rumania. “Se ven las películas de Hollywood porque el público que llena las salas está harto de ver la realidad porque la viven todos los días”. También habló del método del director que consiste en no entregar el guión completo a los actores para que no lleguen al set con una idea preconcebida y la escena fluya de otra manera. Un director que dejó una frase genial. “Yo hago las películas, la realidad cámbienla ustedes”
Melanie Schapiro, estrecha colaboradora de Matías Piñeyro fue la encargada de contar algo de lo que podría llegar a ser una pentalogía Shakespereana, habida cuenta de lo que vimos en Rosalinda, La princesa de Francia y otras producciones hechas por el mismo equipo y que abordan la relaciones humanas en el plano de lo cotidiano, pero tomando varios elementos de la obra de William Shakespeare, empezando por los nombres femeninos de los personajes. Hermina & Helena, por caso, salen de Sueño de una noche de verano.
Sin dudas, la charla más esperada era la de la comitiva de Aviones de papel. Una de las “fotos” de este festival es para Dylan Parker. El actor que inspiró la película a partir del deseo de un niño de participar de un concurso de aviones de papel que se realiza en Australia. En la función del día anterior (y también en la conferencia) no pudo evitar llevar sus “papeles” especialmente diseñados para hacer avioncitos y hacerlos volar en la sala del cine Oasis. Entre eso y anécdotas de vida, Dylan coleccionó aplausos de todos.
Finalmente el madrileño Mariano Baratech dio cuenta de algunas anécdotas de la filmación de Julie. La película es la historia de la joven del título que empieza huyendo, sin rumbo fijo, de un presente que la avergüenza y no puede enfrentar. Eso la lleva a una Eco-Aldea situada al norte de España en donde se vive sin contaminar y con energía solar. Muy hippie todo y si bien el guión adolece de solidez y de debilidad de conflicto, lo jugoso de la charla fue saber que todos participaron ad honorem y que parte de los habitantes del lugar se oponían tajantemente al proyecto.
Hacía un hambre al término de todo… la billetera volvió al bolsillo pero se niega a pasar por la cuadra de los alfajores asesinos de billetes. Le explico que Pinamar es una ciudad balnearia de las caras pero que hay lugares tan ajustados como nosotros. El cine nos espera…
Para el público en general pero para los actores en particular, Los comensales es una pieza dirigida por Sergio Villanueva que muestra la reunión de un grupo de amigos, actores y actrices haciendo de ellos mismos, en la cual indefectiblemente se hablará de todo lo inherente al hecho de ser actor y tratar de vivir de la profesión. El deseo de crear, anécdotas, trascender, los aplusos, el dinero, los hijos; son sólo algunos de los temas que surgen en ese almuerzo y resultan un espejo incomparable e indispensable para los actores y para cualquiera que está en el camino de descubrir su vocación, aferrarse a ella y defenderla.
Luego fue el turno para Polina. Una película francesa que muestra el recorrido de una bailarina clásica desde que es una niña en Moscú hasta pasada la adolescencia en Francia y Bélgica. Un recorrido que parece extraído de algunos conceptos de la película anterior pues vemos las exigencias físicas y psíquicas que supone esta rama del arte y cómo la fe es sometida a distintos momentos en los cuales se la pone a prueba. Una delicia este film sensible de Angelin Preijocaj y Valerie Müller.
Revisitamos La larga noche de Francisco Sanctis (que justifica todas sus nominaciones a los Cóndor de Plata, es una gran película) y una película serbia un poco larga (estaba muy cansado) pero con tintes nostálgicos ya que Nos vemos en Montevideo aborda la historia de un par de amigos que desean viajar a Uruguay para ver a la selección de Yugoslavia participar del primer mundial de fútbol en 1930. La película tiene la intención de mostrar una época en la quezzzzzzzzzzzzzz….zzzzzzzzz (hasta dentro de un rato) zzzzzzzzzzz…