Semana clave para Redrado y el Gobierno de Cristina
Martín Redrado vive horas de zozobra y meditación tras su "victoria" para destrabar el embargo de fondos argentinos. Los Kirchner avanzarán en defensa del DNU que desplazó al economista. Discuten el camino a seguir.
La discusión del fin de semana en el Calafate no fue fácil para Cristina y Néstor Kirchner. La semana que pasó será recordada como "la 126" debido a la crisis institucional que desataron el ya famoso Fondo del Bicentenario y el embargo de las cuentas que lo tuvo a Amado Boudou como espectador de las envalentonadas acciones de Martín Redrado quien pasó del apoyo irrestricto de la oposición a una cruzada por convencer al Juez Thomas Griessa para que destrabe el embargo de 1.700.000 dólares argentinos depositados en la Reserva Federal.
Nada será lo mismo para el Presidente del Banco Central. Estratégicamente la oposición comenzó a tomar distancia y a mirar con recelo los pasos que dará la jueza María José Sarmiento con la causa que lo mantiene en su cargo al cuidado de las reservas del país. Los delfines de Cristina usaron el sábado y domingo para denostar a la magistrada con argumentos que sólo obedecen a su condición de "hija de" vinculándola de ese modo a los más terribles crímenes de la dictadura militar publicando el dossier de su padre. El más enfervorizado fue el periodista y ahora vocero Horacio Verbistsky quien hizo la tarea más sucia con excelente verba. Desde la precariedad del lenguaje, el otro que des-ayudó con sus declaraciones fue Aníbal Fernández. Fiel a su estilo el Jefe de Gabinete hizo gala de su autoridad y se mostró en su carpa balnearia de Villa Gesell en una catarata irrefrenable de descalificaciones que lo llevaron hasta Mirtha Legrand como si la diva de los almuerzos pudiera torcer el capítulo negro que la torpeza escribió en pleno enero de 2010.
Así las cosas, la semana abre un panorama inédito para Julio Cobos que sigue soñando que "el planeador" que sólo se eleva con las corrientes térmicas y tarde en aterrizar mucho menos tiempo del que desea que lo lleve a la Casa Rosada. Impensable, imposible, impredecible.
Quien vuelve de Miami con fuerzas renovadas tras presentar su libro "Argentina en llamas" -referido a su breve pero contundente paso por la presidencia de la Nación- es Eduardo Duhalde. Ausente en una semana clave tomará la temperatura a la realidad y continuará con su campaña de seducción a los díscolos y desencantados para continuar con el armado para la candidatura 2011 y en tanto sembrar el conurbano de viejos y fieles aliados que esperan la oportunidad para devolverle favores a los Kirchner.
Los gobernadores dirán lo suyo. Una causa que tramita en San Luis por "abuso de poder" está fundamentada precisamente en que si las resevas argentinas son "federales" son los mandatarios provinciales quienes deben opinar y ayudar a decidir sobre ellas.
En diputados y senadores habrá que buscar más empleados que regresen de sus vacaciones para poner en marcha el aire acondicionado ya que se estima que las reuniones cobrarán ritmo al calor de los vaivenes judiciales y las posibilidades de seguir politizando un tema tan gravoso para la República.
Los ciudadanos que aún con recursos escasos decidieron tomar la segunda quincena de vacaciones batiendo todos los récords en la costa bonaerense tampoco podrán esquivar el proselitismo en la arena. Con sede en Pinamar, la dirigencia se apresta para la primer batalla electoral del año cuando en marzo la ciudad defina quién será su nuevo intendente.
Además de alfajores retornarán con la vista nublada de afiches que llevan desde la estampa de Gustavo Posse que quiere ser gobernador a las pintadas sobre el asfalto que estampan el apellido Duhalde o grafittis de prueba en la Ruta 2, con la fórmula Massa-Bruera o Bruera-Massa según el orden que prefiera quien las pinte.
En definitiva Martín Redrado será el protagonista principal de esta novela de elenco impresentable que mantuvo al matrimonio Kirchner en vilo durante todo el fin de semana perfilando estrategias entre las que no se descarta la que indica que se impondría la idea de Néstor de lanzar un misil imparable: revisar la legitimidad de la deuda externa. El objetivo: ganar tiempo y recuperar imagen. Cristina no piensa lo mismo porque intuye que "la 126" caerá nuevamente en sus espaldas.
OPINION EDITORIAL: LILI BERARDI