Día de la Virgen de Luján: por qué se celebra cada 8 de mayo a la "Patrona de los argentinos"
El Día de la Virgen de Luján genera una gran convocatoria y peregrinación hacia la Basílica. La imagen de la Inmaculada Concepción de María estaba destinada a Santiago del Estero, pero al pasar por el río Luján, la carreta que la transportaba se detuvo. Y la imagen quedó allí donde siglos después se erigió la Basílica.
El día de la Virgen de Luján se celebra cada 8 de mayo en conmemoración de la coronación pontificia de la imagen de la Virgen que tuvo lugar en 1887 por el papa León XIII.
La Virgen de Luján es la patrona de los argentinos. Su imagen se venera en la basílica de Luján.
La historia de la Virgen de Luján se remonta al año 1630, cuando una imagen de la Inmaculada Concepción de María llegó desde Brasil al puerto de Buenos Aires.
La imagen iba destinada a una hacienda en Santiago del Estero, pero al pasar por el río Luján, la carreta que la transportaba se detuvo misteriosamente y no pudo avanzar más.
Los transportistas se dieron cuentas que al quitar una de las imágenes de la virgen de la carreta, ésta se movía. Por este motivo, la pequeña imagen de 38 centímetros, de terracota pintada, allí se quedó y se convirtió en la Virgen de Luján. Allí se construyó una capilla para albergarla.
Manuel Costa de los Ríos fue un esclavo africano que en 1630 fue testigo del milagro de la virgen y hoy se encuentra camino a su beatificación.
En ese entonces, el Negro Manuel era propiedad de Bernabé González Filiano, administrador de la estancia a orillas del río Luján donde ocurrió el milagro, y éste lo encomendó el cuidado de la imagen.
En un pequeña capilla de barro y paja, Manuel recibía a los creyentes que se acercaban a venerar la imagen y ungía a los enfermos con el sebo de las velas para curar sus males. Cuando la estancia y la capilla cayeron en abandono, doña Ana de Matos pidió la imagen para llevarla a sus tierras, donde actualmente se levanta la Basílica de Luján, y pagó 250 pesos por Manuel para que continuara cuidando de la virgen. Manuel lo hizo hasta 1686 en que falleció, motivo por el cual él siempre se consideró “Ser de la Virgen nomás”, invocándola constantemente como su “Ama” y “Señora”.
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