Empleados de Lear denuncian agresiones de excompañeros: "No nos dejan entrar a trabajar"
Operarios de la autopartista contaron el calvario que sufren para entrar a trabajar en la planta de Pacheco. Videos inéditos revelan cómo son emboscados y agredidos a diario por gremialistas y militantes de izquierda, que reclaman la reincorporación de 60 empleados despedidos e impiden el ingreso al resto del personal. Para ingresar, son escoltados por Gendarmería y a pesar de ello, sufren agresiones que afectan desde mujeres embarazadas hasta personas mayores. Por los ataques, realizaron más de 40 denuncias en la fiscalía de Tigre. Relatos, fotos y videos de 500 trabajadores, víctimas de la crisis automotriz y de una interna gremial politizada.
Empleados de la autopartista norteamericana Lear relataron el suplicio que padecen diariamente para poder ingresar a su lugar de trabajo. Los operarios describieron la travesía que deben vivir a diario para entrar a la empresa, donde deben agruparse e ingresar juntos a la planta ubicada en Pacheco, a raíz de las amenazas, las emboscadas y las agresiones que suelen sufrir por parte de exempleados y militantes de izquierda, que reclaman la reincorporación de compañeros despedidos y que impiden el ingreso a la fábrica al resto del personal.
Según los trabajadores, el conflicto explotó en junio, cuando a raíz de la crisis automotriz y diferentes conflictos internos, la multinacional que fabrica mazos de cables para Ford, despidió a 220 empleados, entre ellos a 5 delegados de la comisión interna, integrantes de la lista celeste y que están enfrentados al gremio Smata. Pero a pesar de que la empresa arregló el retiro voluntario de 100 empleados y reincorporó a la planta a otros 60 operarios, las 60 personas que fueron dadas de baja agudizaron la lucha.
De a poco la protesta se fue politizando y al reclamo se sumaron trabajadores de Kraft, Donnelley y Fate. También se plegaron diferentes gremios como Uocra, Uettel y agrupaciones de telefónicos y docentes. Además se acoplaron dirigentes de izquierda como Néstor Pitrola, Christian Castillo y Vilma Ripoll, quienes tuvieron una activa participación en el reclamo. Así comenzaron los cortes en Panamericana y varios intentos frustrados de toma. Es por ello que las organizaciones realizaron un acampe en la puerta de la empresa.
Pero el conflicto planteado dejó en el olvido a los más de 500 trabajadores que prestan servicio en la compañía y que quieren preservar su fuente de trabajo. Cansados de recibir agresiones, amenazas y agravios, los operarios de Lear pidieron "que se escuche la otra campana" y dialogaron con LaNoticia1. "Los problemas comenzaron antes de que haya despidos, cuando asumió la lista celeste tras las elecciones gremiales", comentó uno de los empleados de la multinacional, que solicitó no publicar su identidad para preservar su integridad física.
Los nuevos delegados se abrieron de Smata y se originó una fuerte interna, que dejó atrapado a medio millar de trabajadores. "Estos delegados comenzaron a obligarnos a ir a protestas de Terrabusi o de Kraft. También comenzaron a bloquear los interruptores y romper las tablas del 'rotary', unos tableros circulantes donde se arman los cables, con la intención de bajar la velocidad de los mismos. Como también rompieron los mazos de la producción, la empresa les inició una denuncia penal, por la que luego, fueron despedidos", explicó el operario.
"Todo se desmadró con la instalación de la carpa. La gente que estaba en la manifestación no dejaba entrar ni salir camiones de la empresa. Más tarde comenzaron a cortar el tránsito dos cuadras a la redonda y no dejaron ingresar a los trabajadores. Es por eso que la empresa decidió juntar a los empleados en la planta de Volkswagen y de allí traernos en varios micros acompañados por efectivos policiales para garantizarnos el acceso a la fábrica", continuó relatando otro de los operarios que dialogó ante los micrófonos de LaNoticia1.
"A partir de ese momento, hubo ataques constantes a los trabajadores. Una mañana, una caravana docente encerró los micros en los que viajábamos y quedamos atrapados más de 4 horas", agregó uno de los empleados quien precisó que los mayores incidentes ocurrieron el pasado martes 29 de julio, cuando los trabajadores fueron citados en la planta de Ferrosider. "Ese día la Gendarmería nos armó un cerco para entrar, sin embargo, recibimos palazos, botellazos y pedradas de los manifestantes que estaban cortando Panamericana", dijeron.
"Hubo mucha gente lastimada. Chicas de limpieza, que no tienen nada que ver con la empresa, terminaron golpeadas. A una mujer embarazada le cayó una madera en la espalda. A un muchacho le pegaron un piedrazo en el pecho y decenas de compañeros resultaron heridos. Una vez dentro de la fábrica, dos compañeras que estaban aterrorizadas se descompusieron de los nervios, hubo personas grandes en estado de shock, que temblaban del miedo y que debieron ser asistidas por los médicos a raíz de presión alta", relató uno de los testigos.
En tanto, este lunes 4 de agosto volvieron a repetirse los hechos de violencia. Una gran cantidad de manifestantes se apostaron desde temprano en la adyacencias de Lear. El nuevo corte se inició pasadas las 7.00 a la altura del kilómetro 31, mano al norte, frente a la planta fabril. En la zona, Gendarmería y Policía Bonaerense desplegaron un amplio operativo para permitir la libre circulación de vehículos y el ingreso del personal. Pese a ello, "solo ingresaron 50 personas a la fábrica", ya que" las otras fueron amenazadas y no las dejaron entrar".
Por estos hechos, hubo más de 40 denuncias que quedaron asentadas por el fiscal Diego Molina Pico. "Ya no sabemos que hacer, ir al trabajo es prepararnos para ir a la guerra, salimos y no sabemos si vamos a volver bien a nuestras a casas. Nos cambian los horarios, los lugares de ingreso y así y todo siempre salimos lastimados. Entendemos que quieran reclamar pero no aceptamos que agredan a los propios compañeros. Acá hay mucha gente grande que necesita venir a trabajar y que quiere defender su derecho al trabajo", concluyeron.