Juicio por la Masacre de Trelew: Los 5 marinos acusados se negaron a declarar
El Capitán Luis Emilio Sosa aseguró que nunca dio la orden de abrir fuego. El cabo Carlos Marandino, en tanto, negó la hipótesis de la fuga. Los imputados presentaron un escrito en el que se escuchó por primera vez el relato de lo ocurrido en la madrugada del 22 de agosto de 1972. Esa noche 16 presos fueron fusilados en la Base Naval Almirante Zar.
El histórico juicio por la conocida como Masacre de Trelew que tuvo lugar hace 40 años continúa desarrollándose con la presencia de los 7 imputados en la sala. En esta oportunidad los marinos acusados se negaron a declarar aunque los escritos presentados permitieron por primera vez conocer su versión de lo ocurrido.
El Capitán de Fragata Luis Emilio Sosa aseguró que, pese a lo que trascendió como versión principal a lo largo de estos años, él nunca dio la orden de abrir fuego. "Voy a pecar de inmodesto porque no me creen: lo triste es que todo marino, sin excepción, me tiene como un individuo decidido, un héroe. Y yo no quiero ser héroe; fue una cosa que no tuvo nada que ver con eso. Si me dijeran que di la orden, vaya y pase, pero yo no di ninguna orden", aseguró Sosa.
Todo esto ocurrió en la segunda jornada del juicio que se extenderá por más de 40 días. El único imputado que adelantó que hablará ante el tribunal fue el excapitán de navío Jorge Bautista, aunque lo hará sólo "cuando lo considere oportuno". Además de Sosa, el Capitán de Fragata Emilio Del Real; el Capitán de Navío Rubén Paccagnini y el Cabo Carlos Marandino se pusieron de pie y le dijeron al Juez Enrique Guanziroli que mantendrán silencio frente a la acusación fiscal.
El relato de Sosa fue sin duda el que más llamó la atención de quienes presenciaron esta jornada. Contó que era la 01.00 y miraba tele en su camarote de la Base cuando el teniente Roberto Bravo le avisó que "esta gente se está portando muy mal", en referencia a los presos. "Interpreté que la situación estaba muy tensa pero creí que no tenían ningún resentimiento por su entrega en el Aeropuerto".
"Mi prioridad era templar los ánimos y solucionar el problema de los presos", manifestó Sosa.