Posporno en la UBA: El contestatario en su laberinto, entre el relativismo y la nada
Lo sucedido en la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, donde hubo escenas de sexo explícito en los pasillos, abrió todo tipo de debates. Sin embargo, desde algunos sectores bajo un disfraz progresista se sintieron prácticamente obligados a reivindicar lo acaecido, hecho que estuvo lejos de constituir un acto de rebeldía. Aquí una mirada crítica sobre el relativismo extremo, apartada de las lecturas morales e hipócritas, siempre bajo la dificultad de realizar un análisis sobre algo que no se termina de definir.
Por Emmanuel Rossi
Licenciado en Comunicación Social
Periodista de La Noticia 1
En este caso, ¿el medio es el mensaje? Puede ser, pero ¿cuál mensaje? Es difuso y genera desconfianza, máxime cuando sus organizadores tuvieron que salir a explicarlo, no sin cierta dificultad. Los argumentos esgrimidos, constituidos principalmente por entelequias y clichés, cristalizaron la liviandad de la performance.
Los fundamentos fueron amplios, diversos y, por ende, abstractos y hasta absurdos: "Esto es política". "Es una expresión artística". "Es una crítica a ciertos estereotipos". "Es una nueva forma de mirar porno". "Hay minorías que son burladas o no tenidas en cuenta en la pornografía mainstream (a la que acusaron de ser ‘comercial’ e ‘industrial’)". "Ampliar el imaginario pornográfico". "Esto es necesario para que se hable", entre otros. Una joven explicó: "Somos una facultad politizada y entonces por qué no generar incomodidad, la idea es incomodar". Sin embargo, al lado de ella otro promotor aseveró lo contrario: "No veo lo escandaloso". En fin…
Si bien es compartida la crítica y la lucha contra los preceptos patriarcales y machistas que rigen la sociedad, y más allá de las lecturas moralistas y/o hipócritas, la exposición no hizo más que generar un caldo de cultivo para dar letra al sector que en teoría se pensaba combatir, todo retroalimentado (al parecer, ad infinitum) por el reproductivismo de los grandes medios de comunicación. Fueron funcionales y, para colmo, las autoridades universitarias tuvieron que salir a pedir disculpas.
El infierno está lleno de buenas intenciones
Las intenciones no importan, importa lo que es, lo que sucedió en la UBA, más allá de la idea en general del posporno. Ya sea como muestra de arte o cómo política contestaría, todo pareció muy relativista, positivista, pequeñoburgués, disfrazado de progresista (como decía M. Horkheimer), de rebelde. Pero, ¿rebelarse contra quién? O ¿Interpelar? ¿A quién?
Además, ¿todo es arte? ¿todo es política? ¿todo es rebeldía? El relativismo es un concepto muy peligroso, porque, como se sabe, pulveriza la idea de verdad y, como enseñó T. Adorno, el relativismo de la razón instrumental positivista derivó en Auschwitz. Sin llevar el tema a un extremo, diré que si toda verdad es válida, si todo es arte, ni la filosofía ni la política ni ningún tipo de pensamiento vale la pena. Más aún, como dijo R. Piglia: con esta idea posmoderna de que todo es relativo no puedo ni tomar el colectivo, porque me puede dejar en cualquier lado. "No puedo moverme en la realidad del 'cinismo obligatorio' donde la verdad no existe, porque de este modo como no hay totalidad, no hay sentido", afirma el escritor argentino. La tesis sobre "el fin de la historia", servil al imperialismo más salvaje, es ilustrativa de estos intereses.
Antes de continuar, y a sabiendas de que se me exigirán precisiones extremas (por parte de los cultores del relativismo, vaya paradoja) en las definiciones, eludiendo que esto es una simple nota de opinión y no un tratado, me detendré aquí un instante para exponer humilde y brevemente (demasiado) caracterizaciones de la Verdad: La Verdad sería aquella que, en el marco de las relaciones de poder (según A. Gramsci), se impone por construcción histórica de manera absoluta pero no es ni dada a priori ni sempiterna a raíz de que otras verdades, como resistencia, en términos foucaulteanos, pugnan por imponerse, ya que "no hay bien ni mal (ni verdad) que sean imperecederos", como esbozaba F. Nietzsche.
Retomando el análisis, el resultado del acting en la facultad de Sociales fue, entonces, la consolidación de la moralina conservadora, el desconcierto de quienes luchan por algunas de las causas que supuestamente allí se reivindicaban y la indignación de un militante del Partido Obrero porque le usaron "la mesita". Eso fue todo.
A S. Žižek nunca le agradaron los deleuzeanos y, si bien los diferenciaba del propio G. Deleuze, él siempre acusó al autor de El Antiedipo de ser el responsable del desarrollo de sus seguidores, por no ser previsor. Algo parecido sucedió aquí. Por eso las explicaciones, aparte de destrozar toda pretensión artística de la muestra, no sirven. Además, quienes no entendieron, ¿son imbéciles? Lo que faltaba, ahora también volvió el Iluminismo.
El relativismo fue total, incurriendo en el relativismo sexual, desde la pornografía y el sadomasoquismo, con argumentaciones aún más relativistas. Había miles de formas más inteligentes y eficaces de abordar el tema (que puede parecer trivial aunque cada uno es libre de expresar y luchar por la causa que desee, algunos luchan por combatir el hambre y la desigualdad, otros por terminar con supuestas burlas hacia las prácticas sadomasoquistas en la industria de la pornografía). Eligieron la peor; creo que porque en realidad, como todo relativismo, la performance no aspiraba a llegar a ningún lugar: fue la nada misma, y las invenciones explicativas surgieron después, ante el estupor de los mismos de siempre. No hay nada más reaccionario que el relativismo: desde allí no se pueden trastocar las injusticias sociales y culturales, sino todo lo contrario.
Lo acaecido me llevó a recordar unos pasajes de Brave New World, esa gran obra crítica de la razón instrumental positivista, donde es común hallar niños teniendo sexo en espacios públicos a la vista de todos. El autor, A. Huxley, lo representa a modo de cuestionamiento del sistema capitalista. A contrario sensu, lo ocurrido en la UBA fue una aserción.
¿Hay que discutir todo? De acuerdo. ¿Hay que abolir tabúes? De acuerdo. Sin embargo, considero, no es jugando a ser rebelde como se cambia el mundo…