16 años del motín de Sierra Chica, el más sangriento de la historia carcelaria argentina
El lunes 30 de abril se cumplió un nuevo aniversario del motín que protagonizaron los presos conocidos como los "12 apóstoles". La banda estaba encabezada por Marcelo Brandán Juárez. La Jueza María de las Mercedes Malere, su secretario, 13 guardias y dos pastores evangélicos fueron sus rehenes. Hubo 8 internos asesinados, con sus cuerpos hicieron empanadas y jugaron al fútbol con sus cabezas.
La revuelta protagonizada por Marcelo Brandán Juárez (32), Jorge Alberto Pedraza (32), Carlos Gorosito Ibáñez (35), Marcelo González Pérez (43), Jaime Pérez Sosa (29), Víctor Esquivel (36), Oscar Olivera Sánchez (25), Carlos Villalba Mazzey (33), Héctor Cóccaro Retamar (41), Marcelo Vilaseco Quiroga (26), y Héctor Galarza Nannini (27).
El sábado 30 de marzo de 1996 13 presos se quisieron escapar pero uno de ellos cayó muerto por la policía. El resto regresó al penal y organizó el motín. Fueron bautizados como "Los 12 apóstoles".
La banda estaba encabezada por Brandán Juárez preso desde los 19 años y purgando una condena de 19 años y tres meses por robo calificado reiterado y tenencia de arma de guerra.
Para sorpresa de muchos el 30 de enero de 2011 estaba libre y fue detenido tras tirotearse con la policía. Su aprehensión se produjo sin que las fuerzas de seguridad pudieran identificarlo. Dos días después confirmaron que se trataba del líder de los 12 apóstoles de Sierra Chica.
Tenía antecedentes por su participación en motines en La Plata, Olmos y Sierra Chica y sospechado por la violación de un compañero de celda.
La Jueza penal de Azul, María de las Mercedes Malere, llegó al penal para dar respuesta a algunos de sus reclamos pero los presos tenían otra idea: la magistrada fue tomada como rehén y desde allí comenzó la historia más desgraciada y sangrienta en una rebelión de presos.
Además de la Jueza y su Secretario, privaron de la libertad a 13 guardias y dos pastores evangélicos.
Unos mil presos del penal adhirieron al motín. Los líderes aprovecharon la ocasión para ajustar cuentas con sus enemigos: mataron personalmente a ocho internos acusados de ser informantes de los guardias.
Por pedido de "Los 12 Apóstoles", los presos descuartizaron los cuerpos en los piletones de las duchas del pabellón 12 e incluso jugaron a la pelota con la cabeza de uno de ellos, el más odiado.
"Pateamos un poco, al fútbol no jugamos porque una cabeza pesa", sostuvo años después Marcelo Acuña, uno de los condenados que se participó del motín.
Los cuerpos fueron asados y comidos en empanadas y estofado. Ningún cadáver apareció y partes despedazadas fueron quemadas en el horno de la panadería de la prisión.
Tras 8 días, "Los 12 Apóstoles" decidieron entregarse y fueron trasladados. Recibieron penas menores a los 15 años e incluso algunos ya están en libertad.