Acusaciones, denuncias y bronca en la línea Sarmiento
La mañana del domingo no fue una más para los usuarios de la línea Sarmiento que une al oeste del Conurbano bonaerense con la Capital Federal. Miles de usuarios debieron encontrar vías alternativas para llegar a sus trabajos. Los problemas en el servicio no son nuevos. Sin embargo desde el Gobierno nacional y desde la empresa TBA hablan de sabotaje.
A las 6.30 del lunes y mientras la muerte de Osama Bin Laden ganaba las pantallas, el descarrilamiento de un tren de la línea Sarmiento entre las estaciones Flores y Caballito fue el principio de lo que sería un agitado amanecer. Como consecuencia del incidente, el servicio comenzó a circular con demoras provocando el malestar de quienes tenían que cumplir con un horario.
Está claro, y sobre todo para quienes utilizan el servicio a diario, que esta no era la primera vez que pasa y la bronca acumulada de tantos días de llegadas tardes, explicaciones a los jefes, descuento de presentismo y viajes "como ganado", dieron lugar a la violencia.
Tres formaciones, en Haedo, Ramos Mejía y Ciudadela, fueron incendiadas casi de manera simultánea, ante la mirada de otros pasajeros que sólo atinaron a correr y alejarse del lugar, buscando otra alternativa para llegar a destino.
Además de atacar los vagones de los trenes, los más violentos fueron contra las boleterías, arrancando los molinetes, destrozando todo lo que encontraban a su paso y robando las pertenencias de los empleados de TBA e incluso la recaudación de las máquinas expendedoras de boletos.
La situación fue retornando a la calma con la intervención policial y de los Bomberos para controlar las llamas que destruyeron los trenes casi en su totalidad. El servicio, en tanto, comenzó a normalizarse recién pasadas las 14.30, aunque desde TBA dijeron que la frecuencia será menor a la habitual por la destrucción de estas formaciones y que además no pararán en las estaciones en las que se produjeron incidentes.
Lo llamativo es que cuando aún los Bomberos trabajaban en el lugar, el fuego se abrió en otro frente. El Jefe de Gabinete Aníbal Fernández fue el primero en salir a los medios y hablar de una organización tras lo que hasta ese momento era una manifestación espontánea de los usuarios de la Línea Sarmiento.
Pero fue más lejos y, fiel a la verborragia que lo caracteriza, apuntó directamente contra el líder de Proyecto Sur: "Apelo a las casualidades: cuando Pino lanzó su película en 2008 prendieron fuego vagones . Hoy, que lanza su candidatura, también se prenden fuego trenes en Haedo y en Ciudadela", sostuvo uno de los principales pilares del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Es que en septiembre de 2008 sucedió algo similar, con incendio de vagones del Sarmiento, en Merlo, y el entonces Ministro de Seguridad y Justicia apuntó contra militantes de izquierda y del partido Proyecto Sur.
Fernández no fue el único. Juan Pablo Schiavi, Secretario de Transporte de la Nación, habló de "sabotaje organizado" aunque fue más prudente y sostuvo que esperaba que no hubiera tras este hecho implicancias políticas.
Desde TBA, y en la voz de Gustavo Gago, vocero de la empresa, se anunció que se iniciaba una denuncia por un sabotaje contra la empresa. Gago indicó que el descarrilamiento fue intencional y que en la estación Ramos Mejía fueron secuestrados dos bidones de nafta.
Incluso tras la denuncia del gobierno y la empresa aparecieron ante los medios supuestos testigos del hecho que comenzaron a hablar de encapuchados, incitadores a la violencia y grupos organizados.
Mientras tanto La Noticia 1 mantuvo contacto con distintos usuarios del tren que hablaban, desde su experiencia personal, de una manifestación espontánea de usuarios cansados y hartos de una situación que soportan a diario.
Ahora la investigación está en manos de la justicia que deberá determinar si fue una sabotaje o una reacción ciudadana desesperada. Mientras tanto, y como siempre, quienes necesitan utilizar el transporte público quedaron como rehenes, de una disputa que no les soluciona el problema de fondo.