Así fue el histórico encuentro entre el Papa Francisco y el cura bonaerense Pedro Opeka
El Sumo Pontífice llegó hasta Madagascar en el marco de su gira por África. Este domingo estuvo en Akamsoa, la ciudad milagro construida por el misionero argentino Pedro Opeka. Al cura bonaerense lo llaman "el albañil de Dios" y está nominado al premio Nobel de la Paz. Rescató de la pobreza extrema a medio millón de personas construyendo una ciudad sobre un basural. En medio de una fiesta, el Santo Padre llamó a "no bajar los brazos". Imágenes de una jornada histórica.
El Papa visitó este domingo la "Ciudad de la Amistad" de la comunidad Akamasoa, la obra fundada en 1989, sobre un basurero, por Pedro Opeka, el sacerdote argentino y ex alumno de Jorge Bergoglio, quien trabaja en Madagascar desde hace más de 30 años. Francisco agradeció a todos por esta impresionante labor de dignidad humana y alentó a los jóvenes "a no bajar nunca los brazos ante la pobreza, ya que ser pobre no es una fatalidad, siempre hay esperanza", dijo.
En un encuentro emocionante e histórico, el Papa fue recibido por el padre Opeka, quien lo acompañó hasta el auditorium Manantenasoa donde estaban reunidos unos 8.000 jóvenes. Tras escuchar el canto de bienvenida, junto con el discurso del misionero argentino y las palabras de un niño en representación de toda la comunidad, el Papa les dedicó unas palabras de aliento animándolos a "perseverar en este camino de lucha a pesar de las dificultades".
"Al ver sus rostros radiantes, doy gracias al Señor que ha escuchado el clamor de los pobres y que ha manifestado su amor con signos concretos como la creación de esta obra, construida con sus propias manos” -dijo el Papa- asegurando que "sus gritos, fruto de la impotencia de vivir sin techo, de ver crecer a los niños en la desnutrición y de no tener trabajo; se han transformado en cantos de esperanza para ellos mismos y para todos los que los contemplan".
Haciendo referencia a la enorme labor que hay detrás de la construcción de este barrio, y de la valentía de aquellos que junto al padre Opeka se aventuraron a transmitir el enorme tesoro del esfuerzo, la disciplina y la honestidad; el Papa recordó que en los cimientos de esta comunidad "encontramos una fe viva que se tradujo en actos concretos, capaz de mover montañas". "Una fe que permitió ver vida donde tantos anunciaban muerte y destrucción”, aseveró.
Francisco dedicó por último unas profundas palabras para los jóvenes de Akamasoa: "No bajen nunca los brazos ante los efectos nefastos de la pobreza, ni jamás sucumban a las tentaciones del camino fácil o del encerrarse en ustedes mismos". "Ahora les toca a ustedes continuar el trabajo que realizaron sus mayores. Dejen que florezcan en ustedes los dones que el Señor les ha dado", concluyó el obispo de Roma en una jornada que quedará para la historia", agregó.
Al padre Pedro lo llaman "el apóstol de la basura" y "el albañil de Dios". Nació en San Martín, estudió en Lanús, vivió en Ramos Mejía e hizo el noviciado en San Miguel. En 1975 fue ordenado sacerdote en la Basílica de Luján y ese mismo año decidió emprender un viaje que le terminó marcando la vida. Rescató de la pobreza extrema a medio millón de personas construyendo una ciudad sobre un basural. En 2018, el candidato a Premio Nobel de la Paz fue distinguido en el Senado.