Berazategui: Explotación laboral a extranjeros y niños en quintas del parque Pereyra Iraola
La semana pasada hubo seis allanamientos por trabajo esclavo en quintas de la zona del parque Pereyra Iraola, en ese distrito del sur del conurbano. La reclutación de trabajadores bolivianos, que llegan con sus familias, proviene de conciudadanos suyos, que encontraron en la trata de personas y la explotación laboral infantil un negocio redituable del que participan quienes los contratan para que les faciliten esa mano de obra.
Los casos de trata de personas y explotación laboral infantil detectados en zonas rurales del país crecieron en la última década, al ritmo de una tendencia de la Justicia a formar a agentes fiscales especializados en el tema, un ímpetu político que en algunas regiones lo acomañó y la toma de conciencia por parte de los propios trabajadores respecto de las condiciones laborales en las que están inmersos.
En la provincia de Buenos Aires, el denominado "trabajo esclavo" tuvo su pico de "popularidad" cuando en la zona de San Pedro detectaron decenas de santiagueños golondrina hacinados en un campo arrendado para la desfloración de maíz por la multinacional Nidera.
No fue el primer ni último caso, pero destapó una olla que permitió visibilizar la problemática y poner la mirada en lo que sucedía en otras regiones. Desde ese momento, en el conurbano bonaerense también se registraron causas penales vinculadas a ese delito.
La zona hortícola del sur del Gran Buenos Aires, con el parque Pereyra Iraola como epicentro, es una de las que mayor cantidad de casos conoció. El partido de Berazategui fue blanco la semana pasada de otro operativo con resultados positivos.
“El Parque Pereyra es un mundo que no vemos”, le dijo un jefe policial al sitio Infosur, que cubrió los seis allanamientos por“Trata de personas explotación laboral infantil” en los que fueron detenidos tres hombres de origen boliviano, de 65, 39 y 36 años, respectivamente.
La investigación detectó una modalidad que se repite: el reclutamiento de familias enteras en Bolivia que son trasladadas a la Argentina, de manera ilegal, para trabajar en condiciones infrahumanas y bajo un régimen de sometimiento cuasi medieval.
Lo que la policía halló en los allanamientos del jueves pasado fue devastador. Entre los 21 trabajadores adultos irregulares había más de 20 niños, de diferentes edades, vestidos con harapos, con hambre y mugrientos, con las manos quemadas por agroquímicos.
"Inclinados sobre los surcos, con gorritos de lana y pulóveres rotos, estos niños que no van a la escuela y desconocen los juegos y los lápices de colores, son la prueba real de que la explotación laboral infantil y la trata de personas está muy cerca de nuestras casas", relató la crónica de Infosur.
En el debate sobre el tema aparecen voces que pretenden "normal" que niños y niñas trabajen, que sus padres sean explotados de sol a sol y expuestos a riesgosas tareas como la manipulación de agroquímicos.