El problema no es Macri: Del sentido común al Buen Sentido y la intencionalidad del poder sin sujeto
Buscando abrir el debate, el autor analiza brevemente la coyuntura política enfocado en las relaciones de fuerzas actuales y las intencionalidades de las pugnas por la hegemonía política y cultural. Con recursos teóricos de variada índole (Gramsci, Foucault, Castoriadis, Marx, etc.) plantea el desafío para quienes quieren lograr una alternancia real y estructural a la dinámica neoliberal que se consolida por estos días en el país. Una salida a las disputas políticas cotidianas, superestructurales, para ir al fondo de la cuestión: la lucha por el sentido como madre para la fecundación de modelos superadores.
Por Emmanuel Rossi
Periodista de La Noticia 1
Una de las principales problemáticas analíticas de la coyuntura estriba en confundir a Mauricio Macri con una lógica de poder política totalizante, es decir, tomar la parte (una parte diminuta) por el todo, y relajar la guardia en función de las cualidades individuales subjetivas del Presidente.
Si Mauricio Macri en tanto Mauricio Macri es el principal inconveniente para las aspiraciones de las mayorías populares, un obstáculo a superar, la subestimación cobra bríos; pero la persona (Macri en tanto sujeto) no es el problema, ni si quiera lo es Cambiemos. Por tal motivo, la subestimación no sólo es un error, sino que es funcional a un poder enorme que, por supuesto, trasciende largamente al Presidente y a su Presidencia. Porque como el poder es intencional y no subjetivo, focalizar la lógica neoliberal de la actualidad argentina en la figura de Macri es un fallido.
El problema no es Macri. El problema es la intencionalidad de un poder sin sujeto que es el que genera ideología, verdades, erige mythos y trabaja en la construcción de un sólido sistema de ideas y creencias en función de un avance hegemónico que fertiliza el campo donde van a posarse políticas que se direccionan palmariamente en detrimento de las mayorías. El Jefe de Estado es sólo un eslabón en esa cadena de poder, un eslabón tranquilamente reemplazable. Por tal razón, no es Macri el adversario principal, el adversario principal está en el entramado de tácticas a menudo muy explícitas en el nivel en que se inscriben que encadenándose unas con otras dibujan finalmente dispositivos de conjunto.
Y será doble el esfuerzo de la resistencia a ese poder, ya que la lógica conservadora se posa más fácilmente sobre el sentido común, adecúa auditorios y potencia el discurso; en cambio, la disociación de nociones rupturista es más compleja de imponerse -requiere de mayor audacia e innovación- precisamente porque va en contra del sentido común (heteronomía) que intenta trocar, para consolidar el Buen Sentido (autonomía), ése que garantiza que los sujetos no atenten contra sus propios intereses.
La pelea por el sentido es, entonces, la pelea crucial (desde lo material e inmaterial) en la puja hegemónica en pos de la construcción de pautas culturales, desarrollos ideológicos, prácticas e ideas que, en definitiva, determinarán el rumbo de las políticas que, o pueden ir en una dirección o en (hasta) su total contrario.
Mauricio Macri podría dejar la Presidencia en 2019, pero si las relaciones de fuerza continúan intactas, otro nombre (cualquiera) ocupará el Sillón de Rivadavia para que nada cambie sustancialmente.