En Lomas salvaron a una beba que estaba sin oxígeno y sin signos vitales: "Fue un milagro"
Bomberos de Lomas de Zamora asistieron a una beba de un año que sufrió una descompensación y se encontraba en estado cianótico, con falta de oxígeno y sin signos vitales. "A los gritos y con llantos", su familia pidió auxilio en un destacamento donde los rescatistas le salvaron la vida practicándole maniobras de RCP. "Nuestro trabajo es a puro corazón", contaron a La Noticia 1. El milagro de Valentina y su "ángel sin alas".
Quienes creen en el Ángel de la Guarda aseguran que éste puede escoger diferentes formas para cuidar a sus protegidos. Los especialistas en materia mística creen que cada día, los ángeles buscan diferentes maneras de hacerle sentir su presencia y constantemente le está dando mensajes para hacerle su vida más fácil y llena de milagros. El ángel guardián de Valentina Figueroa se llama Alejandro, un bombero de Lomas de Zamora que le salvó la vida haciéndole manibras de resucitación.
La beba de un año sufrió una descompensación y se encontraba en estado cianótico, con falta de oxígeno y sin signos vitales. Desesperados por no poder llegar al Hospital, sus padres acudieron a pedir ayuda al cuartel de Bomberos de Lomas de Zamora. El Suboficial Mayor Alejandro Klimiuk, con la ayuda de cinco rescatistas (Mauro Nardoni, Hernán De Grazia, Juan Cruz Scarpitto, Fabricio Romero y el cadete Walter Russo), recibieron a la familia en el Destacamento 2 San José.
Valentina había llegado en estado crítico. Alejandro intentó tranquilizar a la familia y de inmediato comenzó a actuar: "En estos casos te das cuenta que nuestro trabajo es a puro corazón. Es admiración, sacrificio y vocación". "Ocurrió por la noche cuando estábamos por cenar. Se acercó una familia al cuartel que traía una beba. A los gritos entraron diciendo que no respiraba. La criatura estaba azul y no presentaba signos vitales", relató el Suboficial en declaraciones a La Noticia 1.
"Inmediatamente vimos la situación y comenzamos a realizarle RCP, y al cabo de un minuto y medio tuvimos un resultado positivo cuando respondió al estímulo y empezó a respirar por su cuenta", resaltó emocionado. El cuadro era de extrema gravedad. "La nena se descompensó y la familia pensaba que ya estaba muerta", confesó Klimiuk, quien recalcó que sus padres acudieron a pedir ayuda al cuartel debido a que creían que ya no harían a tiempo a llegar al hospital.
Sobre el momento de tensión que tuvieron que vivir, con la pequeña disputándose entre la vida y la muerte, Alejandro señaló: "Cada uno de nosotros está perfectamente capacitado para estas cosas. Estas situaciones siempre te toman por sorpresa, nunca esperás esto. Pero nosotros tenemos capacitación permanente en estos temas y sabemos perfectamente como responder ante estas emergencias. Esto es actuar de inmediato y poner el corazón", agregó.
Esta no fue la primera vez que a Klimiuk le tocó vivir una situación extrema con una bebé: "Hace unos 15 años atrás he tenido una situación similar. Mientras estábamos apagando un incendio, paró un auto y una persona me trajo a una beba de un año que se estaba ahogando con la leche que había tomado de la madera". "Hicimos la maniobra de Heimlich para la desobstrucción de la vía aérea y la chiquita gracias a Dios comenzó a respirar de nuevo", recordó.
En cuanto a las repercusiones que hubo a raíz del caso de Valentina, Alejandro contó: "Por lo que pudimos escuchar en el barrio y lo que vimos en las redes sociales, las repercusiones fueron muy buenas. La gente está muy contenta con la respuesta obtenida por el personal de bomberos". "Tanto la familia como los vecinos se mostraron agradecidos", subrayó Klimiuk quien acaba de cumplir 23 al servicio: "El apoyo de la familia es fundamental para poder hacer todo esto".
Respecto a la salud de Valentina, el bombero precisó que luego de la reanimación, a la criatura le suministraron oxígeno hasta que una ambulancia la trasladó al Hospital Gandulfo. "No volvimos a hablar con la familia pero nos enteramos que ella ya está en su casa y nos alegra mucho", concluyó Alejandro, quien se convirtió en el guardián sin alas de esta beba, que desde ahora tendrá un motivo para rezar: "Ángel de la guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día".