Gabriel, el panadero de Merlo que regala docenas de facturas a chicos que sacan 10 en la escuela
Gabriel Fernández tiene 61 años y es dueño de la confitería "Karina", en la localidad de Mariano Acosta. Como su negocio está cerca de dos escuelas, decidió premiar con una docena de facturas a los alumnos que le lleven un 10 en sus cuadernos. Además, al final de cuatrimestre entregará tortas a los que saquen las mismas notas en los boletines. "Para nosotros es una inversión muy importante pero ver las caritas de felicidad no tiene precio", contó a LaNoticia1.
Por Christian Thomsen Hall
Periodista de La Noticia 1
En medio de la crisis y los costos que deben afrontar los comerciantes para sacar adelante sus negocios, el gesto de Gabriel Fernández asombra a toda la comunidad de Merlo, en la zona oeste del Conurbano. A pesar de las dificultades para seguir abriendo su comercio, este hombre de 61 apostó a una singular estrategia para dar a conocer su emprendimiento: Decidió regalarle una docena de facturas a todos los chicos que saquen un 10 en la escuela.
La confitería "Karina", nombre con el que la bautizó en honor a su sobrina, se encuentra ubicada en la intersección de Artigas y Diamantese, en la localidad bonaerense de Mariano Acosta. La misma se caracteriza por sus facturas, tartas, masas y tortas, y algunos clientes se animan a decir que son las mejores de todo Merlo. Todas las tardes, en la panadería que abrió sus puertas hace más de dos años, se arma una fila con decenas de chicos que pasan a buscar su premio.
"En realidad esta no fue una idea mía, es una idea que copié el año pasado de un heladero que regalaba un kilo por cada 10 que le llevaban los chicos de la zona. La iniciativa me pareció muy buena y como estoy cerca de dos colegios, me pareció piola incentivar a los chicos con una docena de facturas por cada buena nota que traigan en el cuaderno de la escuela", comentó Gabriel a LaNoticia1.com , quien precisó que desde hace 38 años se especializa en el rubro de panadería.
La propuesta que lanzó Gabriel generó asombro en el barrio. "A muchos clientes le parecía que era un chiste hasta que fueron viendo que era verdad. Ahora te puedo garantizar que al mediodía y a la tarde tengo cola de chicos que vienen a buscar su premio", contó el panadero quien detalló: "Estamos entregando cerca de 40 docenas de facturas por día. A veces un poquito más, a veces un poquito menos, pero ese es el promedio de facturas que estamos regalando".
Según contó el comerciante, el ocurrente premio generó un "efecto contagio" entre los chicos, que ahora compiten para ver quién es el que más facturas pasa a buscar. "En esto hay algo muy lindo, sobre todo con lo que me pasó con un chiquito de 12 años que vive en el barrio. Él anda todo el día en la calle, es un chico muy inteligente pero no venía andando bien en la escuela. Los compañeritos lo cargaban y le decían que era un burro, hasta que un día pasó algo increíble".
"Mientras estábamos atendiendo, este chiquito entró y me dijo: 'Mirá Gabriel': Tenía un 10 en una prueba de matemáticas que estaba firmada por la maestra. Este nene le terminó tapando la boca a todos. Y en ese momento me di cuenta que un incentivo era todo lo que él necesitaba", relató el comerciante, quien emocionado agregó: "Lógicamente después de que trajo la prueba lo felicitamos y obviamente se llevó su docena de facturas, como tiene que ser".
A pesar de la generosa "promoción" de la confitería Karina, Gabriel redobló la apuesta y anunció que al final de este trimestre premiarán con una torta a los chicos del barrio que traigan un 10 en sus boletines. "Esto es algo como para que los chicos se esmeren un poquito más. A veces se arman competencias para ver quien saca más 10 y quien viene a retirar más facturas. Verles las caritas de felicidad cuando reciben su premio no tiene precio", contó ante los micrófonos de LaNoticia1.com.
De acuerdo a lo que precisó este emprendedor oriundo de Merlo, "la iniciativa tuvo una aceptación impresionante por parte de los vecinos". "Para nosotros es una invesión muy importante, sobre todo por los costos que debemos afrontar para abrir el negocio. Al principio teníamos pocos chicos que venían a buscar el premio pero hoy son casi 50 por día. Así y todo es algo que hacemos con mucho amor y satisfacción. Ellos están felices y nosotros también".
Mariano Acosta es una localidad que "aún conserva la vida de pueblo", comentó Gabriel, quien aclaró que su "amor por el barrio" no lo cambia por nada. "Con mi esposa atendemos el negocio. Hace décadas nos dedicamos a esto y luego de estar un tiempito en Morón decidimos volver a Merlo porque una vez que te acostumbras a este pueblo, no lo podés cambiar por nada. Esto es otra vida y tenemos pensado terminar nuestros últimos días acá, con nuestra gente", concluyó.