La odisea de los Intendentes (no eran giles)
El menosprecio por los jefes comunales, las trampas y pactos locales que hicieron ganar o perder a María Eugenia Vidal. Qué sucedió con los resultados ocultos de las Paso.
- Por Lilí Berardi -
El padre de la derrota y la madre de las batallas deben haber tomado nota.
Tras la paliza que dejó con solo dos puntos amarillos el mapa de la provincia para destacar que solo Vicente López y San Isidro llevan el color de Cambiemos les convendrá restaurar relaciones con los intendentes, aquellos obreros del voto de los que LaNoticia1.com habló cuando cerrraron las listas que incluyeron a las apuradas a los que corrían riesgo de perder sus trabajos y quedar sin banca. Aquella jornada en la que los lugares no alcanzaban y el miedo al desastre les cambió hasta el domicilio a los precandidatos, fue inolvidable. El desprecio por los baqueanos -según la definición: conocedores de los caminos y atajos de los terrenos-, fue brutal.
Aún así, la mayoría “aguantó los trapos”. El 11 de Agosto en cada distrito bonaerense se vistieron de enfermeros, pulsaron el bisturí, cortaron boletas a lo ancho y a lo largo y cuando hablaron los números finales del comicio se subieron a la ambulancia para recibir a los fracturados, contusos y heridos de gravedad con una vacuna en la mano. Necesitaban miles de dosis en aquellas camillas del verde SAME para que nunca más se olviden que el territorio manda y que aquel gran favor a la patria que le hizo Vidal a jubilando a los barones del conurbano, no fue suficiente.
En síntesis estos paramédicos que fueron citados poco más de una semana después de la desgracia de las Paso a la República de los Niños para ser escuchados tienen mucho para decir porque en sus pueblos; sí, aún en esas sobredosis de pueblo que ofrece el conurbano tienen predicamento. “Tu vecino siempre sabe si te compraste un auto nuevo”, dice una máxima que los periodistas de la noticia de cada medio local conocemos al dedillo.
Sección por sección, pueblo por pueblo, candidato por candidato hay que ir explicando situaciones. Así como en Chivilcoy el Intendente Guillermo Britos se convirtió en gladiador del corte y se transformó en el único de Consenso Federal en vencer a nivel local, otros hombres y mujeres de distintas procedencias le pusieron la cara al cachetazo y soportaron durante esos eternas diez jornadas -las mismos que duró la devaluación y el simulacro de elaboración del duelo- el discurso único y amanerado del manejo de los datos. Parecía que habían perdido aún donde habían ganado.
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"NO TIENE SENTIDO PRETENDE QUE 'EL INTERIOR' SOPORTE A LAS DOS CAPITALES: LA QUE GOBIERNA RODRÍGUEZ LARRETA CON UN PRESUPUESTO QUE PERMITE TODOS LOS LUJOS Y LA BONAERENSE EN LA PLATA, UN TERRITORIO CUYA ÚNICA CHIMENEA ES LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA"
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La camada de nuevos dirigentes que dio a luz el kirchnerismo es mucho más que gente entrenada para contrarrestar la big data. Por eso, la bronca contenida, los puños cerrados, la impotencia no procesada a tiempo llegó a su punto límite. Mirar los resultados que obtuvo el ignoto candidato a gobernador del Frente de Nos que hizo de los pañuelos celestes su bandera, es entender que hubo jefes comunales que pactaron cortes que en algún caso, como el de San Pedro, le costó el triunfo a Vidal. 622 votos sacó esa fórmula y la gobernadora perdió por 619. Quien recorra las calles de ese pueblo y pregunte quién es Gómez Centrurión (el más conocido y candidato a presidente de esa boleta) se llevará un chasco. Ni lo conocen.
Campana, en la estratégica primera sección electoral también es amarilla. El intendente Sebastián Abella le ganó por 4752 votos a la única lista que presentó el Frente de Todos. En esa ciudad de menos de 100.000 habitantes con un parque industrial importante y un puerto que explotaba de cargas, el candidato local de Consenso Federal sacó 3995 sufragios. Ahí también manda el territorio y el conocimiento de los vecinos. Campana no es “el campo”. Una pregunta: a qué no saben cuántas voluntades conquistó el campanense que representó al sector que se opone a la legalización del aborto?. La respuesta es 1565.
Vidal perdió en Campana contra Axel Kicillof por 3933 votos. Hay 1643 que se fueron a la urna con el nombre de los que hicieron campaña en la defensa de las dos vidas y de ellos 819 que seguramente acompañaron con “el corte” la candidatura de Abella. Los números siempre hablan.
También es cierto que en la página de los cómputos oficiales que ofrece la provincia es escandaloso el modo en que, por ejemplo, se computan los votos en blanco sin especificar para qué categoría. Los que estaban preocupados por la transparencia antes y los que se emocionaron después de los resultados con “el fraude” deberían mirar un poco mejor qué es lo que sucede en cada escuela a la hora de llenar los casilleros de las planillas.
En distritos como Ezeiza no hay dudas. Alejandro Granados arrasó con 57.314 votos, 2466 más que los que sacó Kicillof en su categoría (54.848). La Gobernadora Vidal logró 3830 votos más que su candidato a jefe comunal, sería improbable que de esos 2466 no hayan venido con la boleta de los que eligieron a Granados si se tiene en cuenta que allí “Bali” Bucca el candidato a gobernador por Consenso Federal obtuvo 5449. Ahora, qué pasa en el distrito del ex ministro de seguridad de Scioli que 1745 vecinos no votaron ni a Maria Eugenia y a Axel, sino que se decidieron por Gustavo Alvarez (Frente de Nos). La explicación está en que Nos, no tenía uno sino dos candidatos a intendente y entre ambos juntaron 1875 sufragios.
Hurlingham fue otro caso de sacudón explícito para Macri. La colección de votos de la gobernadora fue de 33.591, son 1234 más que los que sacó su representante local Lucas Delfino. Por qué esos vecinos habrían descartado votar al candidato de Juntos por el Cambio. Comparar las diferencias también sirve para el frente opositor. Axel sacó 59.950, unos 230 votos más que su candidato local Juanchi Zabaleta y exactamente 26.359 más que Vidal. Parece irremontable.
La sexta sección que reúne a ciudades de poca densidad de población le dio el triunfo a la gobernadora. La más poblada es Bahía Blanca con más de 300.000 habitantes. Las cuentas electorales no le otorgan importancia pero los que viven en Adolfo Alsina, Carmen de Patagones, Benito Juárez, Villarino, Tres Arroyos o Daireaux son los que dicen que están cansados de mantener a “la política y los vagos con los impuestos”. Casi una redundancia en un territorio que no logra identidad porque el conurbano es como “ese país” que se sostiene con los recursos del resto. Ni el desdoblamiento de elecciones, ni la regionalización que nunca se animan a votar forman parte de la reforma política. En “la sexta” Vidal obtuvo 203.931 votos, 33.085 más que Kicillof que registró según los cómputos del gobierno 170.846. Pero claro, allí también la lista de Nos cosechó 10.713 sufragios. En esa densidad representa a una ciudad como la del fallecido intendente de Hipólito Yrigoyen que tiene 10.000 habitantes. ¿Se entiende?
En Laprida, la ciudad en la que nació Gabriela Micchetti, Pablo Torres del Frente de Todos se alzó con una victoria de 4224 votos contra los 2665 que sacó Mauro Strabeau de Juntos por el Cambio. Un mano a mano, en la ciudad no competían otras listas. Ese mismo pueblo, le dio a Axel 4009 votos y a Vidal 2696. Y Macri? El presidente cosechó 2539 y Alberto con Cristina 3962.
En Tres de Febrero, el Frente de Todos se presentó con 5 candidatos. La suma de todos supera la que obtuvo Diego Valenzuela que pudo contar 72.756 a su favor. Son 20.861 menos que quien salió primero en el abanico de la oposición y 401 más que la gobernadora. Otra vez, los votos de Nos influyeron en la suerte de la mndataria provincial ya que 4224 sufragios fueron a parar a esa lista. El periodista e historiador que jubiló a Curto en 2015, también sacó más votos que Macri a quien los vecinos le aportaron 63.699 voluntades; 9057 menos. En esa categoría 4736 fueron para Nos y 4823 para Espert. Gente que quiso ir más a la derecha que el mandatario nacional. Lavagna quedó allí con casi 19.734. En este distrito Axel sacó 98.485 y María Eugenia, 72.355, fueron 26.130 de diferencia.
Alejandro Finocchiaro se defendió lo que pudo en La Matanza frente a Fernando Espinoza. Ni mas ni menos que 472.987 para el clásico caudillo matancero contra 160,694 del Ministro de Educación de la Nación. La diferencia 312.293; irremontable. Axel sacó un poco más: 480.706 y María Eugenia 166.289, fueron 5595 más que su referente local. Alberto sacó más votos que su candidato a gobernador, unos 478.401 contra los magros 148,172que cosechó Macri. Indiscutible voluntad de corte. El partido mas poblado de la Provincia de Buenos Aires, el que define la tercera sección electoral, tendrá en octubre también una boleta para el candidato a Intendente del Frente de Nos: Raúl Martínez con 13.998.
En Bahía Blanca, Héctor Gay se asustó por los resultados de su rival del Frente de Todos. Sumó 71.677, la diferencia fue de 4421 sobre los 67.256 que obtuvo Federico Susbielles. En ese distrito la gobernadora cosechó 82.913 contra los 62.019 que sacó Axel Kicillof. Son 20.894 votos más en esa categoría pero con un mensaje claro de la población a Gay porque hubo 11.236 que votaron a Vidal acompañada de alguna otra fórmula. Fue la del Frente Vecinal Todos por Bahía?. Otra vez el voto “celeste” en este distrito de la quinta sección logró un resultado local más que interesante: 6441 que llevaron como candidato a Luis José. Mauricio Macri puede estar bien satisfecho porque obtuvo un triunfo de 75.514 contra los 62.605 de Alberto. Se dio el lujo de sacar 3837 más que Gay aunque fueron 7399 menos que Vidal, los del presidente.
Por último vayamos al reducto playero de la política rosquera: Pinamar. La lista de Macri ganó a la del Frente de Todos por 116 votos. El presidente obtuvo 6.783 contra los 6.667 de Alberto y Cristina. Su representante local, Martín Yeza 7.194 y 6.777 reunieron entre las cinco listas opositoras entre las que estaba también la que llevaba como concejal a Aníbal Fernández que también tiene carpa en el balneario en el que pasó lindos veranos cuando funcionó como mano derecha del matrimonio Duhalde. La memoria también ayuda en los pequeños pueblos.
Algo más: allí Vidal sacó más votos que todos porque es ella la madre de todas las batallas que ganó y perdió en el territorio de la mano de un equipo de porteños que quiso mirar con una lupa que en vez de agrandar, reduce, achica, entorpece, resta y hasta ofende con su soberbia a los excavadores de basurales a cielo abierto de cada pueblo, esos mendigos a los que creen haberles prestado el traje de intendentes cuando “los viralizan” en Instagram como estrellas de cine. En síntesis “los giles” de una odisea en que a los copoblanos de las fábricas cerradas se los bancan ellos en cada distrito. ¿O no?
Si al mapa lo pinta Macri emergen sólo dos puntos amarillos, si lo pinta Vidal suma algunos más, pero si lo pintan los intendentes con sus propios resultados los colores cambian y eso, a la hora de escuchar el mensaje de los electores obliga a pensar que ya no tiene sentido pretender que “el interior” soporte a las dos capitales: la que gobierna Rodríguez Larreta con un presupuesto que permite todos los lujos y la bonearense en La Plata, un territorio cuya única chimenea es la administración pública que cada dos años renueva y cobija a la gran familia de la política que tras un breve paso por las diagonales termina comprando un predio en los barrios privados que rodean a esa única ciudad que se llama octava sección electoral. Habían llegado para cambiarlo pero, no funcionó.