La polémica por los feriados: Turismo y tiempo libre en el Siglo XXI
El anuncio de un proyecto de ley para reordenar los feriados realizado por la Presidenta de la Nación generó polémica. Aquí, Antonio Torrejón, uno de los máximos referentes del sector y asesor del Ministerio de Turismo de la Nación, opina sobre el tema y sostiene que "el tiempo libre aparece cada vez más como posibilidad de realización personal" y que es necesaria su institucionalización.
Por Antonio Torrejón*
Ciertos comunicadores, ante la presentación previsora de la Presidencia de la Nación de los calendarios turísticos para los años venideros, hacen una consideración frívola y negativa del tema, de allí lo oportuno de rescatar la opinión estructurada de la Iglesia Católica en sus “pastorales”, pensando que más allá de lo que caprichosamente se quiera reconocer, nuestra convicción del tiempo libre desde nuestra creencia, la que recordamos, es mayoritaria en la Argentina y en nuestra región latinoamericana.
Los calendarios de los países que se precian de modernos tienen que prever en su historia la primera prioridad, sus días de conmemoración patriótica inamovibles; en segundo término, los que por historia y religión se respetan en fechas de rutina y lo intermedio “practico, para dar mayor calidad de vida”, su asociación con días puente o de reubicación calendaría.
La producción desde el siglo XIX trató de colocar las celebraciones en los días lunes, y el “sábado ingles”, no dejó de surgir dentro de un nuevo concepto. (parar calderas o maquinas a mediados de semana, no dejaba de resultar un negativo gasto).
Los Municipios en sus días de aniversarios o los Gremios del trabajo, le conceden más a sus Ciudadanos o trabajadores, con la colocación de viernes o lunes, que en aislados feriados o fechas de media semana. El Carnaval de Nuestra Cultura, de repetición en el verano, alienta demasiados aportes, como para negarlos y celebrarlos.
Educación, Trabajo y descanso constituyen el ritmo natural de la vida del hombre. Uno y los otros son necesarios para que la vida de la persona se desarrolle en todos sus aspectos esenciales, porque los tres son espacios para su creatividad.
En la historia de la humanidad, el estudio se lo asumió como instancia de algún rigor y el trabajo ha sido vivido siempre considerada por las mayorías como necesidad dolorosa y, con frecuencia, sometido a condiciones penosas y aun violentas.
El proceso para mejorar estas condiciones ha sido largo, acelerado ciertamente en los tiempos modernos, pero sin que sus logros hayan llegado aún a la mayor parte de los humanos. En todo caso, a raíz de los más recientes avances tecnológicos, han cambiado no sólo las condiciones del trabajo, sino su misma naturaleza, acarreando cambios sustanciales en la vida de las personas.
Uno de los más significativos es precisamente la mayor disposición de tiempo libre, que en la Argentina se ha institucionalizado su importancia, a través de llevar su conducción política al correcto nivel de Ministerio en el Gabinete Nacional, hecho ya percibido en su importancia por algunas jurisdicciones provinciales.
Han contribuido esencialmente a incrementar el tiempo libre, las vacaciones pagas y la práctica universalizada de los fines de semana largos. Por otra parte, en la vida de las personas el tiempo libre ocupa hoy un espacio muy relevante durante el periodo de la juventud y al final de la actividad laboral, períodos que se han prolongado considerablemente, llegándose a reconocer al final una “cuarta edad”.
Con todo, hay que reiterar una vez más, que no se trata de algo accesible a todos y que en el mundo son muchos millones las personas que, incluso en los países más desarrollados, no disponen de tiempo libre o no disponen de los medios económicos y culturales para vivirlo en todas sus posibilidades.
Debemos constatar, además, que esta mayor disponibilidad de tiempo libre no parece, a pesar de todo, suficiente para responder a las ofertas que la sociedad propone en cuanto a actividades formativas, sociales o aquellas finalizadas al descanso y al bienestar; o para hacer frente a un cúmulo de información siempre mayor y a menudo imprescindible para asegurar a la persona una plena integración y participación en la sociedad.
El desajuste entre el tiempo efectivamente disponible y el deseado es una situación que las personas a menudo viven con angustia y con grave daño para sus relaciones familiares y sociales.
Sin duda, el trabajo permanece como base para la integración y participación del hombre en la sociedad, como fundamento de la vida familiar, como realización, en fin, de aquella “verdad fundamental, que el hombre, creado a imagen de Dios, mediante su trabajo participa en la obra del Creador”.
Pero, junto al trabajo, el tiempo libre aparece cada vez más como posibilidad de realización personal, de allí lo que ha pasado a preocupar con prioridad aportarlo con la “máxima Calidad” y como espacio de creatividad, y realización en consecuencia, como un derecho que coadyuva a la plena dignidad de la persona.
Ante esta consideración del tiempo libre, no debería perderse aquella concepción del descanso, que se pone como exigencia de la naturaleza humana y que representa en sí mismo un valor irrenunciable. En efecto, el sentido del descanso no radica sólo en la necesaria recuperación de la fatiga del trabajo. Su verdadero sentido se alcanza cuando en el descanso el hombre dedica a una mejor construcción personal reconociendo algo superior, también que cuando se entrega generosamente al servicio de los demás, especialmente de la familia. Bajo el concepto del tiempo libre, en cambio, se acentúa la autonomía de la persona y su esfuerzo de autorrealización.
Los medios disponibles para la vivencia de un tiempo libre verdaderamente creativo son numerosos. Desde recursos que ayudan al descanso, a aquellos que contribuyen a la recuperación física o a los que perfeccionan habilidades personales.
En unos casos interesan a la persona en su dimensión individual, mientras en otros acentúan su carácter social. Algunos, a su vez, se hacen casi permanentes, mientras otros se suceden de manera más esporádica.
De este modo, la lectura, las manifestaciones culturales y festivas, el deporte o el turismo han entrado a formar parte de la vida de cada día como expresión misma del tiempo libre. Quienes tienen la posibilidad de disfrutar de tiempo libre deberán esforzarse en descubrir toda su dimensión humana y en gestionarlo de forma responsable, empeñándose para que, cuanto antes, todos los hombres puedan gozar plenamente de este derecho fundamental.
Como sostuviera en la visita realizada una década atrás por “Juan Pablo II”, a la Sede española de la OMT: “El Turismo es la mayor conquista Social del hombre, con proyección al Siglo XXI” .
*Asesor del Ministerio de Turismo de la Nación, es considerado uno de los hombres que más sabe de turismo en la Argentina. Lleva cuatro décadas trabajando desde la Patagonia para el desarrollo turístico y la conservación de la biodiversidad y el patrimonio cultural de la región.