Mar del Plata no debe ser un inodoro
El "Emisario Submarino" que se construye en Mar del Plata para el tratamiento de efluentes cloacales viola la Ley Nacional de Medio Ambiente. No soluciona los problemas de la planta existente.
En la ciudad de Mar del Plata se construye un Emisario Submarino, para el tratamiento final de los efluentes cloacales mediante un convenio en el que intervienen el OSSE y ENHOSA a cargo de la empresa Supercemento. Poseen un presupuesto de más de 178 millones de pesos y están violando Ley Nacional 25675 (arts 4, 27 al 34), 24051 y la Ley Provincial 11723, que regulan la contaminación ambiental.
La obra se construye con un sistema de tubos que transportan los desechos a 3.300 metros de la costa, y los vierten en los últimos 526 metros por medio de un difusor que cuenta con 130 boquillas de salida. Éste método, de acuerdo a las afirmaciones del ingeniero a cargo Pascual Furchi, “sólo bajará la carga bacteriológica de las aguas fecales al mar”, sin solucionar el problema de la contaminación marina y costera que provoca la planta de tratamiento separadora de sólidos y de líquidos que funciona en la actualidad.
El problema del tratamiento de los desechos fecales en la ciudad está en discusión desde que se empezaron a analizar los perjuicios que provocaN al medio ambiente las decisiones que se tomaron en la década del 70 y que hoy se asemejan a una central contaminante. Unos años más tarde, se empezó a construir la planta actual -la que turistas y marplatenses huelen y ven a diario sobre la hermosa costa- que será reemplazada por el "Emisario". En 2008, se comprobó, gracias al nauseabundo olor que emitía y la coloración del mar en las proximidades de la pretendida depuradora, de acuerdo a una investigación en conjunto de Canal 9 y la Asamblea Ambientalista, que se trataba de un agujero que vertía directamente los fluidos al mar.
El área de contaminación, producida por la planta ubicada a 9 kilómetros del núcleo urbano, se extiende desde Santa Clara del Mar, partido de Mar Chiquita, hasta el Torreón del Monje, situado al sur del área céntrica costera. Asimismo, los líquidos vertidos ascienden de 250 a 350 mil toneladas diarias en temporada. Sí, efectivamente, toneladas.
¿Qué va a parar al mar?
En una entrevista con el vicepresidente de la Asamblea Ambiental del Partido de General Pueyrredón, David D’Acunto, afirma que los efluentes cloacales no sólo contienen los desperdicios de la red domiciliaria sino que están compuestos, además, en un 40 por ciento de deshechos portuarios y del mismo porcentaje en servicios gastronómicos por la red cloacal domiciliaria. Esto quiere decir, que lo que llega a la planta de tratamiento contiene bacterias, parásitos, presencia virus, residuos orgánicos humanos, productos farmacéuticos; mezclas de desecho de aceite y agua o de hidrocarburos y agua; desechos industriales; y residuos de mercurio y compuestos con mercurio, entre otros.
Todo lo que es vertido al océano, afecta el consumo de animales sedentarios de fondo en el área, tornando también peligroso el uso de las zonas balnearias vecinas. D’Acunto, agrega a esto que “esos más de 3 kms. que tiene el "Emisario", actúa como una antena gigantesca que puede cambiar el rumbo de las ballenas, o la fauna migratoria que hay en el océano”.
A chapotear en el agüita
Los animales no son los únicos perjudicados por la contaminación a causa de la mala manipulación de efluentes. En la ciudad, cada verano, más de dos millones de turistas se bañan en las playas, conviviendo con los desechos cloacales sin tratamiento en el agua como en la arena de la costa. Aquellos que conviven con los desechos, corren el riesgo de padecer de gastroenterocolitis, estericchia colis, conjuntivitis y hongos en la piel entre otras enfermedades.
¿Qué dice la ley al respecto?
El tratamiento que el Emisario le dará a los efluentes, infringe lo estipulado por la Ley Nacional de Medio Ambiente 24.051, por pertenecer, los mismos, a la categoría de residuos peligrosos. Se los considera de esa categoría, de acuerdo con el artículo 2, a todo desecho que pueda causar daño, directa o indirectamente, a seres vivos o contaminar el suelo, el agua, la atmósfera o el ambiente en general. Esto quiere decir que de acuerdo con el art. 75 de la Ley, el municipio debería cumplir y encargarse de que la empresa que construye el "Emisario" lo haga de acuerdo con el marco legal ambiental.
Por ello, la obra de tratamiento de efluentes cloacales debe incluir una evaluación del impacto que los efluentes producen en el mar y elegir el procedimiento más adecuado para la ciudad. Frente a esto David D’Acunto opina que hay muchos sistemas de tratamiento “pero el más ideal es el de los piletones” que consiste en cuatro piletas de degradación aeróbica y anaeróbica que va separando lo sólido de lo líquido. Éste tipo de tratamiento es una alternativa posible en la ciudad, porque no generan contaminación, reciclan los efluentes y tiene un costo menor que un "Emisario".
El sistema de piletones está siendo implementados en los alrededores de la ciudad, como es el caso de Miramar y también Necochea. La última posee una planta evaluada en poco más de 15 millones de pesos. Otro caso de plantas de tratamientos “eco-friendly” es la de Villa Gesell que, de acuerdo a las declaraciones del Ingeniero creador de la misma, Roberto Markowski, “tiene por finalidad disminuir el grado de contaminación a tal punto de adaptarlo al medio receptor”.