Mariano Moreno en el Bicentenario
El periodista Alfredo Leuco dedicó su última columna semanal a Mariano Moreno. Quienes no lo escucharon en el programa Bravo Punto Continental, tienen aquí el reflejo de sus palabras. Su link: www.alfredoleuco.com.ar
Mariano Moreno
-Por Alfredo Leuco-
Esta columna está dedicada a todos los periodistas que defienden la libertad y que combaten cualquier tipo de censura. Y a los periodistas desocupados que buscan trabajo y los periodistas desaparecidos que buscan verdad, justicia y memoria. Y a los estudiantes de periodismo que quieren ser y a los colegas jubilados que nunca dejarán de serlo. Por todos ellos, esta mañana me hice un viajecito al fondo de la historia. Una escapadita al año 1810 para hablar con Mariano Moreno. Entré respetuosamente en la Gaceta de Buenos Aires, el órgano oficial de la revolución de Mayo. Casi en puntas de pié para no molestar.
Me sorprendió la situación con sus gritos y sus risas, con ese desorden ordenado que hace de las redacciones de los diarios uno de los lugares mas vivos que uno podría imaginarse. No hizo falta preguntar por Mariano Moreno. Ya lo conocía por algunas láminas colgadas en las paredes de mi colegio primario. Me acerqué a su escritorio y me presenté.
- Buenos días, maestro. Soy un humilde periodista del año 2010. La patria esta cumpliendo 200 años y quería beber de las fuentes. ¿Me lo permite? Le pido un análisis político . Se lo pregunto como periodista, abogado y como secretario del primer gobierno patrio.
- Si deseamos que los pueblos sean libres observemos religiosamente el sagrado dogma de la igualdad. Si me considero igual a mis conciudadanos ¿Por qué me he de presentar de un modo que les enseñe que son menos que yo. Mi superiotridad solo existe en el acto de ejercer la magistratura que se me ha confiado. En las demas funciones de la sociedad soy un ciudadano sin derecho a otras consideraciones que las que merezca por mis virtudes.
- Y de la pelea entre el gobierno y los medios de comunicación, ¿Qué opina?
- La libertad de los pueblos no consiste en palabras, ni deben existir en los papeles solamente. Cualquier despota puede obligar a sus esclavos a que canten himnos a la libertad y ese cántico maquinal es muy compatible con las cadenas de opresión de los que lo entonan.
- ¿Y de la corrupción en la clase dirigente?
- El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien. Debe aspirar a que ellos nunca puedan obrar mal.
- Bueno, doctor Moreno, le agradezco su participación en Bravo.Continental. Disculpe la curiosidad. Usted sabe como somos los periodistas. ¿Qué está escribiendo ahora en forma tan apasionada? ¿Una nota?
- No, la Gaceta ya está lista. Estoy escribiendo el prólogo del “Contrato Social” de mi admirado Russeau. Acabo de terminar su traducción.
- ¿Sería mucho pedirle que nos anticipara como primicia aunque sea un párrafo?
- Escuche: Si los pueblos no se ilustran, si no vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y después de vacilar algún tiempo entre mil certidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir la tiranía.
- Ahora si lo despido, doctor. Gracias por su alma revolucionaria. Por convencernos de que si nuestros enemigos logran exterminarnos para ponernos cadenas otra vez serán nuestros hijos los que se tomen venganza de la muerte de sus padres. Pensar que nació aca cerca de la radio, en los Altos de San Telmo. Pensar que el conservador de Cornelio Saavedra nunca lo quiso y le llegó a decir “demonio del infierno”. Y que lo mandó en misión a Londres.
Usted estaba cansado de tantas amenazas y se embarcó sin saberlo hacia el fin de sus días. ¿Cómo nos gustaría comprobar que usted fue envenenado en altamar por el capitan del barco con un polvillo parecido al arsénico? Algún día ese océano a donde fue arrojado nos traerá la verdad a nuestras costas. Esa verdad que es el motor que mueve a los periodistas honestos. A los que no se venden ni se alquilan. A los periodistas que hacen patria como usted y siempre son abogados del hombre común y fiscales del poder. A los periodistas a quien les dedico estas palabras. Gracias Mariano Moreno, padre nuestro que estás en las redacciones.