Mil litros de leche por sábado donan los tamberos de Azul
La entrega de leche comenzó en 2002 y continúa en la agenda de los productores lecheros de Azul. La cantidad de litros por sábado se establecerá a demanda de las comisiones vecinales.
El productor expresó: "Prefiero fundirme más pronto, pero soy feliz si un niño no se muere por desnutrición, porque todos tenemos que ser solidarios". La transcripción corresponde a un editorial publicado en el Diario El tiempo de la ciudad de Azul.
El programa que desde 2002 llevan adelante los productores lecheros en conjunto con las comisiones vecinales establece la entrega de 1000 litros de leche cada sábado para ser distribuidos entre los niños que lo necesiten. Sin estridencias y pensando que lejos de disminuir, la necesidad aumenta ya que comenzaron con una entrega menor, las reflexiones de la redacción de ese medio local invitan a pensar que lejos de la guerra del campo, en el interior bonaerense son las actitudes las que marcan a los pueblos. A poco del inicio del ciclo lectivo cabe preguntarse si la mísera cuota que se entrega para las copas de leche en los establecimientos escolares que no tienen la suerte de vivir cerca de los tambos reflejan a otra Argentina.
El colega de Azul reflexiona: "Gestos como éstos enaltecen a quienes lo realizan y ponen de manifiesto que los productores rurales no son como se dice en las altas esferas. Sino que en silencio sin importarles la publicidad, realizan actos de solidaridad dirigidos a los más necesitados, cosa que algunos funcionarios del Estado no lo hacen y utilizan la calumnia y la mentira para que no trascienda su falta de interés por el prójimo. Es de esperar que este ejemplo que nos están dando los productores tamberos, con la colaboración de la CEAL y las comisiones vecinales para que los chicos puedan tomar leche pasteurizada, sea el disparador para que otras entidades puedan trabajar de la misma manera".
Sobre la ruta 9 a la altura del kilómetro 150, las vacas soportan la inundación con el agua hasta el cuello. El paisaje es desolador porque se las ve agonizar al mismo ritmo en que sube el precio de la carne que falta en la mesa de tantas familias.