Pantalla Pinamar 2017 día 3: lagañas, conferencias y una pregunta larga, larga
En su tercera jornada, Pantalla Pinamar presentó cine de alta calidad y se pudo charlar con varios de los involucrados respecto de las distintas producciones.
Pinamar vistió su cielo de celeste con un vientito de esos que acarician los ojos y traen perfumes de eucalipto y mar. Un edulcorante que vino bien para recuperarnos de alguna llovizna y un chubasco disléxico sufrido el día anterior.
Y el aire renovador trae buenas vibras en las conferencias de la mañana. Acostarse a las 4 para arrancar a la 8 no parece buen negocio porque uno debe salir al Hotel Algeciras con la tostada en la boca. Caminar hace bien, correr agita. Abrí la puerta de la sala 30 segundos después de comenzada una proyección. Nadie que entra así, pasa desapercibido. Muuuy bajito y susurrado salen tres palabras: “perdón, buen día”…
Empezamos con un proyecto a puro pulmón llevado a cabo por Paulo Pécora y un grupo de amigos concordantes en el sueño de poder idear, escribir y realizar Lo que tenemos. Junto a él los talentos de Alberto Rojas Apel, Maricel Santín y Mónica Lairana (que no fue de la partida esta esta vez). El material que vimos tiene lo que los actores solemos llamar “verdad” en cuanto poner cuerpo y voz despojados de artilugios y técnicas. Un naturalismo que identifica inmediatamente más allá de, en este caso, ser retazos de un triángulo sentimental en vías de ser (re) descubiertos por los personajes.
Promediando la mañana la directora Fernanda Ramondo, contó parte de su gesta que finalmente tuvo a Leonardo Sbaraglia como protagonista. En Argentina, un proyecto que logra financiarse con lo otorgado por el INCAA como subsidio no es una película, es un milagro. En este caso se llama No te olvides de mí y tiene, entre otros talentos, la estupenda fotografía de Lucio Bonelli y la dirección de arte de Julieta Dolinsky; dos pilares sobre los que se apoya una recreación de los años 30 notable. “Cada película tiene su público” le habría dicho Manuel Antín a Fernanda. Una frase para llevar tranquilidad al tremendo trabajo que significa estrenar una obra en las condiciones de hoy.
Manoussos Manoussakis junto a su mujer presentaron un tremendo alegato contra lo absurdo de la guerra y la discriminación. Hablaron de las repercusiones en distintas latitudes y del impacto que genera Domingo sombrío en las nuevas generaciones. La guinda del postre fue para la colega que formuló la pregunta mas larga de la historia del festival, pregunta que dejó a Manoussos casi sin la posibilidad de responderla.
Llegaron, se sentaron y volvieron a emocionar como en la proyección de ayer. Sandra Sandrini tiene una manera de hablar y explicar que trae paz y bonhomía a todos. Su película Sandrini se vio ayer por una sala concurrida que volvió a reír a carcajadas con las ocurrencias y los gestos del gran actor argentino que se fue de gira en 1980. Hay una evidente sensibilidad hacia la figura y por eso la película, que llevó 10 años de gestación, se transforma en un elemento indispensable para nuestra profesión de actores, además de ser un vínculo nostálgico para todo el público que vio sus películas, sus obras de teatro y su enorme trabajo en la radio con el recordado Felipe. Las nietas también pusieron su profesionalismo. Carla Pantanalli se ocupó de la banda sonora y Roberta Vadino de la animación. Ambas también manifestaron sobre la posibilidad que este proyecto les dio para conectarse y vincularse aún más con el abuelo y acaso conocerlo desde otro lugar. Aplauso cerrado de un público agradecido. Uno imagina, que las risas de ayer son las mismas que hubo en los cines en 1933, 1945, 1956, etc, etc. Como si fuesen el eco de un pasado feliz que hoy repercute en las nuevas generaciones.
El último plato fuerte fue, acompañado de Gregorio Sobocinski (Agregado cultural de la embajada de Polonia) y Marek Pernal (Embajador de Polonia), la presencia de Krzystof Zanussi. El notable maestro que presentó la tremenda Cuerpo extraño. Una metáfora sin concesiones sobre el acecho del peligro y su paranoia. Algunas palabras del cineasta: “Recuerdo el primer festival de Mar del Plata cuando aquí pude compartir momentos con (Pier Paolo) Passolini o María Callas”. “Mis películas tocan o hablan del tema de la muerte porque yo viví la Segunda Guerra Mundial. Vi cosas horribles así que sí… la muerte me acompaña”. “Todas las miradas plantean contradicciones. Mi primer cortometraje no tenía diálogos y era sobre un joven que va a un monasterio en donde justamente los monjes no pueden hablar. Ganó en el mismo año distinciones tanto en el ateísmo de Moscú como en el catolicismo protestante de Alemania”. “Soy así, mi cine es así y está bien que genere posturas opuestas”. El maestro ilustró todo con un lujo: un fragmento del cortometraje al cual hacía referencia. Nos retiramos llenos de cine e íbamos por más pero hacia la pantalla grande.
Fuera de la ley es la historia del hijo de un policía que no puede evitar su naturaleza de rebelde y malhechor lo cual tensa las relaciones familiares al punto de la ruptura pero también de la ruptura con la sociedad a partir de la delincuencia y las consecuentes sentencias a la cárcel. Un gran argumento con el detalle que se filmó en 1937 por el gran Manuel Romero y no ha perdido vigencia alguna. El cine argentino de esa época es realmente maravilloso.
Julie nos contó la historia de una mujer que huye de donde vive presa de una realidad que la supera al quedar embarazada y recae en una comunidad neo hippie en donde logra un anclaje emocional. Brillaron La graduación (de Rumania) y Aviones de Papel (de Australia). El toque final lo dio el director Carles Torras con la presentación de Callback. Una película hablada en inglés sobre un hombre que “compra” la idea del sueño americano y lo persigue sin darse cuenta que éste mismo sueño es capaz de deglutirse a cualquiera. Un buen cierre para una tarde en donde los pantalones quedaron pegados a la butaca.