Pantalla Pinamar 2017 Dia 6 Sirenas de pelo azul, radiografías humanas y cerveza.
Recepción de la embajada de España, delicias de cortometrajes y un altísimo Jorge Marrale fueron los puntos altos del día.
Invirtamos la cronología de los eventos esta vez. Todo Pinamar (o por lo menos los Pinamarenses que se enteraron de una película que fue filmada acá y tenían deseos de ver los resultados) dijo presente en la función de la película Pinamar a las 16:10 en el cine Oasis. Era claramente una de las películas esperadas de esta edición del Encuentro Cinematográfico Argentino-Europeo. Gente del palo artístico y cronistas sí, pero sobre todo gente de acá. El mismo evento cultural que debe haber ocurrido en los 40 en Entre Ríos cuando se estrenó El camino del gaucho; en Jujuy cuando se estrenó Las campanas de Teresa o el que vivió quien suscribe cuando se estrenó en el cine Plaza de San Pedro, Cuarteles de Invierno de Lautaro Murúa allá promediando la década del 80 (¿el Plaza o el Palma? Ya no recuerdo pero fue uno de los dos)
Y allí está la gente de Pinamar reconociendo sus calles, la avenida, cierta esquina o algún negocio que sale en algún plano. Es su lugar, su playa con su mar, su orgullo, su identidad cultural, su ADN. “Deberían haber mostrado la gente que hay acá. El turismo” dijo una señora. “Que lindos los chicos” dijo otra a la salida. Detrás de mi butaca escuché un susurro: “En ese edificio no hay una escribanía”. Todas estas visiones no hacían más que confirmar el deseo de pertenencia. Tal vez, los habitantes de este lugar tarden un tiempo en entender que las radiografías de una ciudad (al menos en el cine) no van a cumplir esos deseos de ver lo que se quiere ver. Hay un entramado mucho más rico y profundo para apreciar, lo cual no es fácil.
Irónicamente, el desacuerdo entre lo que se anhela ver y lo que se ve, es la metáfora perfecta de la necesidad de aparentar. Claro… en trece años de visitas cinematográficas, es la primera vez que un realizador habla de este lugar a través del cine. Fue un momento mágico que excede a una proyección propiamente dicha. Federico Godfrid ha logrado algo difícil: la sana inconciencia de las posibles lecturas de su historia. Dos hermanos que se quieren y deben decidir qué hacer con una propiedad heredada en Pinamar, viajan hasta acá para, sin esperarlo tal vez, reconectarse con momentos felices. ¿Por qué la "sirena" de ambos tiene el pelo azul? Tal vez por que es sirena. Sirena del mar que encanta y quita el dolor por momentos. Lo atempera. Lo aplaca. Está en la película Pinamar eso. Se llama poesía. Se brindó con unas cervezas artesanales, de esas espirituosas. Las que bajan un poco los decibeles (ponele).
Avanzando sobre lo que ocurrió en los extremos, es decir, antes de esa proyección y luego de ella, estar frente a luchadores del género documental es todo un debate. Carne Propia, obra que no pude ver, tiene en sus artistas involucrados la vanguardia de entender que ya no deberían existir las fronteras de la clasificación genérica en pos de apreciar una obra cinematográfica tal cual es concebida.
Escuchar a Jorge Marrale hablar de Gustavo, su personaje en Maracaibo, es una invitación al deleite. Es probable que estemos frente a ese tipo de bisagra en la historia de la actuación de la cual no somos hoy conscientes. Porque la vorágine de hoy indica comer pochoclo mientras uno está sentado. Maracaibo (y también Pinamar) propone una conexión diferente con el estado emocional que atraviesan los personajes. Y de eso se habló en la conferencia.
Algo parecido sucedió con el productor y realizador de El destierro. Una producción española situada en la época de la Guerra Civil Española pero desde un ángulo despojado de grandilocuencias Hollywoodenses. Es llevar a bandos opuestos a convivir en un espacio hostil que los pone en la forzada situación de tener que convivir para sobrevivir. Ese lugar en donde se terminan las ideologías impulsadas por el fanatismo y todo se vuelve insoslayablemente humano.
Es cierto, pasó mucho más hoy, pero esta vez… Esta vez está bien hablar de esto. Hoy el cine se puso el traje de espejo como nunca. Tal vez sea esa la intención. Amo el cine, sí. Pero más aún, amo lo que este genera.