Todas las balas le entran a Mauricio
Los poderes corporativos que gobiernan en alianza con Mauricio Macri hicieron lo que pudieron para resguardar la mayor cantidad de tiempo posible la imagen del Presidente. A pesar de que los números no lo ayudaron nunca y la situación de los argentinos se fue deteriorando constantemente, parecía que al Jefe de Estado ni lo rozaban las balas. Era previsible que cuando le entrase una, le iban a entrar todas juntas. Desesperación en el Gobierno, medios y Poder Judicial.
Por Emmanuel Rossi. Periodista de Lanoticia1.com
Una comunicación artificiosa puede sostenerse un plazo de tiempo si una de sus bases tiene anclaje en la creencia popular. El macrismo abusó de este recurso y, por sinécdoque (la parte por el todo), fue quitándoles derechos a los argentinos sin que éstos se inmuten demasiado. “Hay corrupción en el programa Conectar Igualdad”, dijeron, y les sacaron las netbooks a los estudiantes. “Con el Procrear de Cristina hay gente que se hace casas en countries”, dijeron, y trajeron la pesadilla de los créditos UVA. “Hay ñoquis que cobran del Estado”, dijeron, y echaron trabajadores a discreción. Y así una larga lista de excusas que por contigüidad operaron durante años en el constructo social.
Sin embargo, el relato dejó de tener su pata en la verosimilitud y el castillo de naipes comenzó a derruirse.
La estratagema de culpar de todo a Cristina Fernández de Kirchner (tanto por la “pesada herencia” del pasado como por el “miedo” de su regreso en el futuro) empezó a perder el efecto otrora necesario para erigir una política de vulneración de derechos.
A su vez, las causas judiciales contra la administración anterior perdieron bastante interés en la población, y aunque los medios insistan, dejó de producir las consecuencias cortina que la alianza gobernante necesita.
El dólar llegó a superar los 47 pesos, cuando hace un año estaba a 20. Es difícil que la población no vea a su Gobierno como responsable. Ni hablar de la inflación -que el propio Macri había dicho que la misma demostraba la incapacidad de gobernar- y el incremento de la pobreza. Es difícil cuando todas las promesas de campaña que le interesaban a las grandes mayorías no fueron cumplidas. Demasiado tiempo estuvo desnudo el rey hasta que uno lo advirtió, y luego automáticamente el resto lo comenzó a advertir también.
Hasta los propios medios de comunicación, aliados férreos de Cambiemos, comenzaron a esgrimir críticas, y algunos periodistas, desesperados, empezaron a retar a Mauricio Macri por temor al regreso del kirchnerismo. Incluso, el denominado “Plan V”, para que la candidata a Presidente sea María Eugenia Vidal, es otro intento de los medios corporativos para no ver caer al macrismo en octubre o noviembre.
El descenso de la imagen del mandatario no cesa, y cada día se le hace al Gobierno más difícil revertir la situación. Perdió la confianza, la credibilidad y su discurso dejó de tener eficacia simbólica.
Todos los indicadores están peor que en 2015, y la gente lo nota en lo cotidiano. Insistir con el mote de “corrupta” contra Cristina Kirchner, y apostar a que el Poder Judicial haga toda la fuerza posible para embarrar la cancha, es lo único que les queda.
Probablemente no les alcance, y el macrismo y sus políticas de hambre desaparezcan el 10 de diciembre.