Treinta años de cárcel para el asesino de Diego Peralta
El condenado es Carlos Ramón "El Pipi" Garzón. La justicia lo encontró responsable del secuestro extorsivo y homicidio triplemente calificado del adolescente de 17 años Diego Peralta, raptado en el Jagüel en 2002 y luego brutalmente asesinado. “Estoy muy conforme, nunca dejé de creer en la Justicia”, señaló Emilse, mamá de la víctima.
"El Pipi" Garzón fue el último de los imputados juzgados por el secuestro y asesinato de Diego Peralta, en lo que fue el segundo juicio por el caso.
La pena exacta dictada por el Tribunal Oral Federal (TOF) 1 de La Plata, integrado por los jueces Joaquín Carlos Ruggero, Mario Gabriel Reynaldi y Héctor Carlos Acuña, fue de 29 años, 11 meses y 27 días de prisión.
Tanto el Fiscal Federal Horacio Galdós como el representante de los Peralta en el juicio, José Luis Ferrari, habían solicitado una condena de 37 años y medio de cárcel para Garzón.
El condenado fue hallado responsable del robo del auto con el que interceptaron el remís que transportaba a Diego Peralta la jornada de su secuestro y de haber participado activamente del homicidio del chico.
A todo esto, Emilse, madre de la víctima, indicó que “irá por más” y que ahora buscará que sean llevados a juicio los policías que hicieron “una mala investigación” del caso.
“Yo no le debo nada a nadie. Yo vivo y muero cada día de mi vida por el atroz asesinato de mi hijo”, manifestó a la salida de la sala de juicio.
Por el crimen hubo un primer juicio hace dos años, cuando un tribunal condenó a perpetua a Marcelo "Chelo" Cejas, Julio César Rotella, David "Chaca" Pereyra, Rosa Pistillo, alias "La Gorda Rosita", y Enrique "Baty" Báez.
Además, sentenció a diez años de prisión a Lauro "El Chino" Shimabukuru y a cinco años a José Pablo García.
La situación de Garzón se demoró porque fue arrestado en Paraguay y la extradición tardó considerablemente.
Diego Peralta tenía 17 años cuando iba en un remís al colegio y fue secuestrado en la mañana del 5 de julio de 2002, en la localidad de El Jagüel, partido de Esteban Echeverría. Fue llevado hasta una casa de Plátanos, en Berazategui.
Allí lo drogaron y maltrataron. Luego de pedir un rescate cercano a los u$s 200.000, el padre de Diego pagó 9 mil pesos y 2 mil dólares en inmediaciones a la cancha de Claypole en Almirante Brown.
Sin embargo, Diego nunca apareció con vida, hasta que su cadáver fue hallado el 12 de agosto de 2002, flotando, atado de pies y manos, en las aguas de una tosquera de Ezpeleta, en Quilmes.