Un marplatense ayudó a un chico en Retiro y ahora lo busca para rescatarlo de la calle
Migue Bovati debía hacer tiempo en la Terminal de Retiro para esperar el micro que lo lleve a Mar del Plata. Un chico le pidió monedas y él lo invitó a comer. El pequeño le contó que vivía en la estación y hace 4 años estaba solo. Vencido por el frío y el cansancio, luego de comer se quedó dormido. Como si fuera su ángel de la guarda, el joven de 27 años custodió sus sueños durante una hora y antes de irse le acomodó algunos billetes de dos pesos que se habían caído de su descocido bolsillo. Tras regresar a la ciudad "Feliz" no paró de pensar en la criatura y ahora inició una búsqueda para poder rescatarlo de la calle.
Por Christian Thomsen Hall
"A esta hora exactamente hay un niño en la calle. Es honra de los hombres proteger lo que crece, cuidar que no haya infancia dispersa por las calles. Evitar que naufrague su corazón de barco. Su increíble aventura de pan y chocolate. Poniéndole una estrella en el sitio del hambre". Las estrofas pertenecen a una canción de Mercedes Sosa, un emblema de lamúsica argentina que formó parte de la cultura musical latinoamericana. Sin embargo, estas líneas encajan perfecto con la historia que vivió Migue Bovati, un joven marplatense que sensibilizado por el nacimientode su hija, tuvo un sencillo y gigantezco acto de amor con un pequeño al que se cruzó en Capital Federal. Una historia que emocionó a cientos de usarios en internet, donde en pocas horas, su publicación de Facebook alcanzó cerca de 30 mil 'me gusta' y más de 20 mil compartidos.
La historia de Migue es tan simple como emocionante. Este joven de 27 años, fanático de San Lorenzo y de Ricardo Iorio, nunca imaginó la multitudinaria reacción que iba a generar en las redes sociales luego de vivir una inolvidable experiencia en la ciudad de Buenos Aires, mientras esperaba el micro para viajar a su ciudad. El hombre había viajado a Córdoba junto a su mujer y su hija para visitar a la familia de su esposa. El pasado sábado 22 abril debió regresar antes que su familia ya que debía reincorporarse a la planta multinacional que Pepsico posee en la ciudad "Feliz", donde se desempeña como Técnico Superior de Logística. Luego de arribar desde la capital cordobesa, Migue debía hacer tiempo en la estación de Transbordo de Retiro hasta que llegue el ómnibus que lo lleve a Mar del Plata. Fue ahí donde conoció una historia de vida que lo marcó para siempre.
"Yo tenía una hora y media hasta que llegue el micro y me puse a comer tranquilo cuando llegó un chiquito y me preguntó si tenía algo para darle. La realidad es que no tenía un mango, en la billetera tenía las tarjetas, el boleto y cinco pesos que tenía pensado dárselos a los que cargan las valijas en la baulera. La verdad no se que pasó, pero sentí que tenía que ayudarlo. Le pregunté si había comido y me dijo que no asique lo invité a que se quede a comer conmigo. Él se sentó y vi que tenía las manos negras de tanta suciedad. Le pregunté que estaba haciendo ahí y me contó que hace 4 años estaba solo y vivía en los pasillos de la Terminal. Cuando le pregunté por qué había pasado eso me contestó: 'Es una larga historia amigo'. Después de que terminó de comer una pizza, se quedó dormido", contó Migue a La Noticia 1.
"Antes de dormirse me había contado que no quería sentarse porque los mozos lo echaban cuando lo encontraban pidiendo monedas en el bar. Por eso me quedé al lado de él 50 minutos mientras dormía para que nadie lo saque. Una señora que estaba al lado nuestro nos vio y fue a comprar un alfajor para que el nene pueda comer cuando se despierte. Cuando faltaban diez minutos para que llegue le micro intenté despertarlo, porque tenía miedo de que lo maltraten si me iba del lugar. Era muy flaquito, lo agarré de las manos, de los brazos, pero no se despertaba. A todo esto un mozo se acercó y me recriminó lo que había hecho, porque los dueños del café no quieren ver a estos chicos entre sus clientes", recordó Migue, cuando faltando 4 minutos para que se vaya el micro, seguía en el café del andén 1, mientras su ómnibus debía partir del andén 66.
"Finalmente, otro empleado de la barra me dijo que vaya tranquilo, que no compartía lo que decía su compañero y que iba a cuidar que al chico nadie lo eche. Le pedí por favor que cumpla con su palabra y que le entregue el alfajor que le había comprado la señora. Cuando me preparaba para irme, noté que tenía sus manos dentro del bolsillo canguro de su buzo, donde sujetaba algunos pocos billetes para que nadie se los robe. Algunos papeless de 2 y de 5 pesos se le habían caído al piso, y se los volví a guardar antes de retirarme. Y llegó el momento en que tuve que irme, sin poder saludarlo, sin poder despedirme. Corrí rápido para alcanzar el micro que casi lo pierdo, pero desde que me senté en la butaca hasta el día de hoy, no dejé un minuto de pensar en él. En como volver a encontrarlo, en como poder ayudarlo", contó Migue visiblemente emocionado.
"Nunca me había pasado algo así, sentir la necesidad de tener que seguir ayudando a un nene", relató el joven, quien recordó sentir haber compartido un rato "con un amigo o un hermano". A pesar de ser un laburante y no poder descuidar su trabajo, ahora Migue se moviliza para contactar nuevamente al pequeño y buscar asistencia para encontrarle un hogar. "Mi deseo es ubicarlo, viajar a verlo y estar con él para poder ayudarlo. Recibí muchos mensajes de apoyo y mucha gente se ofreció para darme una mano", concluyó este ángel guardián en declaraciones a La Noticia 1, donde consideró que "todos los chicos merecen tener las mismas oportunidades y no tienen derecho a crecer pidiendo monedas sin que nadie los ayude". Porque como dijo la "Negra" Sosa, "nadie protege esa vida que crece. Y el amor se ha perdido, como un niño en la calle".