Ayacucho dijo presente en el Vaticano: un grupo de bonaerenses, los primeros argentinos en ver al nuevo Papa en vivo
Un grupo de turistas ayacuchenses fue testigo de un momento único en la historia. Estaban paseando por Roma y terminaron en el centro de la Plaza San Pedro. Vieron la fumata blanca, escucharon los campanazos y celebraron junto a miles de fieles la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Un contingente de turistas argentinos de Ayacucho, provincia de Buenos Aires, tuvo el privilegio de vivir un momento histórico en el corazón del Vaticano. Por esas casualidades que a veces regala la vida, estuvieron allí justo cuando la Iglesia Católica anunció a su nuevo sumo pontífice, Robert Prevost.
Fue este martes a las 18.08, hora de Roma, cuando una columna de fumata blanca emergió desde la Capilla Sixtina. La multitud reunida en la Plaza San Pedro estalló en aplausos y emoción. “Habemus Papam”, se escuchó entre cánticos y banderas de todos los rincones del mundo. Y en medio de esa escena, estaban ellos: un grupo de ayacuchenses que, sin planearlo, fueron los primeros bonaerenses en presenciar el anuncio del nuevo Papa.
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“Saludos a la gente argentina. Qué emoción. Estar acá fue de casualidad, porque venimos con mis hijos. Somos de Ayacucho, provincia de Buenos Aires. Con gusto queríamos venir a Europa. Estábamos lejos, pero escuchamos las campanas y nos llamó la atención. Empezó a correr la gente y dijimos, bueno, sigámoslos. Estamos muy emocionados”, contó el empresario Néstor “Fito” Colavita, junto a su esposa Cinthia, en diálogo con el periodista Christian Martin desde la plaza.
Otro grupo de jóvenes, también de Ayacucho, relató con entusiasmo lo que vivieron: “La cantidad de gente es tremenda. Estábamos caminando por Roma cuando empezamos a escuchar los campanazos y la gente se descontroló. El campanazo de San Pedro es tremendo. La gente empezó a correr, sirenas, gritos de ‘Papa nuevo, Papa nuevo’. Y dijimos, bueno, vamos al Vaticano. No somos practicantes, pero la emoción fue total”.
La elección de Prevost, nacido en Chicago y con ciudadanía peruana, marcó un hito: es el primer Papa estadounidense y el segundo del continente americano. La noticia conmovió al mundo, pero para estos bonaerenses, el impacto fue personal e imborrable.
Estaban a miles de kilómetros de su ciudad natal, una localidad tranquila de poco más de 20 mil habitantes. Y sin embargo, se encontraron de golpe en medio de uno de los momentos más significativos para millones de personas en todo el planeta. Con una mezcla de sorpresa, emoción y alegría, los vecinos de Ayacucho pasaron de turistas a testigos privilegiados de la historia.
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