De Videla a Macri: Graciela Fernández Meijide repasa su vida marcada por muertes, fracasos y luchas
A sus 88 años, desde el dolor y la sabiduría que otorga el paso del tiempo, la referente indiscutida de los DDHH habla de todo en una entrevista exclusiva con LaNoticia1.com: La desaparición de su hijo; su enfrentamiento a los militares; Alfonsín; la renuncia de "Chacho" Álvarez; la crisis del 2001; Cristina y Macri. Y deja un legado para aquellos que no se atreven a ahondar en la historia y prefieren su propio relato.
Por Christian Thomsen Hall
Periodista de LaNoticia1.com
Como pocas personas en el país, Graciela Fernández Meijide tiene en el cuerpo y la memoria las marcas de la etapa más oscura de la historia argentina. La última dictadura la convirtió en mamá de un desaparecido, cuando los militares arrancaron de su casa a su hijo Pablo, entonces un adolescente de apenas 17 años. A partir de ese momento, la profesora inició la búsqueda de su hijo y, junto con esa tarea desesperada, comenzó también un camino como dirigente de derechos humanos que a lo largo de los años la tuvo del lado de adentro de la vida política y también, como ahora, como analista lúcida y polemista rigurosa, siempre en el marco del diálogo y la razón.
A lo largo de su carrera fue senadora y diputada nacional durante las presidencias de Carlos Menem, Ministra de Desarrollo Social durante el mandato de Fernando De la Rúa, y candidata a gobernadora de la provincia de Buenos Aires junto a su compañero de fórmula Melchor Posse. Tras la desaparición de su hijo fue colaboradora de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), fue la primera receptora de denuncias en la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), impulsó el juicio a las juntas cuando el poder de los militares aún estaba latente y fue la creadora de de cuatro libros que relatan historias de la época más sangrienta de nuestro país.
En una entrevista exclusiva con LaNoticia1.com, Fernández Meijide asegura que "Macri tuvo equivocaciones serias" y compara la situación económica actual con la crisis del 2001: "Aquella vez el FMI le dio la espalda a la Argentina". Sostiene que los Kirchner "crearon un relato" y que "tomaron los '70 como una herramienta de hacer política". Además cuenta como era Cristina cuando estaba en el Congreso: "Era una persona que podía hablar mucho, que deslumbraba por sus discursos largos y floridos, pero que si analizábas lo que decía, no siempre había coherencia". También resalta la figura de Alfonsín y celebra que "el pueblo le dijo 'no' a las dictaduras para siempre".
- ¿Sos consciente que sos una de las mujeres del siglo XX que va a quedar en la historia argentina?
Pienso que hay mucha gente en la historia. La historia se va escribiendo con personas, con hechos, con sentimientos, con aciertos y con errores. La verdad es que no lo pienso así, sino sería terrible pensar que uno vive para la historia. De ser así, no haría nada (risas). Lo que me tocó hacer lo fui resolviendo lo mejor que pude y supe, y cometiendo errores. Muchas veces pienso lo que sería tener 20 años sabiendo todo lo que uno sabe ahora. Sería fantástico, pero seguro que no hubiera vivido con la misma intensidad.
- Dicen que la experiencia es un peine que le dan a uno cuando ya se quedó pelado...
Claro (risas). Ya no se pueden repetir las cosas. Lo que si se puede es aprender e intentar elegir qué batallas todavía valen la pena pelear, aún a sabiendas de que nada se cambia de un día para el otro. No podemos pretender que las cosas que se desean legítimamente, se resuelvan rápido. Todo lleva mucho tiempo y muchas veces no se resuelven. Lo que yo más hubiera querido, que es recuperar la vida de mi hijo Pablo, no pude hacerlo.
- Tu hijo fue secuestrado en 1976. ¿Cómo era tu vida hasta el momento de su desaparición?
Yo era profesora y trabajaba como auxiliar de psicoanálisis, algo que me gustaba mucho hacer. Era mamá de tres hijos adolescentes: Pablo tenía 17, María Alejandra 18 y Martín 15. Alejandra ya había ingresado a la facultad de Medicina, Martín estaba estudiando y Pablo estaba por terminar el secundario. Mi gran trabajo entonces era atender a mi familia y a mis alumnos. Lo que menos me imaginaba yo era que mi vida iba a tener semejante cambio y sobre todo, por el motivo que lo tuvo.
- A mí me da la impresión que los jóvenes recuerdan más Néstor Kirchner por bajar un cuadro que a personas como vos o Alfonsín, que encabezaron el Juicio a la Juntas cuando los militares aún tenían poder. ¿Sentís que las nuevas generaciones valoran todo lo que ustedes lograron?
No lo sé. Y tampoco tiene sentido pedir que se esté reconociendo cada cosa. Yo tengo un programa de radio y el año pasado invité a la historiadora Hilda Sábato y al periodista Marcelo Larraquy, mucho más joven que ella. Cuando terminó el programa, Marcelo le dijo a Hilda: Yo fui alumno tuyo de la Facultad en los '80 y siempre te quise preguntar: ¿Por qué hablábamos tan poco de los años '70? A lo que ella, que vivió la dictadura de cerca y estuvo exiliada, le contestó: 'Pasa que había pasado tan poco tiempo, y todos estábamos tan tocados, que no podíamos tomar distancia para hablar'. Esa respuesta a Marcelo lo dejó impactado. Pero eso no tiene por qué pasarle a todo el mundo. La gente común sigue viviendo y tratando de resolver sus problemas de todos los días. Los que sí existen son los periodistas como vos, o los programas que a veces hacen un parate para recordar lo que pasó en este país.
- Recién hablabas de los '70 y una vez te escuché decir que lo que no te había gustado de los Kirchner era que habían tomado una ideología de esa época para hacer política con proyección a futuro. Y eso no lo veías compatible. ¿Es así?
Lo que yo le critiqué mucho al kirchnerismo es que tomaron los '70 como una herramienta de hacer política en el momento en que gobernaban, solamente para que se los conociera. Cuando fueron elegidos, veníamos de una crisis económico social muy fuerte y a ellos se los conocía poco. Lo criticable de ellos no fue que se ocuparan de reflotarar los juicios a los militares, sino que crearon un relato que no era verdad. El relato de que todos aquellos que participaron en las guerrillas armadas eran héroes y víctimas de unos militares malignos. Es cierto que fueron víctimas de un gobierno militar que se llevó por delante las leyes, la justicia y las instituciones. Que utilizó el poder más para vengarse que para hacer justicia. Pero eso no quita que sí hubo guerrillas que también despreciaron la vida. La propia y la ajena. Y eso se ocultaba y se mostraba como heroico.
- En octubre de 2000 yo tenía 18 años y recuerdo la bronca de muchos cuando renunció "Chacho" Álvarez como vicepresidente de De la Rúa ¿Vos qué recordás de aquella época?
Recuerdo mucho esfuerzo por construir un proyecto juntos, entre el FrePaSo y el radicalismo, en lo que fue el gobierno de la Alianza, en un momento económico muy difícil y una gran frustración porque "Chacho" Álvarez, el jefe político del FrePaSo, renunció y no había consultado previamente con ninguno de nosotros en el partido. Renunció porque sintió que la economía no se iba a recuperar y él no quería formar parte de eso. Renunció en lugar de cerrar filas o de hablar francamente.
' ¿La renuncia de "Chacho" fue un factor determinante en lo que posteriormente fue la caída del Gobierno?
La historia no reconoció ningún mérito en ese hecho. Si hoy le preguntamos a la gente qué pasó con esa persona, o qué recuerdan de él, la mayoría no sabe. Yo lo quería y lo estimaba mucho, y le reconozco una habilidad política muy grande. Pero al mismo tiempo le reconozco una enorme dificultad de enfrentar las responsabilidades.
- ¿Volviste a hablar con él? ¿Le guardás rencor?
No. Y tampoco le guardo rencor. Nada. Ya no vale la pena.
- Hay algunos dirigentes de la oposición que comparan este momento de la Argentina con la crisis del 2001. ¿Vos creés que es así? ¿Se puede trazar un paralelismo entre estas dos épocas?
Se puede comparar pero no es igual. La enorme diferencia es que en aquel momento, el Fondo Monetario Internacional le dio la espalda la Argentina y prefirió sostener a Brasil. Hoy, ese propio organismo internacional, estando en situación de tener que recurrir a ello, puso el hombro. Y yo creo que hasta en cierta manera, es casi una forma de decir: Hemos entendido aquel error. Esto le da al gobierno otra posibilidad de maniobra. Y en lo que se parece, es que seguimos con una economía muy chica, muy cerrada sobre nosotros mismos y seguimos siendo el único país bimonetarista. No hay nadie en el mundo que piense en dos monedas. En Argentina ganamos en pesos y ahorramos y vendemos en dólares. Y eso es una barbaridad.
- En tu época como Ministra de Desarrollo manejabas presupuestos de 1.200 millones de dólares por año y jamás te encontraron el desvío de un sólo centavo. ¿Qué sentís ahora cuando ves los bolsos de López, el blanqueo de capitales de la familia Macri, los hoteles de Cristina, o la condonación de deudas a las empresas del presidente?
Hubo una época en que había un pensamiento que nosotros llamábamos 'Nac&Pop' que estaba convencido de que nuestro país necesitaba una burguesía empresaria con intereses en Argentina con la mirada puesta en Brasil. Hubiera sido genial, solo que eso no se crea voluntariamente. Ocurre o no ocurre según las circunstancias de conducciones en la economía. Lo que hicieron los Kirchner fue crearla a la fuerza y para ponerse al frente de ese empresariado, agarraba a la gente de confianza dejándoles un enorme porcentaje a ellos personalmente, mezclando inclusive a sus propio hijos en maniobras delictivas, que hizo que haya un Cristóbal López, un Lázaro Báez y tanto otros, que se llenaron de plata pero dejando su parte en manos de lo Kirchner, obviamente. Yo te puedo asegurar, porque lo viví, que no te podés hacer rico a ese nivel de millonarios, siendo un funcionario probo. No hay como. Solo coimeando, solo estafando, solo quedándote con la parte pública y que le corresponde a la gente.
- Alfonsín fue reconocido tanto por radicales como por peronistas. ¿Se imagina a otros dirigentes que puedan llegar a ser recordados con tanto cariño como él?
Yo sí recuerdo a varios pero no de la dimensión que tomó Raúl. Alfonsín logró ser un líder porque, en plena dictadura, pudo ver cuando no era capitalizable políticamente que había que estar del lado de los más débiles. Estuvo dentro de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. Cuando fue candidato y se estaba por desencadenar la guerra de Malvinas, él se dio cuenta que era una aventura que nos iba a costar a los argentinos perder vidas y perder el avance diplomático que la Argentina había conseguido. Y así ocurrió. Alfonsín no apoyó esa aventura loca de los militares que lo hicieron nada más porque estaban perdiendo poder político y social. Después, cuando se presentó como candidato, sabía que iba a recibir dos grandes deudas: Una de sangre y otra económica. Ante la deuda de sangre, Alfonín dijo: 'Amnistía a los militares, no'. Cosa que Ítalo Luder, líder del justicialismo, había aceptado como algo tradicional y legítimo. Y con la deuda económica intentó crear el Club de Países Dudores, para arreglar pagar la deuda todos juntos, algo que no logró. Pero lo que sí logró, fue investigar el tema de los desaparecidos a fondo y llevar a juicio a los máximos responsables.
- ¿Que te pasa por la cabeza cuando ves a gente que le tocó vivir el proceso militar, hablar ahora con tanta liviandad de 'dictadura K' o 'dictadura M'?
Son rictus de enojo de los que no tienen en el gobierno a quien quieren. Quien vivió una dictadura sabe lo que es una dictadura. Cuando vos estas en una dictadura dejás de ser ciudadano y podés pasar a ser víctima sin el más mínimo derecho. Un gobierno te puede gustar o no gustar pero ninguno de los gobiernos del '83 para acá hizo persecusión política y ninguno se llevó por delante los derechos políticos de la gente.
- Coincidiste con Cristina siendo diputada y siendo senadora. ¿Notás alguna diferencia entre aquella Cristina y la de la actualidad?
La Cristina senadora era una persona muy poco acostumbrada a trabajar en equipo. La Cristina presidente logró desarrollar un fuerte apego al poder. Era una persona que podía hablar mucho, que deslumbraba por sus discursos largos y floridos, pero que si analizábas lo que decía, no siempre había coherencia.
- Hay mucha opiniones encontradas acerca de Mauricio Macri. Están los que dicen que gobierna para los ricos y los que creen que nos salvó de ser Venezuela. ¿Cuál es tu visión sobre el presidente?
Yo creo que el presidente está aprendiendo mucho y muy rápido pero tuvo equivocaciones serias. Quizás su mayor equivocación vino de pensar que gobernar la Argentina sería como gobernar la Ciudad de Buenos Aires. Capital Federal, comparado con muchos lugares del resto del país, es Austria para gobernar, es una ciudad rica, y además no tiene que luchar con lo que se llama la macroeconomía, ya que al ser ciudad no tiene la obligatoriedad de relacionarse con otros países. Cuando vos sos presidente de un país, la macroeconomía es muy importante. Y ahí es donde creo que se cometieron los errores más gruesos.
- ¿Le darías un mensajes a los argentinos?
No. A mis 88 años me acostumbré a no dar consejos y a decir: 'Hagamos lo que mejor podamos cada uno'. Cada uno sabe cual es su obligación y su necesidad. Y eso los argentinos lo saben. Lo que si es cierto, es que me parece, que la Argentina le dijo 'no' para siempre a las dictaduras.
- Quizás tu mejor consejo sea tu ejemplo de lucha...
Tal vez... tal vez.