El drama de Nastya: Desde La Matanza su familia adoptiva intenta ayudarla a escapar de la guerra en Ucrania
La joven creció en un orfanato y cuando tenía 15 años fue adoptada por una familia bonaerense. Así dejó Sviatohirk y rápido se adaptó a su nueva vida en Ramos Mejía. Hace poco había vuelto a Ucrania para completar un secundario especializado. Pero la guerra la sorprendió: los misiles rusos llegaron a la pensión de su colegio y debió refugiarse. Sola y asustada, ahora intenta cruzar todo el país para escapar a Polonia. En Argentina sus papás están desesperados y no pueden buscarla por tener la vacuna Sputnik. "Queremos que vuelva pronto a comer asado, como le gusta a ella".
Por Christian Thomsen Hall
Periodista de LaNoticia1.com
Cuando Daniela Zárate (46) y Gustavo Pizzolito (44) pensaron en agrandar la familia jamás imaginaron que vivirían este infierno. La mujer y su marido tienen un hijo de 6 años y viven en la localidad bonaerense de Ramos Mejía, en la Zona Oeste del Conurbano. Pese a que buscaban albergar a una niña más pequeña, en 2018 decidieron adoptar a una adolescente de 15 años que arribó desde Ucrania. Nastya llegó desde un orfanato en Sviatohirk al populoso barrio de La Matanza y rápidamente se adaptó a su familia y a nuestras costumbres. Se mostraba feliz y agradecida por compartir asados, comer empanadas y merendar con dulce de leche. Pero lo que parecía un sueño se transformó en una pesadilla. En los últimos meses la joven había vuelto al país de Europa Oriental para terminar el colegio secundario especializado en sistemas, donde le faltaba poco para recibirse. Sin embargo, a raíz de la guerra, lo que sería una corta estadía por estudios se convirtió en un desesperado viaje de supervivencia.
LA HISTORIA DE NASTYA
Nastya nació el 5 de febrero de 2003 en Sloviansk, una zona de guerra situada al oeste de Ucrania, cerca del límite con Rusia, por lo que no es la primera vez que la joven es testigo de conflictos bélicos. Anteriormente le había tocado vivir la crisis que en 2014 ya habían protagonizado ambos países. Proveniente de una familia muy humilde, sus padres biológicos eran adictos y murieron como consecuencia del abuso en el consumo de drogas cuando ella apenas tenía 3 años. Desde ese entonces Nastya vivió y se crió en un orfanato ubicado en la ciudad de Sviatohirk. Allí pasó toda su vida y tras nunca haber sido adoptada de niña, con el paso de los años y la llegada de la adolescencia fue perdiendo las esperanzas de tener una familia. Sin embargo el milagro llegó un día. En 2018, cansada de los trámites burocráticos en su país, una familia bonaerense inició las gestiones para adoptar una niña ucraniana. En principio buscaban una niña de no más de 12 años pero cuando conocieron a Nastya hubo "amor a primera vista".
"Nosotros tenemos un hijo biológico que actualmente tiene 6 años y hace un tiempo decidimos agrandar la familia, por eso resolvimos adoptar", comenzó explicando a LaNoticia1.com Daniela Zárate, mamá adoptiva de Nastya. "Cuando comenzamos a hacer los trámites nos encontramos con la burocracia, dificultades y trabas que provocan muchas demoras en el proceso. Averiguando nos enteramos de un programa de acogida que ofrecen en Ucrania que también da la chance a acceder a la adopción internacional definitiva. Como cumplíamos todas las condiciones que solicitaban (apto psicológico, ambiental, ingresos fijos y no contar con antecedentes penales), decidimos iniciar los trámites. A diferencia de lo que nos había pasado en nuestro país, desde Ucrania en una semana nos respondieron y a los 15 días ya teníamos una niña asignada. Lo único que pedimos es que sea una niña apta para ser adoptada internacionalmente, ya que nuestro principal miedo era encariñarnos con esta personita y no poder continuar estando juntas", detalló la mujer.
SU LLEGADA A LA ARGENTINA
Cuando Nastya llegó a la Argentina, sus padres adoptivos se llevaron una sorpresa inesperada. Desde Ucrania les habían dicho que enviarían una niña de entre 7 y 12 años, pero cuando el matrimonio llegó a Ezeiza se encontraron con que se trataba de una adolescente. "Durante el proceso de adopción hubo un error administrativo. Primero nos habían dicho que era más chica y nos parecía ideal para que pueda jugar con mi nene. Sin embargo, cuando llegó con sus documentos descubrimos que Nastya tenía 15 años", recordó la vecina de Ramos Mejía. "Cuando la vimos fue amor a primera vista, tanto a mi marido como a mí nos tocó vivir un sentimiento muy difícil de explicar. Para nosotros fue una sorpresa que no sea una niña y sea adolescente, por todos los miedos que ello implica. Pero obviamente no la rechazamos y decidimos recibirla con los brazos abiertos. Desde el primer momento que nos vimos, Nastya forma parte de esta familia y la consideramos nuestra hija", relató la mujer ante nuestros micrófonos.
DE LA FELICIDAD AL HORROR
Según contó Daniela, Nastya es una chica muy positiva que "nunca te va a hablar de cosas tristes": "Su principal hobbie es bordar y desde que está con nosotros le gusta hacer mucha vida en familia. Se hizo fanática del asado, de las empanadas y del dulce de leche. Ella es una chica adorable, que tiene muy buena onda y se lleva muy bien con su hermanito. Todo lo valora, todo lo agradece y desde que llegó a nuestra casa para ella todo es felicidad". Sin embargo, las cosas no eran tan sencillas. El programa establecido desde Ucrania prevé varias visitas de acogida antes de la adopción definitiva y su concreción comenzó a dilatarse con la llegada de la pandemia de coronavirus. Por tal motivo, Nastya debió regresar a Ucrania y aprovechó para pedirle a sus padres poder completar sus estudios secundarios en un colegio especializado en programación informática al que concurren los menores del orfanato y donde le faltaban pocas materias para recibirse. Sin embargo, la llegada de la guerra obligó a cambiar todos los planes.
Nastya tenía previsto una breve estadía en su país natal para terminar el colegio que le brinda pensión, además de una pequeña asistencia económica otorgada por el Estado ucraniano. "Como los trámites estaban demorados, ella nos pidió completar sus estudios antes de venir de manera definitiva a la Argentina. Estaba muy entusiasmada con terminar el colegio y rendir su tesis para recibirse. Pero de un día para el otro todo cambió. "Desde que Nastya volvió a Ucrania por unos meses para completar sus estudios, hablamos por teléfono con ella todos los días. Cuando en Argentina comenzaron a correr los rumores de una posible invasión por parte de Rusia, le pedimos que por favor regresara a casa. Pero ella nos dijo que no nos preocupemos porque allá la gente estaba tranquila y nadie creía que podría desatarse una guerra", recordó Daniela. Sin embargo, en la noche del 24 de febrero pasó lo peor: La mujer vio por televisión los primeros bombardeos que habían arrojado decenas de muertos en la región donde se encontraba su hija.
LOS BOMBARDEOS EN LA ESCUELA
A las pocas horas, el infierno de la guerra llegó hasta el colegio de Nastya en Kramatorsk, donde los estudiantes podrían ver desde las ventanas del instituto las explosiones producto de los bombardeos. Por tal motivo, los alumnos debieron refugiarse durante algunos días en un sótano de la escuela junto a varios profesores. Allí permanecieron escondidos hasta que fueron obligados a evacuar el lugar. "A partir de ese momento, Nastya estuvo varada varios días en una estación de tren porque los trenes no estaban saliendo. También estamos teniendo problemas para comunicarnos. Sabemos que ella está pasando mucho frío y hace ya 18 días que no duerme. A raíz de todo esto, nosotros estamos desesperados, preocupados y muy tristes. Es muy difícil mantenernos tranquilos cada vez que recibimos imágenes de la guerra por televisión. En los últimos días pudimos mejorar la comunicación y estamos tratando de enviarle más dinero para que logre escapar cuanto antes de allí", expresó su mamá a LaNoticia1.com.
EL PLAN PARA VOLVER A CASA
"Nosotros estamos desesperados y desde que comenzó la guerra comenzamos a llamar a un montón de gente para ver de qué manera nos podrían ayudar. Enseguida nos contactamos con Cancillería, con la Embajada, con los Cascos Blancos y con la organización religiosa Glowe Mission, que realiza misiones en los orfanatos de Ucrania haciendo llegar comida, abrigos y elementos de primera necesidad", contó Daniela. Al momento de los priemros bombardeos, Nastya estaba en Kramatorsk, una ciudad situada al este de Ucrania, cercana a Rusia. Por lo cual, para lograr escapar del país, la joven que ahora tiene 19 años deberá cruzar todo el territorio nacional para llegar al este y cruzar la frontera a Polonia. "Como nosotros tenemos la vacuna Sputnik V, no nos dejan entrar a Polonia. Por lo cual, tenemos que lograr que Nastya llegue hasta Rumania, donde la está esperando otra compañera suya del orfanato, que también está como refugiada. Hasta allí vamos a ir a buscarla para que regrese a casa", contó muy angustiada la mujer.
UNA VALIENTE Y PELIGROSA TRAVESÍA
Desde hace ya más de dos semanas, Daniela y Gustavo no duermen pensando como hacer para rescatar a su hija. "Lo primero que se nos ocurrió es comenzar a contactar gente para que ayude a Nastya en cuanto a la logística del viaje. E incluso quisimos conseguir a alguien de allá para pagarle y que la acompañe a cruzar la frontera con Polonia y luego llegar a Rumania. Pero todos los intentos de conseguir un acompañante fueron en vano y Nastya tomó la decisión de emprender el viaje sola. Ella está muy asustada, mal dormida, contracturada y con mucho dolor de espalda. Todo eso es producto del miedo y de los nervios. Lo último que supimos es que estuvo varada en Kramatorsk y finalmente logró tomar uno de los trenes que la llevan hacia el oeste. A pesar de nuestra angustia, cuando logramos hablar con ella intentamos ser muy positivos y muy optimistas para no infundir más miedos, nervios ni tristezas", señaló la oriunda de La Matanza, quien junto a marido planea -si todo sale bien- encontrarse con su hija en Rumania.
"CUANDO HABLAMOS CON ELLA SE LA VE AGOTADA"
El nombre Nastya deriva del vocablo griego "Anastasio" (resurrección) y su significado es "Aquella que tiene tiene la fuerza para resucitar o hacer levantar". A 19 días del inicio del conflicto bélico, Daniela sufre a la distancia viendo como su hija debe hacer gala de su nombre para enfrentar la peor adversidad. "Estamos viviendo esto minuto a minuto. No hay un momento que estemos tranquilos", comentó la mujer con su voz entrecortada. "Lo que sabemos es que luego de refugiarse en el sótano del colegio y quedar varada en una estación de tren, Nastya ya se encuentra viajando rumbo al oeste para llegar a Lviv, cerca de la frontera con Polonia. Pudimos hacer videollamadas y se la ve agotada. Está sola y no recibe ningún tipo de asistencia por parte del Estado. Lo que más deseamos ahora es que logre llegar y busque a los Casos Blancos de Argentina, quienes le van a indicar como hacer para viajar a Rumania. Queremos que Nastya vuelva pronto a casa para comer asado en familia, como a ella le gusta", concluyó la mujer.
CÓMO ES EL SISTEMA DE ADOPCIÓN EN UCRANIA
En Ucrania los programas de adopción y acogida se manejan a través de agencias privadas estadounidenses como Angel Face y Milagros del Corazón, que tienen interlocutores de habla español para padres oriundos de América Latina. A diferencia de nuestro país, los trámites son mucho más simples pero no son gratuitos. Quienes quieran adoptar un niño ucraniano deben pagar un elevado costo, además de abonar distintas cuestiones como honorarios, traductores y contribuciones para el orfanato de crianza. Los niños que se encuentran en este tipo de establecimientos tienen la posibilidad de participar del programa de acogida. Esto implica que en las vacaciones de invierno y de verano, los jóvenes tienen la oportunidad de viajar a la casa de sus padres de acogida con el objetivo de conocer nuevas culturas, costumbres e idiomas. Este sistema ofrece la opción de adopción internacional definitiva para aquellos menores que se encuentran más desamparados por no contar con familiares biológicos, tal como es el caso de Nastya.
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