El drama de una turista atacada con un ladrillazo rumbo a Ezeiza: "Vi sangre, me desmayé y pensé que me estaba muriendo"
Silvia Robles Mucha, una peruana de 59 años que vive en Italia, sufrió un brutal ataque en la autopista cuando viajaba rumbo al aeropuerto. El ladrillo atravesó la ventanilla del auto, le cortó la cara y la dejó inconsciente. “Vi sangre y creí lo peor”, contó.
La turista Silvia Elena Robles Mucha relató el momento de terror que vivió el domingo por la noche, cuando fue atacada con un ladrillazo en plena autopista, cerca del Mercado Central, mientras se dirigía al Aeropuerto Internacional de Ezeiza. “Pensé que me estaba muriendo”, aseguró.
La mujer de 59 años, que nació en Perú pero desde hace dos décadas reside en Italia, había pasado un mes en Buenos Aires visitando a sus hijas y nietos. Su hermano Roberto la llevaba en su taxi hacia el aeropuerto cuando, de repente, un ladrillo impactó contra la ventanilla del acompañante. El vidrio estalló y los fragmentos, junto con el objeto, dieron de lleno en su rostro.

“Sentí un ruido muy fuerte y un golpe en la cara, como un trompazo. Apenas vi sangre y me desmayé”, recordó. Tras el ataque, fue trasladada al Hospital Grierson de Villa Lugano, donde le dieron cinco puntos de sutura, la vacuna antitetánica y antibióticos.
Ya en su casa de Villa Celina, aún dolorida y en shock, la mujer reconoció que sigue con miedo: “Había pasado un mes hermoso en familia y ya tenía que volver a mis tareas en Milán. Pero todo cambió en segundos”.
El intento de robo, según relató, fue cometido por tres atacantes que todavía no fueron identificados. La denuncia quedó radicada en la UFI 3 de La Matanza, a cargo del fiscal José Luis Maroto.
“Quiero que mi caso se visibilice, que las autoridades tomen nota para que esto no le ocurra a nadie más. Porque yo hoy podría estar muerta”, remarcó en diálogo con diario Clarín.

La mujer debía regresar a Italia en un vuelo de KLM, pero no pudo embarcar y ahora afronta trámites ante la aerolínea y la fiscalía. Mientras tanto, el Consulado Italiano ya se comunicó para ofrecer asistencia.
Silvia, que trabaja en limpieza en el centro de Milán y cada verano viaja a Buenos Aires a ver a su familia, aseguró que seguirá volviendo: “Me da mucha bronca lo que pasó, pero aquí están mis hijas. Ojalá que todo esto sirva para algo”.
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