El último viaje del Alférez Sobral: el buque héroe de la Guerra de Malvinas será hundido por falta de presupuesto
La Armada decidió hundir al navío que sobrevivió a un ataque británico en 1982 y que representa una de las gestas más conmovedoras de la guerra. La falta de fondos impidió convertirlo en museo. Se encontraba amarrado en el puerto de Mar del Plata.
El Aviso Alférez Sobral, emblema de la guerra de Malvinas y protagonista de una de las historias más conmovedoras del conflicto, será hundido en alta mar por decisión de la Armada Argentina, al no contar con presupuesto para su preservación.
El buque, que se encuentra amarrado en el puerto de Mar del Plata, fue atacado el 2 de mayo de 1982 mientras intentaba rescatar a dos pilotos eyectados. En esa acción murieron su comandante, el capitán de corbeta Sergio Gómez Roca, y otros siete tripulantes. Aun con el puente de mando destruido y en medio de los incendios, la tripulación logró regresar a tierra firme tras tres días de navegación, en lo que se considera un verdadero acto de heroísmo.
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Durante años se intentó convertirlo en museo o trasladarlo a otras provincias. Incluso fue retirado de una subasta en 2023 luego del reclamo de veteranos y organizaciones civiles, pero nunca se logró reunir el dinero necesario: al menos 250 mil dólares solo para remolcarlo. La crisis presupuestaria terminó por inclinar la balanza.

“Es incomprensible que se pierda un símbolo tan fuerte, pero en las tradiciones navales también hay algo de dignidad en el hundimiento”, escribió el periodista Adrián Pignatelli en Infobae, medio que reveló la noticia y reconstruyó la historia del buque.

La Armada anunció que será despedido con honores, en el marco de una práctica simbólica llamada “una etapa de flota”, donde las embarcaciones fuera de servicio son hundidas como homenaje.
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¡Nos interesa tu opinión!Construido en 1944 en Estados Unidos y rebautizado en la Argentina en 1972, el Alférez Sobral lleva el nombre del explorador antártico José María Sobral. Durante la guerra, fue impactado por dos misiles Sea Skua disparados desde helicópteros británicos. El segundo proyectil destruyó el puente de mando y mató a varios hombres. La nave volvió sin bandera, con heridos sin atención médica y sin capacidad de navegación asistida.
A pesar de todo, no se rindió. Y por eso, el hundimiento no será un final, sino un tributo: al sacrificio, la valentía y la memoria de sus hombres. Aunque ya no quedarán restos visibles, su historia seguirá flotando en la memoria colectiva de un país que, muchas veces, llega tarde a cuidar sus símbolos.
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