Está en silla de ruedas, el papá murió y su historia conmueve a San Fernando: vende hielo envasado para ayudar a la mamá
Federico tiene 36 años y nació con una malformación que le impide caminar. Tras la muerte de su padre, tuvo que ingeniárselas para llegar a fin de mes. Como no consigue empleo, vende botellas de hielo a $400. "Si puedo inspirar a alguien a no rendirse, eso ya es una victoria", dijo a LaNoticia1.com.
Federico Santillan es vecino de San Fernando y demuestra que la adversidad no define a una persona, sino la fuerza con la que enfrenta los desafíos. Nacido con Mielomeningocele, una malformación del sistema nervioso central, este guerrero de 36 años transitó toda su vida desde una silla de ruedas, pero su determinación y resiliencia lo llevaron a superar cada obstáculo con valentía.
La travesía de Federico tomó un giro más difícil hace tres años, con la pérdida de su padre. La economía del hogar se tambaleó, y su madre y hermano menor se vieron obligados a trabajar arduamente para llegar a fin de mes. En medio de la incertidumbre y pese a su discapacidad, el joven no se rindió y en las últimas semanas se embarcó en una nueva iniciativa: la venta de botellas de hielo.
Después de la pérdida de su padre, la familia Santillán tuvo que reinventarse para salir adelante. Con ingenio y determinación, Federico decidió emprender la venta de botellas de hielo, una propuesta que se viralizó en las redes sociales: "Mi mamá me sacó una foto y dije: ‘bueno, vamos a probar a ver qué pasa’. La imagen la subimos a Facebook y la verdad no pensamos que iba a tener tanta repercusión".
Federico dedicó gran parte de su vida al básquet en silla de ruedas. Sin embargo, problemas de salud recientes lo llevaron a un paréntesis en su actividad. A pesar de ello, su amor por el deporte sigue intacto, y su meta es volver a las canchas. Fanático de Tigre, este joven sueña con conocer a los jugadores del ‘Matador’ y conseguir un empleo estable que lo ayude a seguir progresando.
Federico, gracias por tomarte el tiempo para compartir tu historia con nosotros. Para empezar, ¿podrías contarnos un poco sobre tu vida y cómo fue crecer con Mielomeningocele?
- Claro, gracias a ustedes por interesarse en mi historia. Mi nombre es Federico, tengo 36 años y soy de San Fernando. Nací con Mielomeningocele, una malformación que afecta la columna vertebral. Esto provoca que tenga los huesos más frágiles, especialmente en los niveles altos, y por eso desde chico me desplazo en silla de ruedas.
Lamentamos escuchar lo que tuviste que pasar. También sabemos que en tu hogar pasan por momentos difíciles. ¿Podés contarnos cómo impactó la muerte de tu papá en tu vida y la de tu familia?
- Hace tres años mi papá falleció y fue un golpe duro para todos. Él trabajaba haciendo reparto en el rubro de pescadería, era el pilar de nuestra familia, y su partida significó un cambio drástico en nuestras vidas. Mi mamá y mi hermano menor tuvieron que salir a trabajar para que logremos llegar a fin de mes, y yo decidí buscar trabajo también, a pesar de los rechazos debido a mi condición.
En medio de esta situación, decidiste emprender la venta de botellas de hielo. ¿Cómo surgió esa idea?
- Sí, ante la dificultad de encontrar empleo y viendo lo caras que están las bolsas de cubitos, decidí vender botellas con hielo a $400. Fue algo que se me ocurrió para ayudar a mi familia y contribuir en lo que podía. Mi mamá me sacó una foto y dije: ‘bueno, vamos a probar a ver qué pasa’. La imagen la subimos a Facebook y la verdad no pensamos que iba a tener tanta repercusión. Nos llevamos una sorpresa al ver cientos de comentarios, de me gusta y demás. Hay vecinos que ya me compran y otros que me ayudan alcanzándome botellas vacías.
Además nos comentaste que vendés quesos semiduros. ¿Cómo se dio esa oportunidad?
- Exacto. Un amigo me consiguió la posibilidad de vender quesos semiduros para rallar. Es otra forma de generar ingresos y diversificar un poco lo que ofrezco. Estoy dispuesto a probar cualquier cosa para ayudar a mi familia.
Mencionaste que siempre estás en la búsqueda de empleo. ¿Cómo te las arreglas para enfrentar los desafíos de conseguir trabajo siendo una persona con discapacidad?
- Es cierto que es difícil encontrar trabajo, pero siempre estoy buscando oportunidades. Podría adaptarme a tareas sencillas, como atender el teléfono en una pizzería o en una remisería. O bien realizar algún trabajo desde casa. Estoy dispuesto a aceptar cualquier oferta que me permita contribuir y, al mismo tiempo, no me limito por mi condición. Puedo manejarme solo y estoy abierto a nuevas experiencias laborales.
También compartiste tu amor por el deporte, especialmente el básquet en silla de ruedas. ¿Cuál es tu sueño en relación con el deporte?
- Desde los 10 años siempre jugué básquet en silla de ruedas. Yo jugaba para Cilsa y después se armó un equipo acá por la zona de San Fernando. Además hice natación y mucho gimnasio. Mi sueño es poder continuar practicando deporte. Aunque por el momento no estoy jugando debido a problemas de salud y varias operaciones que tuve. El deporte siempre ha sido parte fundamental de mi vida. Sueño con volver a las canchas y recuperar esa parte de mi vida que amo tanto.
En medio de todo, siempre has sido un seguidor apasionado del ‘Matador’. ¿Qué significa para vos la cancha de Tigre y cuál es tu conexión con el club?
- Desde chico siempre fui a la cancha de Tigre, primero con mi papá y luego por mi cuenta. Hay gente que son amigos, vecinos u otros que ni siquiera conozco pero que igual se acercan y me saludan, y eso me gusta. Es como mi lugar en el mundo. Mi sueño es poder conocer a los jugadores del plantel profesional. La cancha es un refugio para mí, un lugar donde me siento parte de algo más grande.
¿Te considerás un pibe de barrio?
- Sí, siempre fui de Victoria. De chico concurrí a la Escuela Primaria N°23 de Beccar y de más grande al Colegio Secundario N°8. Con mi silla de ruedas, que ya está muy viejita, ando para todos lados y por eso está bastante deteriorada. La uso hasta para viajar en colectivo.
¿Y te podés mover bien por la zona? ¿Se reniega mucho al andar por la calle y al tomarse un colectivo estando en silla de ruedas?
Con el tema de las rampas, te puedo decir que hace diez años era un desastre pero actualmente está mucho mejor. El municipio avanzó un montón en ese sentido y ahora puedo salir por el barrio con mucha mayor facilidad. Respecto al colectivo, suelo tomar bastante las líneas 343 y la 60. Al momento de viajar en bondi, los pasajeros suelen ayudarme enseguida y casi siempre me dan una mano para que pueda subir y bajar. Con los choferes, en cambio, tengo que tener suerte. Hay algunos que son muy amables y tienen paciencia pero hay otros que son terribles. Que se la va hacer…
Para finalizar, ¿qué mensaje te gustaría compartir con aquellos que desean ayudarte?
- Si alguien quiere ayudarme, puede encontrarme en Facebook como Federico Santillan o contactarme a través de WhatsApp al 11 3246-9681. Aprecio enormemente cualquier forma de apoyo. También quiero agradecer a quienes ya han mostrado su solidaridad en redes sociales, sus comentarios positivos fueron un gran impulso para mí.
Federico, gracias por compartir tu historia y tu valentía con nosotros. Sos un verdadero ejemplo de resiliencia y superación.
- Gracias a ustedes por darme la oportunidad de contar mi historia. Si puedo inspirar a alguien a no rendirse, eso ya es una victoria para mí.
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