Masiva marcha docente en Mar del Plata tras los incidentes en la Escuela 21: "Estamos muy solos", lamentó una maestra
Miles de trabajadores de la educación bonaerense marchan bajo la consigna “No a la violencia en las escuelas”. La movilización se da tras los graves hechos ocurridos en el barrio Jorge Newbery. Docentes y auxiliares denuncian abandono estatal y falta de protocolos.
Una multitudinaria movilización docente se desarrolla este miércoles en Mar del Plata tras los graves incidentes registrados en la Escuela Provincial N°21 del barrio Jorge Newbery, donde padres de alumnas denunciaron un supuesto abuso cometido por un niño de 10 años y luego atacaron el establecimiento y quemaron la casa del menor acusado.
El paro distrital, convocado por el Frente de Unidad Docente Bonaerense (FUDB), se realiza bajo el lema “No a la violencia en las escuelas” y cuenta con la adhesión de SUTEBA, FEB, UDOCBA, ATE y el Sindicato de Trabajadores Municipales (STM).
La jornada incluye una marcha desde Plaza Rocha hasta el Palacio Municipal, que según un móvil de Crónica TV fue “una de las más grandes de los últimos tiempos en la ciudad”. La convocatoria unió a docentes de gestión provincial y municipal, en una muestra de unidad frente a los ataques y amenazas crecientes en el ámbito educativo.

Desde el móvil de Crónica, Luciana Garrido, docente de escuelas públicas provinciales en los barrios El Martillo y Las Canteras, expresó su preocupación por la falta de respuestas del Estado.
“Hace años que estamos mal ediliciamente. Hay enchufes que salen de la pared, techos que filtran agua y luminarias que se mojan cuando llueve. La educación siempre queda para lo último”, explicó.
La maestra, con 18 años de trayectoria, aseguró que los episodios de violencia son cada vez más frecuentes.
“Nos golpean, nos insultan y no hay sanciones. Los padres también te amenazan. Tenemos que salir escondidos como si fuéramos delincuentes por haber retado a un chico”, relató con impotencia.
En la misma línea, Natalia, auxiliar de educación en establecimientos bonaerenses, advirtió que los trabajadores no cuentan con herramientas para afrontar los conflictos.
“Estamos muy desamparados. Deberíamos tener un protocolo claro para actuar frente a hechos de violencia, pero obedecemos lo que dicen los directivos y muchas veces quedamos expuestos”, afirmó.
Ambas coincidieron en que la crisis educativa trasciende este caso puntual.
“Esto no es solo por lo que pasó en la Escuela 21. Es un problema social mucho más grave. Los ataques a las escuelas y a los docentes se repiten y nadie interviene”, señaló Garrido.
En la misma línea, Natalia, auxiliar de educación en establecimientos bonaerenses, advirtió que los trabajadores no cuentan con herramientas para afrontar los conflictos.
“Estamos muy desamparados. Deberíamos tener un protocolo claro para actuar frente a hechos de violencia, pero obedecemos lo que dicen los directivos y muchas veces quedamos expuestos”, afirmó.
Ambas coincidieron en que la crisis educativa trasciende este caso puntual.
“Esto no es solo por lo que pasó en la Escuela 21. Es un problema social mucho más grave. Los ataques a las escuelas y a los docentes se repiten y nadie interviene”, señaló Garrido.
El paro docente en Mar del Plata y Batán fue convocado luego de que, en medio de la conmoción por la denuncia de abuso, padres ingresaran por la fuerza a la Escuela 21, golpearan a personal directivo y causaran destrozos en el edificio, según confirmaron fuentes gremiales. Más tarde, un grupo de personas incendió la vivienda de la familia del niño acusado, un hecho que dejó a la madre del menor “con lo puesto”, según contó en una entrevista radial con LU6 Radio Atlántica.
Los gremios docentes exigieron al Gobierno de la Provincia de Buenos Aires que refuerce los equipos de orientación escolar y protocolos de prevención de violencia, además de garantizar la seguridad del personal educativo.
“Los docentes no podemos seguir trabajando con miedo. Queremos enseñar, no ser rehenes de la violencia”, resumió Garrido.
El hecho volvió a poner en debate la violencia dentro de las escuelas y la falta de recursos para contenerla. Según las docentes, cada vez son más frecuentes los episodios de agresión verbal y física, tanto entre alumnos como entre adultos que se acercan al establecimiento.
Desde otra institución, Mariné, maestra de 3° grado de la Escuela N°21, también se refirió al impacto que dejó la jornada violenta. “La comunidad está lastimada, dolida, pidiendo por nuestros derechos. Ayer se vivió una vulnerabilidad tanto de adultos como de niños”, contó en diálogo con el portal 0223. La docente relató que “las agresiones perjudicaron el interés de los estudiantes, que estaban dentro de la escuela cuando pasó todo lo que se vio en las imágenes”. Y remarcó: “Estábamos en nuestro lugar, en nuestro puesto de trabajo, cuidándolos y asistiéndolos. Hoy el reclamo es para que no vuelva a pasar. Basta de violencia en la escuela”.
Otra docente de la Escuela N°4, Sofía Piccolo, también estuvo presente en el lugar y coincidió en que los episodios de violencia se repiten con frecuencia y sin respuestas concretas por parte del sistema.
“Todos los días los docentes estamos dispuestos, pero sin los recursos necesarios para poder dar respuesta en lo inmediato a estas situaciones”, explicó.

Piccolo sostuvo que con el paso del tiempo “se ha naturalizado el tema de los insultos y las agresiones”, y que eso representa “una escalada que ya dejó de ser excepcional”. En ese sentido, remarcó que “a diario se viven situaciones muy complejas donde los inspectores tampoco logran encontrar soluciones rápidas”.
“Creo que hay que analizar el sistema educativo en su conjunto y empezar a pensar políticas desde el lugar de la escuela segura”, señaló. Y agregó: “Muchas veces elevamos actas o tratamos de reflexionar con las familias ante un hecho de violencia, pero hay ocasiones en que se nos va de las manos. Hace diez días me pasó de tener que separar a dos mamás que se estaban peleando en la puerta de la escuela. Lo más grave es que los chicos terminan siendo violentados por ese entorno”.
Por último, la docente advirtió que los maestros trabajan “con aulas de 30 alumnos totalmente distintos, con realidades diversas y sin recursos suficientes para acompañarlos”. “El sistema, con la idea de incluir, nos somete a brindar contención sin herramientas, incluso con chicos que necesitan diagnósticos o acompañamiento de escuelas especiales que muchas veces no llegan”, concluyó.
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