"Matar a los Negros"
- Por Mache González*- En medio de la polémica sobre el "garantismo" y la "mano dura", y a propósito de la mirada que estigmatiza al distinto, el artista reflexiona respecto de qué sucedería si eso que muchos piden se hiciera realidad.
Hagamos por un momento un ejercicio ficcional, que refleja el ferviente deseo de muchos ciudadanos en estos últimos tiempos: "matar a todos los negros".
Bien, tendríamos que comenzar por determinar "qué es un negro", lo que, inexorablemente, nos lleva a un sistema de clasificación que nos permita identificarlos.
Podríamos diferenciar un negro por: color de piel, poder adquisitivo, portación de cara, higiene, educación, cultura (gustos musicales y estéticos), el alma (siempre hay negros de alma, como dicen), etc.
Acto seguido deberíamos determinar el límite, el lugar donde uno termina de ser "negro" y convertirse en... "blanco"(?).
Para ello se tendría que convocar a una especie de jurado o fuerza superior que determine la diferenciación de una manera clara y transparente, como todos queremos. Pero allí tendríamos un inconveniente. ¿Quién integraría dicha fuerza? ¿Un grupo de civiles destacados? ¿Los Jueces? ¿La Policía? ¿La Iglesia, tal vez?
Lo de "civiles destacados" suena bastante coherente, aunque para determinar quiénes lo son, deberíamos constituir "oootra" junta que determine quiénes lo son.
Los jueces son una segunda opción, aunque los actuales están todos viciados de dudas y, lo peor, es que todos los que querríamos "matar a los negros", venimos acusando al sistema, y a los jueces en particular, de garantistas, corruptos o ineptos. Si elegimos esta opción, tenemos que ver qué jueces nos "representarían" de la mejor manera.
La policía es una opción más pragmática, aunque hay otro problema. Gran parte de la opinión pública piensa que "la policía está llena de negros", con lo cual, habría que marcar una diferencia también dentro de la fuerza policial. Tendríamos dos situaciones dentro de esta fuerza. Primero, determinar quiénes son negros dentro de la policía, para clasificarlos y, en primera instancia entregarlos a una fuerza "mayor", o bien clasificar si "es un negro dentro de los códigos de la fuerza". Algo así como un subgrupo dentro de este monocromático asunto.
Si pese a todos estos inconvenientes pudiésemos encontrar una solución viable, acto seguido deberíamos encontrar quiénes harían el "trabajo sucio". Esto incluye: captura, clasificación, agrupación, ejecución y enterramiento/incineración de occisos. Pese a que ya tenemos sobradas muestras de ejemplos así en Latinoamérica, a mayor escala y hecho abiertamente, sería un poco engorroso.
En primer lugar, el costo psicológico debería ser costeado por el Estado. Más allá del entrenamiento que pudiese tener alguien para capturar, clasificar, matar y enterrar a otro "sub-ciudadano", siempre puede aparecer algún "blandito" que necesite apoyo terapéutico.
Hasta aquí, todo muy bonito. Los fondos saldrían de "tooodos" los planes sociales y asistenciales aparentemente innecesarios de momento. Al no haber "negros", ese dinero sería empleado para construir armas, uniformes, instrucción de oficiales, vehículos, construcción de centros para la aniquilación, incineradores, etc. Cabe destacar que la construcción de cárceles sería irrisoria, porque lo que se busca aquí es la aniquilación y no la acumulación de "la negrada" en un sólo lugar.
El tema es que las tareas vinculadas a la construcción y confección, en general, la hacen los negros, bolitas, paraguas y demás integrantes que conforman dicha fauna. Lo que nos llevaría a una situación algo paradojal.
Podríamos tomar el ejemplo nacionalsocialista de mediados del siglo XX, donde se apelaba a la miseria humana y se usaba a los mismos prisioneros, utilizándoles como mano de obra, con la única promesa de estirarles un poco la hora de ejecución.
Es un buen ejemplo. Pero, acabados los negros... ¿quién construiría nuestras viviendas? ¿Quién confeccionaría nuestra indumentaria? ¿Quién limpiaría nuestros inodoros? La respuesta lógica indicaría que nuevos y dignos ciudadanos tomarían ese lugar, de hecho, mucha gente digna actualmente lo hace, aunque son una minoría respecto a la gran masa de "negros" que trabaja en todos esos rubros.
El tema es que, para que sean ciudadanos "dignos" éstos deben estar bien remunerados, con lo cual, el costo de construcción de una vivienda o de una camisa se triplicaría (como mínimo). Hay que ver si estamos dispuestos a absorber como nobles ciudadanos también esos gastos.
Damos por sentado que todos los que estamos pidiendo la "aniquilación de negros" actualmente estamos pagando todos los impuestos que conlleva a contratar tanto a un albañil, un peón o una mujer que limpia hogares. Exigir una conducta sin cumplir la propia sería algo ridículo.
Bien, soñemos que hemos logrado nuestro objetivo. Los "negros" han desaparecido de nuestra sociedad. ¡Qué alegría! Los planes "descansar" han sido utilizados para un fin ulterior y el asistencialismo ha desaparecido. Se puede transitar por cualquier barrio sin temor y la ciudad parece más bella, aunque extrañamente, las señoras del barrio se rehúsan a quitar las rejas de sus frentes.
Cierta franja de la nueva "sociedad" está algo aturdida. Se han cargado a más de un amigo o familiar que no daba la impresión de ser particularmente "negro". Los eventos populares han dejado de ser populares, justamente por el miedo de la gente a ser clasificada de "negrada". Las opiniones y comportamientos son cada vez más tibios y moderados, por el mismo motivo.
Los impuestos se quintuplican, porque ahora "el trabajo de negros" lo hace la gente hecha y derecha, bien remunerada. El PBI se ha derrumbado, porque la ciudadanía se ha reducido a poco más de un tercio (por ahora) y no hay mano de obra que alcance. Los robos a menor escala prácticamente desaparecen, al igual que los asesinatos por el mismo motivo. Un alivio.
Eso sí, en lo que respecta a asesinatos puertas adentro por violencia familiar, las estadísticas casi no se modifican. Al igual que por estos días, las muertes "puertas adentro" son superiores a las registradas por robo o secuestro. La violencia doméstica, al parecer, no era exclusiva de la negrada.
Los "negros" se han acabado, algunos inconvenientes se han solucionado, pero muchos de los problemas siguen, y otros nuevos han surgido. Es raro... ¿habremos hecho algo mal? Quizás cometimos algún yerro, o pasamos de largo algún detalle... quizás esos pibes de pelo largo y estilo descuidado que se juntan en la esquina tengan algo que ver... quizás deberíamos empezar a observarlos.
*Ilustrador y caricaturista