Proponen alambrar toda la localidad de Cariló para que sea más segura ante el delito
Esta iniciativa ya se intentó en el 2000 pero fue rechazada. Ahora, vuelve la idea que propone transformar al exclusivo balneario en un country.
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Un grupo de vecinos, empresarios y compañías de seguridad trabaja en un ambicioso proyecto que busca transformar al exclusivo balneario del partido de Pinamar en una especie de barrio cerrado, con controles estrictos, menos accesos y patrullaje privado permanente.
Según reveló Pinamar Diario, la iniciativa, que sería presentada ante las autoridades municipales en los próximos días, plantea alambrar todo el perímetro de Cariló, especialmente su límite sur, donde conecta con Villa Gesell. La propuesta argumenta que se trata de una medida para “brindar más seguridad”, aunque ya generó fuertes cuestionamientos por su impacto sobre el espacio público y la circulación regional.
El plan, denominado “Programa Complementario de Seguridad Local”, propone un esquema similar al de barrios privados como los de Pinamar Norte o Costa Esmeralda. Entre sus puntos principales figuran:
- Cercar el perímetro completo de Cariló.
- Escanear documentos de identidad en todos los ingresos y accesos tradicionales.
- Patrullaje 24/7 con móviles privados y vehículos 4×4.
- Reducción a solo cuatro accesos habilitados: uno en el límite con Cariló Norte, otro desde Ostende, un tercero hacia Valeria del Mar y el principal por la calle Bunge.
De avanzar, el balneario quedaría con un sistema de seguridad cerrado, con circulación controlada y un esquema de vigilancia permanente.
Un debate que vuelve
La idea de “cerrar” Cariló no es nueva. En el año 2000, el entonces responsable de Seguridad, Armando Toniolli, propuso cercar la localidad con un alambre olímpico y tres hilos de púas para frenar hechos delictivos. La iniciativa fue rechazada de inmediato. El intendente de ese momento, Blas Altieri, consideró que se trataba de un proyecto “más adecuado para un country que para un municipio”.
Dos décadas después, la discusión regresa con un proyecto más estructurado. Mientras los impulsores sostienen que la medida mejorará la seguridad, otros sectores advierten que podría profundizar la segmentación urbana y limitar el acceso público a uno de los destinos turísticos más emblemáticos de la costa atlántica.
La municipalidad de Pinamar deberá decidir en los próximos días si la propuesta avanza o queda, como en 2000, archivada en medio de la polémica.
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