A 24 años del crimen de Cabezas en Pinamar: Libertad de expresión, poder real, colaboración policial e impunidad
En 1997, el reportero gráfico de la revista Noticias, José Luis Cabezas, fue ejecutado de dos disparos en la nuca en el municipio de Pinamar. Su "delito" fue haber hecho pública la imagen del empresario Alfredo Yabrán. Los cuatros puntos centrales de un caso emblemático.
Por Ramiro Pablo Gómez
El asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas es una historia que mezcla la libertad de expresión, el poder real, la colaboración policial y la impunidad.
Libertad de expresión
Hace 24 años en Pinamar, una madrugada del 25 de enero de 1997, José Luis Cabezas fue secuestrado, golpeado, esposado y ejecutado de dos tiros en la nuca. Posteriormente lo prendieron fuego junto a su auto. ¿Cuál fue el delito que había cometido para tremenda sentencia? Sacarle la primera foto pública al empresario Alfredo Yabran, el poder real.
Según los tratados internacionales la libertad de expresión consiste en:
“La libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas, ya sea oralmente, por escrito, o a través de las nuevas tecnologías de la información, el cual no puede estar sujeto a censura previa sino a responsabilidades ulteriores expresamente fijadas por la ley”.
La decisión de ejecutar a un periodista gráfico por difundir una imagen de una persona de interés público pero de vínculos oscuros es un ataque a la libertad de prensa pero también a la sociedad que se ve impedida de informarse, y por lo tanto, sufre el deterioro de la libertad de expresión que incluye recibir información.
El poder real
El poder real no es justamente el más visible. No es un gobernador ni siquiera un presidente. Es un tipo de poder que empuja decisiones políticas, que mueve la economía y que obliga a quienes ocupan cargos públicos a tomar determinaciones para beneficios privados.
Yabran fue un empresario cercano al ex presidente Carlos Menen que manejaba una serie de importantes compañías a través de testaferros. Una de ellas era el Correo OCA. También fue acusado de lavado de dinero, tráfico de drogas y armas. El 20 de mayo de 1998, cinco días después de dictaminarse una orden de arresto contra su persona, el empresario, se suicidó de un escopetazo en la cara.
El entramado policial
El ex policía Gustavo Prellezo fue el autor material del crimen. Fue liberado por “buena conducta” tras 20 años en prisión. Otro de los policías condenados a prisión perpetua, Sergio Camaratta, murió en el 2015. El efectivo de la bonaerense, Aníbal Luna, fue beneficiado con un régimen espacial y se encuentra en libertad. Situación similar para el ex comisario de Pinamar, Alberto Gómez, quien se ocupó de liberar la zona la noche del crimen.
Otro de los condenados, el jefe de seguridad de Yabran, Gregorio Rio, también está en libertad. La banda “Los Horneros”, el grupo de delincuentes reclutados por Prellezo, también está libre. En el momento posterior al crimen fueron patrocinados por el “celebre” abogado Fernando Burlando.
En definitiva, no queda nadie preso por el crimen de José Luis Cabezas y según su hermana, Gladys Cabezas, ninguno cumplió la pena correspondiente.
Impunidad
La hermana de fotógrafo relató a Pagina 12 que "hubo impunidad". Sin embargo, reconoció que “pudimos conocer los nombre de los asesinos de José Luis, pudimos condenarlos, más allá si después los liberaron antes o no. Nosotros sabíamos con quiénes nos peleábamos". Es decir, se juzgó a los responsables y hubo condenas pero con ciertos privilegios.
No se olviden de Cabezas
Esa es la frase icónica que quedó tras el crimen del periodista gráfico. Eso implica no olvidarse de la libertad de expresión, del poder real y de los privilegios que ahí se detentan.
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