500 días sin tocar timbre ¿Dónde están los Testigos de Jehová?
El 2 de agosto se cumplieron 500 días desde que los fieles dejaron de ir puerta a puerta y de reunirse en persona. En la Argentina, hay más de 160.000 testigos, de los cuales cerca de 62.000 son de la provincia de Buenos Aires.
Por más de 100 años, los testigos de Jehová han sido conocidos por su forma de practicar la fe, llevando la palabra a cada casa y realizar asambleas anuales a nivel mundial.
Solo en 2019, se celebraron 349 asambleas en Argentina y unas 1960 congregaciones celebraban sus reuniones dos veces por semana, además de las miles de casas que recorrían en cada jornada.
Sin embargo, la llegada de la pandemia cambió todo: las reuniones públicas fueron canceladas; por primera vez desde 1897 no hubo asambleas anuales en persona.
De esta forma, adaptándose a lo que el mundo planteaba y pcon el objetivo de proteger a la comunidad, los testigos de Jehová cambiaron las reuniones presenciales a videoconferencias.
¿Cómo reemplazaron las visitas a las casas? Comenzaron a escribir cartas, hacer llamadas por teléfono y dirigir cursos bíblicos por videoconferencia.
Según aseguran desde el espacio, muchas de las congresaciones en el país tuvieron un aumento del 30% en su asistencia.
En diálogo con LaNoticia1.com Alejandro Willers, del equipo de Prensa de los Testigos de Jehová y Portavoz región Buenos Aires, se refirió a los desafíos que planteó esta nueva etapa y los cambios de perspectiva que se generaron en los fieles.
¿Hay alguna región bonaerense en la que tengan mayor presencia?
Hay unos 62.000 testigos de Jehová en la provincia de Buenos Aires, los que se agrupan en unas 687 congregaciones. La mayor concentración se encuentra en el Gran Buenos Aires, pero hay una distribución uniforme a lo largo de las ciudades del territorio provincial. Por ejemplo, en la ciudad de Mar del Plata hay unos 4200, en Bahía Blanca más de 1300 y en la ciudad de La Plata cerca de 2000.
Si bien dejaron los timbreos pasaron a la virtualidad, pero ¿Como mantuvieron el contacto con los adultos mayores que no tienen estas facilidades?
El 20 de marzo de 2020 decidimos, globalmente, suspender nuestras actividades presenciales y trasladarlas a medios seguros, procurando que esta medida acompañara los esfuerzos de las autoridades sanitarias y así evitar la propagación del virus. Por ejemplo, nuestras reuniones de capacitación semanales, fueron llevadas a sistemas de videoconferencias sin que se perdiera una sola de ellas. Así que, rápidamente, los más jóvenes capacitaron a los adultos mayores para que pudieran descargar y configurar las aplicaciones (en general ZOOM o Skype) y así acceder a las mismas. Al principio, pareció un enorme desafío, pero pronto, nuestros abuelos se hicieron expertos, a tal grado que ahora hablan del “link” de la reunión, “mutearse”, “unirse a la salita”, etc. En cada una de las congregaciones hay jóvenes que dan soporte remoto a todos para que nadie se pierda el material.
¿Cómo vivieron los fieles las épocas de mayor restricción sin su acompañamiento?
Por supuesto, no fue fácil asimilar el cambio repentino que se produjo en la conducta social, pero lo cierto es que siempre nos hemos sentido acompañados. Aunque sin vernos en persona, nos hemos mantenido en contacto aún más que antes. De hecho, siempre solemos quedarnos conversando cada vez que finaliza una reunión en salas reducidas para ponernos al día. Por otro lado, nuestro objetivo de compartir un mensaje positivo con las personas basado en la Biblia no ha cambiado, así que desarrollamos la misma actividad pero a través de medios seguros, como el teléfono por ejemplo. Mantenernos ocupados nos ayudó a sentirnos tranquilos y contentos, ya que muchas personas han agradecido el que un testigo de Jehová los haya contactado para compartir alguna idea práctica en momentos como éste, en general tomadas de nuestro sitio de internet JW.ORG.
¿Evalúan volver a tocar las puertas? ¿En algún lugar ya se retomó la actividad?
Como organización, tenemos una visión global de la pandemia y retomaremos nuestras actividades en persona cuando consideremos que sea seguro hacerlo. Por ahora, como valoramos mucho la vida, no hemos vuelto a esa modalidad en ningún lugar del mundo.
¿La pandemia planteó una nueva forma de practicar la fe?
La pandemia resaltó que nuestra espiritualidad no depende de un lugar físico, sino de los valores que compartimos y de la misión que tenemos. Nuestras actividades no se perdieron, sólo las adaptamos a otros métodos, y los resultados, pese a todo lo triste que sigue siendo lo que está sucediendo, nos muestran un costado positivo.
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