Boca le ganó a Aldosivi en Mar del Plata, pero toda la atención se la llevó el estadio Minella destruido
El Xeneize venció 2-0 al Tiburón y sumó su tercer triunfo al hilo en el Clausura. La niebla no tapó el presente desolador del estadio José María Minella. Tribunas clausuradas, periodistas mirando el partido por TV y luces que no alcanzan.
En una tarde gris por la niebla y aún más por el escenario, Boca Juniors derrotó 2-0 a Aldosivi en el estadio José María Minella de Mar del Plata, por la séptima fecha del Torneo Clausura 2025. Los goles de Lautaro Di Lollo y Rodrigo Battaglia le dieron al Xeneize su tercer triunfo consecutivo, que lo deja en lo más alto de la Tabla Anual, clave para la clasificación a la Copa Libertadores.
Pero más allá del resultado, lo que volvió a quedar expuesto fue el triste presente del mítico estadio marplatense. Con una tribuna techada clausurada desde hace cuatro años, luces deficientes que obligaron a jugar temprano y periodistas que siguieron el partido por televisión en una sala porque no pueden acceder a la cabina de prensa, el Minella se mostró otra vez como un símbolo del abandono.
El encuentro se disputó solo con socios del Tiburón, ubicados en la platea descubierta. La Aprevide, dependiente del Gobierno bonaerense, había desplegado un fuerte operativo para detectar posibles hinchas de Boca que se asociaron de apuro a Aldosivi, con advertencia de sanciones para quienes burlaran la prohibición de público visitante.
El Minella, inaugurado en 1978 como sede del Mundial, supo ser escenario de torneos de verano inolvidables, partidos de la Selección y hasta recitales históricos. Hoy, en cambio, es un “elefante blanco” en ruinas: Mar del Plata lo usa a medias, el municipio que conduce Guillermo Montenegro perfil busca desprenderse de su mantenimiento, y la Provincia ya optó por otro camino para proyectar una “casa de la Selección” en el Estadio Diego Armando Maradona de La Plata.
El contraste fue inevitable: mientras Boca festejaba un triunfo vital, el estadio dio otra muestra de su estado calamitoso, reflejo de años de desidia política y abandono estructural. Una postal triste que golpea de lleno al deporte marplatense y que vuelve a encender las alarmas sobre el futuro de uno de los escenarios más emblemáticos de la Provincia.
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