Hacia la necesidad de terminar con el chantapedagogismo
Por la construcción de un Sistema Escolar hoy inexistente. Contra el relativismo educativo posmoderno y quienes lucran con ello so pena de embrutecer a generaciones y generaciones.
Por Emmanuel Rossi*
El ambiente de la Educación, posiblemente, sea el que mayor cantidad de demagogos, leguleyos y vendehúmos ha concentrado en los últimos años. Reducida a un significante vacío por la clase dirigente, en la sociedad fractal posmoderna, influencers y gurúes han derramado sus garras como hienas sobre el cadáver de la pedagogía argentina (y más allá también).
Vendedores de talleres truchos a municipios y comunas, analistas de Instagram deseosos de sumar seguidores y divulgadores de frases hechas y estúpidas pululan por doquier en busca de la concreción de un kiosquito que les permita lucro y chapa.
Generalmente estos tirapostas están bien alejados de las aulas, de las comunidades educativas reales, del barro de las escuelas.
Prefieren desarrollar una pedagogía del simulacro, montada sobre una realidad que no existe (para, precisamente, tratar de disimular su deshonestidad ideológica y su fragilidad conceptual).
Siempre un pequeño peldaño más arriba en lo referente a la retórica (y no mucho más) que sus aplaudidores de turno que aspiran a oír lo que ya saben -aunque sea inaplicable o falaz-, pero con palabras más rimbombantes (y no mucho más).
Siempre intentado aparecer como subversivos cuando, en verdad, están haciendo un negocio o una carrera personal causando mucho daño sobre el ya derruido sistema escolar, agravando el orden establecido. No es de extrañar que con el paso de los años terminen en una banca en algún cuerpo deliberativo…
Ahora bien, en el país de la fragmentación cultural, del 50% de niños pobres, de la deserción alarmante y de los miles de analfabetos que terminan el secundario sin comprender lo que leen, lo primero que debe hacerse es generar un sistema educativo troncal general y sólido, sobre una base estructural real(ista), para que empecemos a avanzar científicamente en la edificación de una escuela libre de chantas, relativistas y opinólogos que basan sus ideas en clichés de modas y en pavadas que abundan en Facebook. Sin modelo central con Totalidad, el chantapedagogismo, (ése que incluso tiene mucho espacio en los medios tradicionales) será el que (de)forme a las futuras generaciones, amparándose en la excusa de que “los tiempos cambiaron” y que “la escuela debe adaptarse a cada alumno”, sofisma individualista y equívoco de estas épocas, funcional a la decadencia y la pauperización de los pueblos.
*Emmanuel Rossi es Licenciado en Comunicación Social (UNR), escritor y docente. Ha publicado libros de ficción y de análisis político y social. También se desempeña como periodista y editor literario.
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