Hacia unas elecciones con signos de frustración y desencanto
Gran parte de los adeptos de los dos espacios mayoritarias no presentan, como en otros años, el entusiasmo propio de una campaña electoral. Este 2023 prima el voto en contra de, el enojo y el desasosiego.
Por Federico de Marco
Los sectores simpatizantes del Frente de Todos hace rato han roto con Alberto Fernández. Sin embargo, no logran conectar con otro posible candidato que despierte, aunque sea en grados mínimos, la simpatía que en otras elecciones despertaba Cristina Kirchner.
Incluso la propia Vicepresidenta ya no genera la épica de antaño, desfigurada de la escena política y vista como motor responsable de la llegada de Fernández a la Presidencia (y los problemas consiguientes).
En el bando opuesto, en Juntos por el Cambio, Horacio Rodríguez Larreta -con todo el aparato radical a disposición y la caja de la Ciudad- no logra que sectores de la sociedad salgan a bancarlo como sucedió en 2015 con Mauricio Macri.
En la interna opositora aparece Patricia Bullrich, titular del PRO, que empalma de mejor manera con el clima de época, pero la figura de Javier Milei la deja en segundo lugar en las predilecciones de los sectores más volcados a la derecha.
De esta manera, las elecciones que se avecinan tendrán mucho voto de reducción de daños y voto bronca.
Otros sectores interpelan mejor a su electorado, que generará un sufragio afirmativo. Javier Milei es el postulante más visible de este bloque, pero también otros dirigentes, como Guillermo Moreno.
La situación económica y social, y la sensación totalmente cabal de que gran parte de la clase dirigente se encuentra disociada de las grandes mayorías, influirán de manera palmaria y decisiva a la hora de manifestarse en las urnas.
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