La decisión de un diputado y un intendente que permitió a un futbolista de la Liga de Tres Arroyos llegar a la Selección
El delantero está viviendo un sueño. Brilló en la liga Tres Arroyos antes de llegar a Brasil y hoy se gana un lugar en la lista de Scaloni.
El presente de José Manuel “Flaco” López parece de película. A sus 24 años es goleador en Palmeiras, uno de los equipos más poderosos de América, y fue incluido en la prelista de la Selección Argentina para la última doble fecha de Eliminatorias. Pero su despegue no comenzó en una gran vidriera, sino en una liga amateur: la Tresarroyense de Fútbol, donde entendió que podía vivir del deporte que ama.
En 2019, con apenas 18 años y más frustraciones que alegrías, recaló en Colegiales de Tres Arroyos. Venía de quedar libre en Independiente por una lesión y de pelear un lugar en Lanús, que finalmente lo cedió a préstamo. Allí, en un torneo regional donde los jugadores compartían vestuario con compañeros que luego se iban directo a trabajar, el Flaco encontró confianza y roce.
Tal como reconstruyó el periodista Fernando Bajo en TyC Sports, aquella experiencia lo marcó: “Valoramos esas cosas. Hoy quizá muchos jugadores no quieren bajar ni siquiera una categoría y nosotros fuimos a un pueblo no por dinero ni prestigio, fue para intentar vivir del fútbol”, recordó Enzo Silcan, que compartió plantel con él.
El pase a esa liga se selló gracias a un acuerdo entre Nicolás Russo (entonces presidente de Lanús y hoy diputado bonaerense) y Pablo Garate (exmandamás de Colegiales y actual intendente de Tres Arroyos). El objetivo era reforzar al club y López no lo dudó: en su primer año fue goleador, elegido mejor jugador y campeón del torneo local, logrando además la clasificación al Regional Federal Amateur.

En ese tiempo, forjó amistades que conserva hasta hoy. “Acá los volvió locos a todos, era el mejor y nunca se la creyó”, recuerda Tomás Blas, su compañero en Colegiales. Su entrenador de entonces, Guillermo Sauce, también lo vio distinto: “Tenía condiciones extraordinarias. Todavía no tiene techo”.
La estadía en Tres Arroyos marcó su vida dentro y fuera de la cancha. López convivió durante más de un año con Silcan y otros jóvenes en una casa alquilada por el club. “Era nuestro chef. A veces inventaba cada cosa… hasta hacía fideos con leche en polvo”, contó entre risas Silcan. El vínculo con la ciudad se profundizó al punto de regresar incluso después de consagrarse profesional, para vacacionar o acompañar a Blas en su graduación de la secundaria.

Tras la pandemia, llegó el salto: debutó en Primera con Lanús, convirtió su primer gol ante Rosario Central y en poco tiempo se transformó en una de las ventas más importantes del club al pasar a Palmeiras por 7 millones de dólares. Desde allí, su nombre empezó a sonar fuerte en la Selección, que busca alternativas en ataque detrás de Lautaro Martínez y Julián Álvarez.
Ya pasaron más de 2.100 días desde aquel título en Tres Arroyos hasta su primera convocatoria a la Mayor. Sin embargo, quienes lo conocen aseguran que sigue siendo el mismo chico humilde de siempre. Blas lo resume mejor que nadie: “Es prácticamente un hermano para mí. Era uno más entre nosotros y creo que eso es lo que más valoro de él”.
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