Legislatura bonaerense tras las elecciones: cómo quedarán las cámaras de Diputados y Senadores desde el 10 de diciembre
Las elecciones legislativas del 7 de septiembre dejaron un escenario inédito en la provincia de Buenos Aires. Con una ventaja de más de 13 puntos sobre La Libertad Avanza, Fuerza Patria no solo ratificó su predominio territorial, sino que se aseguró un crecimiento legislativo que le permitirá llegar al 10 de diciembre con quórum propio en la Cámara Alta. ¿Habrá acuerdo entre las líneas internas del peronismo para sostener la ventaja que le dan los números?
En conferencia de prensa, el ministro de Gobierno Carlos Bianco puso en palabras el alcance del resultado y lo calificó como “histórico”. El funcionario exhibió los mapas comparativos de las últimas elecciones y remarcó que, esta vez, la provincia “quedó prácticamente pintada de celeste”, reflejando la contundencia del triunfo en 6 secciones electorales y en 100 de los 135 municipios. Esa victoria territorial se tradujo en bancas: 21 nuevos diputados y 13 senadores para el peronismo, lo que implica un salto de poder que cambia la correlación de fuerzas en la Legislatura.
Por secciones electorales, la Tercera volvió a ser el bastión del PJ con un aplastante 54% frente al 28% de LLA, lo que garantizó 10 diputados. La Primera sección aportó 5 senadores claves, y en la Segunda también se impuso Fuerza Patria, con reparto tripartito de bancas. La derrota en la Quinta y la Sexta fue compensada con victorias en la Cuarta, la Séptima y la Octava (La Plata), configurando un escenario equilibrado pero favorable.
El balance final es contundente: Fuerza Patria tendrá 39 diputados y 24 senadores a partir del 10 de diciembre. En Diputados quedará como primera minoría, necesitada de acuerdos internos y externos para garantizar gobernabilidad; en el Senado, en cambio, alcanzó mayoría y quórum propio, un punto de inflexión que le permitirá al gobernador Axel Kicillof encarar su segundo tramo de gestión con más margen político, si es que logra sortear la interna que complica sus planes en la Legislatura desde hace meses.
El reparto se completó con 30 diputados y 16 senadores para La Libertad Avanza, que compitió en alianza con el PRO; 7 diputados y 3 senadores para Somos Buenos Aires (UCR + GEN + aliados), además de los 2 legisladores del Frente de Izquierda Unidad y 13 de otros espacios.

Las tribus peronistas en Diputados
La Cámara baja bonaerense será, como siempre, el terreno más complejo para el peronismo; si bien contará con un oficialismo ampliado, estará fragmentado en las diferentes líneas internas que deberán convivir bajo el paraguas de Fuerza Patria.
El kirchnerismo más duro, con fuerte presencia de La Cámpora, contará con al menos 13 diputados propios. Entre ellos se destacan Soledad Alonso, Jorge Rodríguez Alberti y Avelino Zurro, junto a referentes que asumirán el 10 de diciembre como Facundo Tignanelli, Mayra Mendoza, Luis Vivona y Ariel Archanco. Este grupo tendrá peso en la construcción de agenda legislativa y mantiene vínculos estrechos con Máximo Kirchner.
El massismo, por su parte, logró sostener su número: 10 diputados. Encabezados por Alexis Guerrera, actual presidente de la Cámara, buscarán retener la conducción del cuerpo. Junto a él se alinean Rubén Eslaiman, Luciana Padulo, Carlos Puglielli y Germán Di Cesare, entre otros. Sergio Massa fue uno de los ganadores de la elección en términos de bancas y ahora juega su influencia en la definición de la mesa de conducción, acercándose cada vez más al tablero de Axel Kicillof.
El tercer polo interno lo constituye el kicillofismo explícito, nucleado en el Movimiento Derecho al Futuro. Tendrá también alrededor de 10 diputados, entre los que se cuentan Diego Nanni, Mariano Cascallares, José Galván y Romina Barreiro. Se trata del sector más alineado al gobernador y será clave en el reordenamiento del bloque.
A estos tres espacios principales se suman los llamados “otros”: intendentes con proyección propia, representantes del Movimiento Evita, Patria Grande y dirigentes territoriales que, aunque pocos en número, suelen ser determinantes en votaciones ajustadas.
La lectura política indica que Guerrera intentará continuar al frente de la Cámara de Diputados, pero necesitará de un fino equilibrio entre camporistas, massistas y kicillofistas.

El Senado y la incógnita de la jefatura del bloque
El Senado provincial se convertirá desde diciembre en el bastión más sólido de Fuerza Patria. Con 24 senadores propios, el peronismo contará por primera vez en mucho tiempo con mayoría y quorum propio. Este dato marca un cambio sustancial en la dinámica legislativa bonaerense, siempre y cuando los caciques logren acordar y bajar un criterio unificado.
La salida de la ultra cristinista María Teresa García, que pasará al Congreso, abre una incógnita sobre quién conducirá el bloque. Su rol había sido clave para contener tensiones internas y garantizar el orden. Sin ella, el oficialismo deberá encontrar una figura de consenso.
En la Cámara Alta, Sergio Massa aparece como el gran ganador: arriesgaba una banca y consiguió tres, sumando a Malena Galmarini, Valeria Arata y Marcos Pisano. Por el lado del kicillofismo, se destacan Verónica Magario (que continuará como vicegobernadora y presidiendo el Senado), Ayelén Durán, Pedro Borgini, Germán Lago, Jorge Paredi, Amira Curi y Fernando Coronel. Gabriel Katopodis ya había anticipado que su candidatura era testimonial y su lugar será ocupado por Mauro López, alineado al gobernador.
Con esta composición, el peronismo tiene garantizado el control del Senado, mientras que en Diputados dependerá de su capacidad de, además de ordenar las internas, articular con los otros espacios. Enfrente, la alianza de La Libertad Avanza y el PRO reunirán 16 senadores, Somos Buenos Aires 3 y otros bloques 3.

Un escenario histórico
La Legislatura bonaerense que asumirá el 10 de diciembre mostrará un oficialismo con músculo reforzado. El peronismo logró expandir su representación territorial, quedó a cargo de 100 de los 135 municipios y consolidó un bloque legislativo que lo coloca en una posición de fuerza inédita en cuatro décadas.
El desafío, sin embargo, será político antes que numérico: sostener la unidad en Diputados, definir la jefatura del bloque en el Senado y administrar las tensiones entre camporismo, massismo y kicillofismo. Solo así podrá capitalizar el triunfo electoral y transformar la mayoría en gobernabilidad efectiva.
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