Turistas de Carlos Casares escrachados por pintar rocas en Mendoza: qué dijeron al defenderse y cómo reaccionó su ciudad
Una pareja fue filmada en Potrerillos pintando piedras con aerosol. El video se viralizó, desató una ola de repudios en redes y llegó hasta Carlos Casares, donde también hubo críticas. “No sabíamos que no se podía”, intentaron justificarse.
El escándalo que se originó en Potrerillos, Mendoza, llegó con fuerza a la ciudad bonaerense de Carlos Casares, donde viven los turistas filmados mientras pintaban con aerosol varias rocas en un entorno natural protegido. El video del momento fue compartido en redes sociales y rápidamente se viralizó, despertando indignación en todo el país. Sin embargo, fue en su ciudad natal donde se sintió el impacto más fuerte.
Medios locales como FM 107.1 La Nueva confirmaron la procedencia de los implicados, y la publicación que difundieron en redes sociales fue el disparador para una catarata de comentarios críticos por parte de los vecinos. “Todo sabemos que no se puede pintar ni alterar la naturaleza”, escribió Liliana Arrieta en la cuenta de Facebook del medio. Otra vecina, Alma PL, se mostró irónica: “Ósea … si sos buena persona, trabajadora, luchadora … arruinás los paisajes y pedís que te feliciten 👏🏼👏🏼👏🏼 ¡El mundo del revés!”.
El repudio fue casi unánime. “Son personas adultas... saben lo que hacen y las consecuencias de sus actos... es una vergüenza”, opinó Andrea Ripanti. “Gente grande, indefendible. Hay que ser tonto para escribir en las montañas”, agregó Walter Rodolfo Fusco. Las reacciones no fueron solamente de enojo, sino también de desilusión por el daño a la imagen de la ciudad. Muchos vecinos expresaron que estos comportamientos perjudican no solo al entorno natural, sino también la forma en la que se ve a los casarenses en otros lugares.
Solo unas pocas voces se mostraron más conciliadoras. “Son gente buena, laburadora de toda la vida. Hicieron algo que no debían pero piden perdón y seguramente van a limpiar lo que escribieron”, comentó Lorena Dell Oro. Sin embargo, esa defensa fue duramente contestada por otros vecinos. “¿Qué pasaría si yo, que soy una buena persona, paso y les pinto su casa? No defiendan lo indefendible”, respondió Silvia Istillart.
El caso generó no solo bronca, sino también una conversación más profunda en la comunidad sobre el rol de los ciudadanos como representantes de su ciudad cuando viajan, y sobre la necesidad de reforzar la educación ambiental. Aunque por ahora no se informó de sanciones legales, el hecho podría estar alcanzado por el Código de Faltas de Mendoza, que prohíbe expresamente dañar entornos naturales protegidos.
Lo cierto es que el video, que inicialmente parecía un episodio menor, terminó dejando una huella mucho más profunda en Carlos Casares, donde los vecinos no se mantuvieron al margen y demostraron que los actos individuales tienen consecuencias colectivas. El repudio público y la vergüenza social se transformaron en una suerte de sanción comunitaria que, para muchos, será más efectiva que cualquier multa formal.
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