A un mes del femicidio en el camping de Necochea, la hija de Débora Bulacio reclamó justicia: "Fue una monstruosidad"
Tanya, de 18 años, habló por primera vez tras el crimen de su mamá en el camping Miguel Lillo. Contó que evitaba al acusado y pidió saber qué ocurrió ese último día.
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A un mes del femicidio de Débora Bulacio, la mujer de 39 años hallada enterrada en un camping de Necochea, su hija Tanya Esperatti decidió romper el silencio. La joven de 18 años reclamó justicia y apuntó directamente a Ángel Andrés Gutiérrez, pareja de su madre y único detenido por el crimen. “Fue una monstruosidad”, expresó.
Bulacio había viajado al camping municipal Miguel Lillo junto al acusado. Dos días después de su desaparición, su cuerpo fue encontrado desenterrado a unos 30 metros de la carpa donde se habían alojado. La autopsia determinó que sufrió una brutal golpiza y posteriormente fue estrangulada. La jueza Aída Lhez dictó la prisión preventiva a pedido del fiscal Walter Pierrestegui.

Tanya, que vive en La Plata mientras estudia Arquitectura, contó que hacía tiempo había empezado a tomar distancia de Gutiérrez. “Lo evitaba porque veía cosas que no me gustaban. Al principio la veía bien a mi mamá, pero después empezaron los problemas”, relató.
Entre los recuerdos más fuertes, mencionó la última vez que vio a su mamá, cuando la víctima viajó de sorpresa a La Plata para visitarla. “Fue un día hermoso, inolvidable”, dijo la joven al diarioa Clarín.
También habló del audio que Débora envió el día previo a su desaparición. Aclaró que ese mensaje no se lo mandó a ella, sino a un primo de la familia. “Si me hubiera enterado en ese momento, hubiera intentado hacer algo”, lamentó.

Con dolor, Tanya apuntó otra vez al acusado: “Cuesta creer que alguien que tiene una hija y está rodeado de mujeres pueda hacer esto”. Y aseguró que, si pudiera enfrentarlo, solo querría mirarlo a los ojos y preguntarle qué desencadenó el asesinato y cómo fueron las últimas horas de su mamá.
Tras el crimen, la joven volvió a Villa Cacique, en el partido de Benito Juárez, donde vivía Débora. Allí se apoya en su familia mientras intenta sobrellevar el duelo. “Tratamos de darnos fuerzas para salir adelante, día a día”, cerró.
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