Al borde del colapso sanitario: Del aplauso de las nueve al olvido social de los médicos
Los trabajadores de la salud fueron catalogados como "héroes" y aplaudidos de manera religiosa por un mes. Pasó el momento de "lucidez de velorio" generalizada que temía los muertos de España e Italia y parte de la sociedad se relajó. En el peor momento epidemiológico nacional, los que están en el frente de batalla, piden que los argentinos no le den la espalda mientras se ocupan las camas y se acaban los recursos humanos.
Por Ramiro Pablo Gómez
A las 21 en punto, entre marzo y abril, la sociedad argentina aplaudía de manera religiosa a los trabajadores de salud en reconocimiento al papel que les tocaba jugar en esta pandemia. Con un aplauso sostenido y una expresión de “orgullo patriótico” se los llamaba “héroes”. A 169 días del comienzo de esta historia, por primera vez y en el peor momento viral, los médicos piden solidaridad y nadie los escucha.
La sociedad se relaja en el peor momento epidemiológico
Mientras algunos se juntan a “comer asados”, hacen reuniones sociales, utilizan permisos para hacer otras cosas, viven una vida “normal” en medio de una pandemia o se aglomeran en una manifestación, los trabajadores de la salud piden ser escuchados. Es entendible el hastió social tras más de cinco meses pero lo lógico es que si hay más contagios se tomen mas recaudos, no menos.
Los aplausos duraron lo que dura la “lucidez de velorio”, ese momento trágico que hace reflexionar a cualquier sobre la finitud de la existencia pero que pasado un corto lapso, se olvida. Quizas fue por las muertes reflejadas de Italia o España pero al ver que acá no se apilaban cadáveres se acabó ese compromiso con los trabajadores de la salud y con la responsabilidad colectiva.
Pasados los 160 dias de "combate", la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, los que están en el lugar más crudo de la pandemia, afirmaron en una carta abierta a la sociedad que “estamos perdiendo la batalla, estamos agotados y no tenemos reemplazos”.
“Sentimos que no podemos más, que nos vamos quedando solos, que nos están dejando solos; encerrados en la Unidades de Terapias Intensivas con nuestros equipos de protección personal y con nuestros pacientes, sólo alentándonos entre nosotros”, narran sobre el mundo paralelo que se vive adentro de los hospitales donde no importa el "take away", la vuelta del fútbol o las "libertades individuales".
Los profesores de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata argumentaron que “parece haber dos realidades. Una es la de los hospitales con la lucha brutal y desigual contra la enfermedad y la muerte. Otra, la de las calles y plazas, con cada vez más gente que quiere disfrutar, que reclama sus derechos”.
Estos relatos, de quienes alguna vez fueron aplaudidos, marcan que no solo el número de camas es el límite entre la vida y la muerte sino la cantidad de recursos humanos. Sin trabajadores de la salud, las camas no sirven. Están agotados, cansados y decepcionados con esa sociedad que les da la espalda en lugar de una mano.
Al borde del colapso
Argentina registra 451.198 casos positivos de Coronavirus y ayer sumó 12.026 contagios, record en números. El total de muertes asciende a 9.361 y el coronavirus se expande como mancha de aceite. El 61,5% de los casos son de circulación comunitaria, es decir, el virus está por todos lados.
Si antes el epicentro era el AMBA con el 95% de los casos, actualmente el 35% corresponde al interior del país pero la situación en el área metropolitana es peor que antes, no mejor. Once provincias tuvieron que volver a fase 1 de aislamiento o imponer fuertes restricciones a la circulación. De los 135 municipios bonaerenses solo 4 no tuvieron casos de COVID-19.
El porcentaje nacional de ocupación de camas es del 61%; en el AMBA, del 66%; y en algunas provincias 54%. Las más complicadas son Rio Negro con 67%; Mendoza, con el 64%; o Jujuy, con el 71%”. Si achicamos el foco la situación es dramática: General Roca y Chipoletti, en Río Negro, están en un 100%, el gran Mendoza y San Salvador de Jujuy rondan el 90%. Estos números fríos significan que quien necesite una cama o un respirador, no la va a tener, y por lo tanto, va a fallecer.
Por último, los territorios cercanos (y no tanto) se afectan mutuamente. No hay posibiliblidad que la Ciudad tenga cierta "normalidad" y la Provincia siga con restricciones ya que la suerte de uno depende del otro. Si recordamos que el virus entró por la Ciudad de Buenos Aires y se expandió a todo el país es porque los distritos están interconectados.
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