Balastegui sobre el caso Úrsula: “Puede haber un efecto de descreimiento fuerte en el sistema de administración de justicia”
El caso úrsula Bahillo, la joven asesinada en Rojas por su ex pareja, puso una vez más en primera plana la problemática de la violencia contra las mujeres. Desde el ministerio de las Mujeres, creado en 2020, trabajan a través de diversas líneas que buscan asistir a las víctimas, brindarles herramientas más allá de las denuncias y abordar las masculinidades junto con los gobiernos locales.
La Dirección de Intervención en Situaciones de Alto Riesgo y Casos Críticos se creó en 2020. Agostina Balastegui, funcionaria a cargo del área, dialogó con LaNoticia1.com sobre la problemática de los femicidios y cuáles son los principales desafíos a la hora de desarrollar políticas de acompañamiento hacia las mujeres donde la intervención de la Justicia juega un papel clave.
En primera instancia, se debe saber que la Dirección Provincial tiene dos líneas de trabajo: intervenciones y la dirección de seguimiento. “Trabajamos con femicidios, travesticidios y transfemicidios, tentativas, averiguación de paraderos, desapariciones, privaciones ilegítimas de la libertad, incumpliemitno de medidas y desobediencia”, explica la funcionaria.
Balastegui, además, tiene a su cargo dos programas: el de dispositivos duales electrónicos (las tobilleras), y el abordaje integral de femicidios, travesticidios y transfemicidios.
El primero es una iniciativa que comenzó con el gobierno anterior, pero donde solo había 50 tobilleras activas, sin registros de los Municipios. Hoy en día el sistema se aplica en 24 municipios, y quienes no cuentan con las tobilleras, implementan los botones antipánico.
LN1: ¿Cómo funciona el sistema de tobilleras?
Balestegui: El programa de dispositivos duales tiene tres patas de intervención. El poder judicial, servicios penitenciarios que hacen la supervisión del servicio porque cuentan con la tecnología, usan las misma instalaciones que arresto domiciliario y las áreas de género de los territorios. Esas tres instituciones dialogan en la intervención de las situaciones de alto riesgo y el área de género hace acompañamiento de la mujer.
La tobillera se le coloca al varón con un rastreador que se le otorga y es como un celular. Mucha gente dice “se saca la tobillera” no hay posibilidades de eso, una vez que pierde la detección del cuerpo, porque se afloja por ejemplo, ya ahí se interviene. Nuestra central de monitoreo se comunica con el violento por el rastreador. Nosotros ya intervenimos con más de 2700 casos. Si el señor se saca la tobillera se envía un móvil y se inicia una persecución policial. Si se afloja la tobillera eso marca una alerta que permite que se comuniquen con la persona, le diga que se acerque a la comisaría más cercana para hacer un servicio técnico. A su vez también hay situaciones donde los violentos dejan el rastreador en la casa y se van, ahí perdemos la supervisión del señor. Si encontramos que el varón ingresa en el perímetro que es 1000 metros porque es el tiempo de acción que tenemos con policía, se trabaja con el despacho de móvil temprano, con el 911 que tienen la central de monitoreo de tobilleras.
Más allá de las medidas adoptadas, la directora afirma que el femicidio “es estructural y lo estructural tiene que ver con los operadores que intervienen en el caso, no solo responsabilidad del poder judicial. Cuando vemos que ya no alcanza el dispositivo dual hacemos presentaciones judiciales a la justicia penal para que se investigue estos delitos. Si la justicia penal después de 50 incumplieminto de la tobillera sigue sin detenerlo hay un problema estructural”.
Aquí es donde Balastegui alerta sobre el trabajo en los municipios chicos donde entra en juego un factor tan básico como el de la señal y la inversión a cargo de las empresas telefónicas porque las tobilleras usan el chip de Movistar y Claro. “Es importante poder pensar en qué importante es la inversión de empresas. Por ahí hay zonas rurales que no tienen buena señal y ahí no se puede usar ni botón, ni tobillera. El desafío del año 2021 en tobilleras es llegar a los 135 municipios, plegar acciones y modificar el protocolo de alerta”, sumó.
El dispositivo dual trabaja con la masculinidad y es en este sentido que la funcionaria señala que en base al diálogo con los municipios pudieron observar que no se aborda este ámbito. Por ello “seguramente deje de hostigar a esa mujer pero vaya a buscar a otra víctima porque está en su conducta el ejercicio de la violencia y no se ha trabajado”.
Sin embargo, advierte que cuando se busca trabajar desde este enfoque con los Municipios “muchos dicen que no hay presupuesto, que se destina al abordaje de la violencia y no del violento” por lo que desde el área han impulsado políticas como “Comunidades sin violencia” que permita pensar en aquellos varones que no llevan tobillera, pero donde aun así se deben desarmar las estructuras hegemónicas para trabajar en la prevención de la violencia y no solo en los femicidios, entendiéndolo como la culminación de ese ciclo de violencia.
LN1: ¿Cuáles son los principales desafíos de abordar la problemática del femicidio?
Balastegui: El principal desafío es, en primer lugar, la aplicación del protocolo de investigación de muertes violentas del año 2017. Los fiscales tienen la obligación de velar por este protocolo, es una cuestión trascendente para la investigación en la violencia hacia las mujeres. Hay otra cosa que hacemos que es intervenir en homicidios que no son investigados como tal, donde hay averiguación de causal de muerte.
LN1: ¿Cómo intervienen en esos casos?
B. Tomamos lectura del caso, vista del expediente, aportamos perspectiva de género al fiscal, damos nuestra opinión, ayudamos a la investigación aportamos declaraciones testimoniales hay una parte de intervención judicial, tenemos parte del equipo que trabaja en el abordaje integral del femicidio y a su vez decir que el abordaje integral está dado por asistencia psicológica a la familia, asistencia económica porque no tiene recursos para un sepelio, para viajar. Producto del aislamiento que llevaron a las mujeres a ser víctimas de femicidios es la ausencia de redes.
Tras abordar diversos casos, desde el Ministerio de Mujeres, lograron llegar a una matriz de indicadores de riesgo donde, por ejemplo, la ruralidad es uno de ellos. Tomando como caso el femicidio de Ursula, la joven asesinada en Rojas, Balastegui explicó que los indicadores de riesgo estaban a simple vista: “No tuvieron en cuenta antecedentes penales, no tuvieron en cuenta que había incumplimiento de medidas de prevención, poder pensar no solamente en velar sobre el protocolo sino también que hemos creado una guía de intervención trabajada con los municipios”..
LN1: ¿Que puede hacer una víctima en situación de violencia de género para pedir ayuda?
Balastegui : Hay dos posturas grandes, una que dice siempre recomendar la denuncia, es algo contrario a lo que luchamos. ¿Para el proceso de salida de violencia es necesario siempre hacer la denuncia? Y no, pero para eso tiene que haber otras políticas públicas que alojen a esas compañeras y que no sigan estando en riesgo. No es solamente que esta víctima la única ayuda a la que pueda acceder es a través de una denuncia, tiene que haber otros dispositivos que alojen a estas compañeras, esto se está construyendo fortaleciendo áreas de género, antes no había, hoy las hay.
Hay una red de hogares que trabaja en coordinación con la línea 144. Pensamos que si una persona llama al 144 no podemos mandarla a la comisaría. El protocolo que estaba pensado hasta ahora de la Red de Hogares planteaba que se haga la denuncia para ingresar a un hogar. Hoy proponemos otro, no puede ser la revictimización. La línea 144 trabaja con un protocolo que no siempre es llevarla a hacer la denuncia, salvo que este en contexto de riesgo o si tenemos lesiones. Si estan en contexot de violencia psicológica verbal o económica el estado tiene que diseñar programas sociales, para eso está el Programa Acompañar, el Potenciar Trabajo.
LN1: ¿Cómo se trabajó en el caso de Úrsula Bahillo?
B: Se inició el abordaje yendo a Rojas. Viajamos el martes apenas nos enteramos del hecho, nos reunimos con la directora de área de Género, Desarrollo Social, dialogamos sobre todos los errores que veíamos recientemente. No habíamos podido reconstruir toda la historia, queríamos escuchar qué había pasado y saber cuál era la postura del municipio. En segundo lugar nos reunimos con la familia de Úrsula, en las primeras horas, en la organización del sepelio, la presentación en la causa judicial, el diálogo con la fiscalía, hablamos con la morgue, fiscal del casos, ayudante fiscal, si hubo medidas previas, se habló con el Juez de Paz que tomó vista del expediente. Todas esas presentaciones judiciales que hicimos fue para reconstruir la ruta crítica de esa compañera. Después nos juntamos con poder legislativo, con el intendente, fuimos reconstruyendo y accionando en base a lo que falló para trabajar en la política pública, planificamos una reunión de la Primera Mesa local intersectorial de la violencia, donde participan todas las instituciones y actores de poder judicial, salitas, escuelas, directora de género, un espacio de encuentro para pensar en rutas críticas.
El viernes nos reunimos con el intendente para ver en que se había avanzado. Lo primero que recomendaos fue tener un celular de guardia, 24 horas, hoy Rojas tiene celular de guardia, recomendamos un mail que tenga una guardia 24 horas porque el mail que tenía el oficio de botón antipánico había llegado al municipio y el municipio cierra a las 2 de la tarde, los femicidas no esperan. Nos reunimos con la ex pareja de Martínez, la acompañamos en el juicio, viajamos al juicio, y reconstruimos con la fiscalía general otra causa donde hay una víctima menor de edad. Hay muchas aristas, el desafío de lo que viene es profundizar eso, sostener intervenciones, trabajar en fortalecimiento del territorio.
LN1: ¿El caso Úrsula visibilizó las fallas en el sistema?
B; Si, y muchos municipios después de eso empezaron a reaccionar, la gente lo pide, la calle está alerta, y eso es importante que se pueda ver en términos políticos,. El abordaje de políticas públicas son decisiones políticas, el municipio que no lo trabaje por algo será.
LN1: ¿Cuesta que las mujeres confíen en el Estado a la hora de solicitar ayuda?
Balestegui: El año pasado, una de las cosas que vemos que en el 70% de víctimas de femicidio no habían denuncias previas. Uno de los indicadores que hay más allá del no acceso a la justicia porque son víctimas pobres, el no acceso a recursos, a redes, muchas no habían llamado a 144. Muchas de esas víctimas no creyeron en el sistema de administración de Justicia que se les ofreció. Esto tiene que ver con lo que está pasando con el tema Úrsula, yo creo que puede haber un efecto de descreimiento fuerte en el sistema de administración de justicia y eso no ayuda y esto es algo que tenemos que construir como operadores del territorio. Cuando ves que hay un sistema judicial que desoye a las víctimas, tiene estereotipos de género y sigue sosteniendo “mujer que miente”, y se lo dice en la cara es un poder judicial que es apático. Así como hay jueces y juezas y fiscales con perspectiva de género, también hay quienes no tienen nada que construyen algo histórico y misógino, casos que han llegado de casación de jueces que han dicho “La mató porque no hizo las cosas que tenía que hacer en la casa”, eso es la falta de perspectiva de género que no le permite ver que había un femicidio.
LN1: Respecto a la perspectiva de género, hace unos días diputados de JUntos por el Cambio presentaron la “Ley Alejo” para modificar diversas leyes referidas a la violencia de género y concientizar sobre la violencia hacia los hombres ¿Qué visión tienen al respecto?
B: Es histórica la cuestión ideológica. La violencia por razones de género trae muchos desafíos en lo discursivo, el discurso siempre construye sentido común. En esto de “las mujeres no son las únicas que sufren violencia de género, también los varones” he encontrado partes de policía que decían “El hombre sufría violencia de género” o “agravado por contexto de violencia de género”, creo que es lo que venimos dando como discusión, y me parece que ahí lo que trae esto son sectores ideológicos ligados a la antipolítica, la apología del delito, de los antiderechos, un monto de otros sectores representativos. Ponían “Ni uno menos”, y ponen corazón celeste, es representativo, me parece que la cuestión está alineada a este sector. La cuestión está en poder correr el eje de la discusión y entender que Alejo tal vez también fue víctima de la violencia patriarcal, el patriarcado también se expresa en mujeres, hay mujeres machistas, entonces poder pensar en que la discusión la tenemos que llevar ahí, a ese lugar donde se conjugan esas violencia . Es violencia de género porque sistemáticamente la opresión está sobre nosotras, eso hay que desarrollar ahi.
LN1: ¿Aumentaron los casos de violencia de género durante la cuarentena?
B: Esto lo hemos analizado en términos de interanual. Lo que hemos visto en 2019 a 2020, es una variación mínima, es muy poco. En cuanto a denuncias no hay registros que podamos decir hay más, lo que sí podemos ver que hay aumento de llamadas a la línea 144, cerca de un 40% o 50% de incremento. No solo llaman mujeres para ser acompañadas en violencia, hay un crecimiento de llamados para cuestiones de otro tipo de orden económico, para preguntar por un programa, o que están en violencia familiar. Decir que se ha sostenido en la estadística es importante en un año de pandemia, significa que si no hubiésemos tenido pandemia tal vez ese número hubiese sido otro.
En este sentido enumera como otros desafíos del área “abordar integralmente un femicidio, la prevención de violencia con tobillera, de instalar botones antipánico en la Provincia, el desafío de poder velar por el cumplieminto de protocolos de averiguaciones de paradero”.
LN1: ¿Qué se debe hacer cuándo hay una desaparición?
Balastegui: Lo primero que tiene que hacer la familia es la denuncia. El primer obstáculo es que las familias se dirijan a la comisaría, sigue fuertemente instalado el mito de la espera de 48 o 24 horas. Ahora imprimimos cartelería con el ministerio de Seguridad para las comisarías, que diga recomendaciones a la hora de denunciar desaparición o cualquier violencia, no solo en la de la mujer. Aquí el desafío es formar agentes policiales con perspectiva de género. Nos encontramos con ocho femicidios que abordamos víctimas desaparecidas que no se cumplió con los protocolos de investigación.
Encontramos que en los flyers de búsqueda nos llegan lo primero que hacemos es llamar a la familia y pedirle que saquen sus números personales y poner el 911, porque también hay muchas redes de trata que operan en desapariciones. Hay víctimas de femicidio que estaban en esa instancia y había entorpecimiento de la investigación porque llamaban y le decían a las familias “estuvo acá”
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