Castello se va de la Legislatura: deja 170 proyectos, críticas a Kicillof y un despacho violeta que se viralizó en redes
El diputado liberal por la Sexta Sección se despide tras cuatro años de intensa gestión en la Cámara baja. Fue el legislador que más proyectos presentó, centrados en la baja de impuestos y reformas liberales. No dejó de criticar al gobernador bonaerense y le dejó un mensaje a la intendenta de Quilmes, quién ocupará su despacho.
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El diputado provincial saliente Guillermo Castello, representante de la Sexta sección y figura del liberalismo bonaerense, termina su mandato después de cuatro años intensos en la Legislatura. Conocido por su estilo frontal, asegura que cierra esta etapa con un “gusto agridulce”: deja 170 proyectos presentados, pero la mayoría sin tratar por la correlación de fuerzas. En diálogo con LANOTICIA1.COM hace un repaso de su gestión, analiza el clima político, cuestiona al gobierno de Axel Kicillof y adelanta cuáles serán sus próximos pasos.
— ¿Qué balance hacés de tu paso por la Legislatura?
— Justo publiqué un video donde hago un balance general. Presenté 170 proyectos en estos cuatro años, algo que requirió muchísimo trabajo. Al inicio del mandato asumí el compromiso de revisar las 15 mil leyes de la Provincia y los 2.500 decretos-ley. Armé un equipo de abogados y contadores, y nos pusimos a leer norma por norma. De esa revisión surgió un paquete enorme de iniciativas: desregulación, antiwoke, baja de impuestos, reforma fiscal, entre otros. Solo ese paquete tiene 150 proyectos. Hoy veía una nota que decía que yo era el legislador con más iniciativas, hablaban de 110. En realidad fueron 170. Así que trabajamos fuerte.
Me voy con un gusto agridulce: hice el trabajo, pero por ser minoría muchos proyectos no avanzaron. Igual dejo un legado para los que vienen, que van a tener más fuerza parlamentaria. Ojalá dentro de dos años, con un gobernador liberal, todo este paquete pueda transformarse en ley.
— Una parte importante de tus proyectos estuvo enfocada en bajar impuestos. ¿Cómo ves hoy a los bonaerenses en ese sentido?
— Veo un cambio de clima muy fuerte. Vos te acordarás: en 2017 presenté un proyecto para permitir Uber y Cabify sin trabas, y los taxistas me puteaban de todos los colores. Hoy los mismos taxistas trabajan con aplicaciones y piden que se regule. Eso muestra que la sociedad mutó. Cosas que antes eran imposibles de discutir —baja de impuestos, reforma laboral, baja de retenciones— hoy son temas normales en cualquier mesa.
La gente está harta de que el Estado no preste servicios y cobre impuestos. La política va más lenta, porque las cámaras se renuevan cada dos años, pero la sociedad ya cambió. Y un gobierno liberal en la Provincia va a hacer suyo todo este paquete de reformas.
— ¿Y cómo ves al resto de las áreas del Estado? Educación, salud, seguridad…
— Veo un gobierno atrapado en un discurso kirchnerista que atrasa 50 años. En educación no quieren enfrentarse a Baradel y a todos los privilegios instalados hace décadas. La escuela pública bonaerense está estallada y nadie quiere asumir el costo político de cambiar nada. En seguridad es lo mismo: administrar la crisis sin que explote. Y en salud, igual: nada de reformas profundas.
Para mí, Kicillof está pensando solo en llegar lo más cómodo posible a la elección dentro de dos años. No hay ninguna voluntad de transformación real. Van a ser dos años perdidos. El próximo candidato a gobernador debería hacer en la Provincia lo que Milei está haciendo a nivel nacional. Si no, nada va a cambiar.

— ¿Cómo describirías el funcionamiento de la Legislatura en estos cuatro años?
— Lo divido en dos etapas. Los primeros dos años fueron de irrupción: un bloque chico pero claro, con identidad liberal y un discurso distinto. Eso generó sorpresa y también un espacio donde nos sentíamos cómodos y bien definidos.
Después, con el triunfo de Milei, entraron nuevos legisladores. Algunos sin experiencia, otros con poco bagaje liberal. Tuvimos que confluir en un solo espacio, cuando en realidad había cuatro bloques liberales distintos. A eso se sumó la interna feroz del oficialismo. Nadie imaginaba que la pelea entre kirchnerismo, massismo, intendentes y Kicillof iba a paralizar tanto la Legislatura. Hubo muy pocas sesiones y dos años sin presupuesto. La interna del peronismo terminó arruinando el funcionamiento normal de la Cámara.
— ¿Cómo evaluás el endeudamiento que aprobó Kicillof en los últimos días?
— Lo dije en el recinto: es un endeudamiento imposible de acompañar. Lo que hicieron parte del PRO y del radicalismo, acompañando a cambio de cargos, fue una estropicia. Modificaron la carta orgánica del Banco Provincia para meterse cargos con sueldos millonarios. Al contribuyente lo joden dos veces: primero con el endeudamiento de 3.600 millones de dólares, que pagarán las próximas generaciones; y después con los salarios de esos nuevos funcionarios. Hice el cálculo: son unos 420 millones de pesos por mes que va a pagar la gente.
Nosotros estábamos dispuestos a acompañar solo la parte destinada a refinanciar deuda. Pero el resto es para financiar gasto corriente, y eso no lo podemos avalar. El oficialismo fue por todo y encontró socios en la oposición. Y los jóvenes de hoy van a cargar con esa deuda.

— En las últimos horas se viralizó tu publicación sobre el despacho pintado de violeta, que ahora ocupará Mayra Mendoza. ¿Qué pasó ahí?
— Las autoridades de la Cámara me pidieron dejar el despacho “en buenas condiciones” para la nueva diputada, que iba a ser Mayra Mendoza. Se me ocurrió mostrar una foto con el despacho pintado con los colores de La Libertad Avanza y se armó un revuelo enorme. La gente creyó que pasé todo el fin de semana largo pintando, pero en realidad estaba con mis hijas en Mar del Plata. El color violeta fue un efecto de inteligencia artificial, una pequeña broma, un ‘Día de los Inocentes’ anticipado para Mayra Mendoza, a quien le deseo suerte. En redes ya aclaré que no pinté las paredes de verdad, pero la noticia se viralizó mucho.
— A lo largo de tu mandato te las ingeniaste para que algunos temas se viralizaran y generaran ruido.
— Sí, y da para reflexionar. Presenté 170 proyectos de ley y ninguno superó las mil vistas, mientras que esta pequeña broma sobre Mayra Mendoza llegó a más de un millón de vistas.
Parece que a la gente y a los medios les gusta difundir cosas más fáciles de consumir. Lo hice varias veces con proyectos polémicos, pero siempre me sorprende: estudiamos 15.000 leyes, dedicamos meses a cada proyecto, y el trabajo detrás casi nunca se ve. En cambio, con una foto generada por IA, explota y se viraliza. Es preocupante, pero también es una forma de abrir debate y llamar la atención sobre temas que nos interesan.
— ¿Cuál fue el proyecto en el que más trabajaste y del que te sentís más orgulloso?
— El primero que presentamos y que fue central en la campaña del 2021 fue el de la boleta única de papel. Lo presentamos el 11 de diciembre con los tres legisladores de nuestro bloque. No es un proyecto polémico porque ya existe a nivel nacional, pero lo propuse antes de que empezara la discusión sobre la boleta única en todo el país. Me parece el proyecto más importante que debe encarar la nueva Legislatura, porque simplifica la votación para los ciudadanos y mejora el sistema republicano. Cuando uno mira los resultados de las elecciones de septiembre y octubre, se nota que este cambio es fundamental. Más allá de mi interés por la baja de impuestos y otros temas, este proyecto tiene un impacto real y concreto para la gente.
— Para cerrar, ¿qué viene ahora para Guillermo Castello?
— Voy a volver a mi actividad profesional, pero quedo a disposición del espacio liberal para aportar donde sea útil. Yo doy clases en la universidad y soy escribano, voy a meterme un poquito más en eso. Pero no desaparezco de la política. Voy a seguir trabajando por las ideas de la libertad.
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